Tira y afloja entre Ejecutivo y Legislativo


Una historia en cuatro episodios explicada en clave de presupuesto público


El pasado 6 de diciembre este jugo estuvo dedicado al proceso de aprobación del presupuesto público peruano para el 2024. Aquella vez hice énfasis en el increíble aumento del 12 % del gasto público y cuán difícil será ejecutarlo sin romper la regla fiscal.

Lo que está pasando desapercibido son las magnitudes en que han cambiado las cifras entre lo propuesto por el Poder Ejecutivo y lo que el Congreso terminó aprobando. ¿Por qué tendría que haber diferencias, se preguntarán algunos? Veamos.

Comencemos por lo más abstracto: la decisión sobre el destino de los recursos públicos suele ser responsabilidad de la representación política de los ciudadanos. En países como los Estados Unidos, por ejemplo, es la Cámara de Representantes, y no el Senado, quien detenta esa función sobre la base de una propuesta del Poder Ejecutivo. En el Perú, el esquema es similar: el planeamiento presupuestal y la respectiva propuesta provienen del Poder Ejecutivo y la autorización es función del Congreso. 

Cada pliego presupuestal prepara su presupuesto desde enero del año previo a su vigencia. Un pliego es una unidad de responsabilidad: un ministerio es un pliego, por ejemplo. Quien conduce el proceso es el Ministerio de Economía y Finanzas, que coloca topes al gasto por pliego y consolida la propuesta de gasto público. Esta propuesta es remitida al Congreso, a más tardar, el 30 de agosto de cada año y debe estar debidamente financiada, tal como establece el artículo 78° de la Constitución. Este artículo es crucial, porque también prohibe que los préstamos que haga el Banco Central de Reserva o el Banco de la Nación sean considerados como ingresos fiscales.

Pero volvamos al proceso normado en la Constitución. A partir de setiembre comienza el paseo de los ministros ante el Congreso para sustentar sus propuestas de gasto y ahí es donde comienza el tira y afloja político. De un lado, el proceso en cada entidad del Ejecutivo ha sido largo para establecer prioridades y montos para cada una. De otro lado, las comisiones del Congreso —la de presupuesto en particular— quieren llevar agua para el molino de sus jurisdicciones e intereses y hacer cambios en aquello que ya ha sido estudiado en el poder Ejecutivo.

Es sobre el resultado de este tira y afloja en el año que acaba de terminar al que dedicaré este y el resto de jugos de este mes. Por ejemplo, ¿en qué pliegos han ocurrido las mayores variaciones entre la propuesta del Ejecutivo y lo finalmente aprobado por el Congreso? Noten que las variaciones pueden ser hacia arriba o hacia abajo, y que gracias a las leyes de transparencia del uso de recursos públicos están disponibles en la página web del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).

Veamos. El Congreso de la República aumentó su presupuesto en 40.35 %. También se incrementó el de SUNAFIL en 11.81 %; el del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento en 7.10 %, y el del MIDAGRI en 5.56 %. Curiosamente, el presupuesto de la Presidencia del Consejo de Ministros es el que exhibe la mayor reducción, en 86.75%. También sorprende encontrar reducciones en el pliego de Salud —en 1.41 %—, en Educación —en 1.12 %—, y en el MEF —en 2.35 %—.  En todos los casos, la fuente de financiamiento que varía es la de que proviene de la Caja General del Estado, es decir, de los llamados Recursos Ordinarios.

Otra manera de examinar los cambios es según el nivel de gobierno. Es decir, en qué proporción cambió lo que puede gastar el gobierno central, los gobiernos regionales y los gobiernos locales. El nivel de gobierno que experimentó una mayor variación fue el nivel regional, que aumentó en 0.59 %; mientras que el conjunto de gobiernos locales aumentó en 0.04%. Claro, todo esto a costa de reducciones en el presupuesto asignado al gobierno central, que disminuyó en 0.21%. Curiosamente, todos los gobiernos regionales, menos la Municipalidad Metropolitana de Lima, experimentaron un aumento en la asignación presupuestal luego de la deliberación en el Congreso. Las 5 regiones con un mayor aumento fueron Puno, Arequipa, Ancash, Ica y Cajamarca.

Que esta visión general sirva de base para presentar aquellos cambios que más han llamado mi atención y las reflexiones que surgieron. ¡Continuará la próxima semana! 


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