Un lector y editor incansable ha elegido diez libros a poco del final de la FIL Lima
Falta muy poco para que termine esta nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Lima. Y sea que usted, lector, lectora, esté esperando los últimos días para asistir con la esperanza de chapar los mayores descuentos; o que no haya tenido tiempo hasta ahora; o postergase su visita para coincidir con alguna presentación; o, también y sencillamente, que no le dé la gana de enfrentarse a las aglomeraciones y prefiriese buscar sus lecturas entre la paz de las librerías, a continuación le endoso una brevísima lista de títulos a los que recomiendo prestarle atención.
Aunque el Fondo de Cultura Económica tiene notables lanzamientos, sería inelegante recomendar libros editados por uno, así que me limitaré a anunciar frutos sabrosos pero producidos en otros huertos.
Como dicen los celtíberos, al loro:
- Los alemanes, de Sergio del Molino (Alfaguara). La novela que sucedió a Cien cuyes en el premio Alfaguara trata de tres hermanos, descendientes de un linaje de alemanes asentados hace un siglo en Zaragoza. Lo que creían era una carga pesada ―y pasada― se revela hoy, sin embargo, como una intriga de ribetes insospechados. Tremenda.
- La llamada, de Leila Guerriero (Anagrama). La amauta del nuevo periodismo latinoamericano vuelve con otro perfil asombroso, desconcertante y magistralmente trazado: el de Silvia Labayru, una muchacha montonera secuestrada por la dictadura argentina a fines del 76. En la tenebrosa ESMA Silvia, además de dar a luz, sufrirá las desventuras más indecibles, y vivirá para contarlo.
- Cantar de Agapito Robles, de Manuel Scorza (Alfaguara). La editorial va ya en el cuarto volumen de ‘La guerra silenciosa’ de Scorza: la gesta del comunero Robles organizando a los suyos para hacer frente al juez Montenegro, que con tropelías se hizo de las tierras de los campesinos. Una historia de expolios y abusos que parece infinita, escrita con un nivel de lirismo pocas veces visto.
- Un lugar soleado para gente sombría, de Mariana Enríquez (Anagrama). Si bien Nuestra parte de noche terminó de consagrarla en todo el mundo, yo sigo prefiriendo los cuentos de Enríquez. Y aquí la rompe: son doce viñetas de espanto con sus recurridas notas de marginalidad y superstición: fantasmas, chicas perdidas, pueblos abandonados, seres fantásticos y crueles para estrujar las páginas del libro.
- Invitación al viaje y otros cuentos inéditos, de Julio Ramón Ribeyro (Alfaguara). El escritor más entrañable regresa con el que será el libro más vendido de la FIL: cinco relatos que JRR habría dejado listos, pero no publicados. El resultado es irregular: el cuentos del título, “La celada’ y ‘Monerías’ bien pudieron integrar ‘La palabra del mudo’, forman parte de ese universo tan reconocible. Vale la pena volver al flaco.
- Nuestros venenos, Augusto Effio (Peisa). Esta novela merece atención. Effio ha acumulado años de oficio para entregar esta historia negra brutal alrededor de la muerte de Alan García. Todo aquí resulta sorprendente, desconcertante, imprevisto. De verdad, una revelación.
- Sontag, de Benjamin Moser (Anagrama). Si disfrutaron la biografía que Moser hiciera de Clarice Lispector, aquí se pasarán de vueltas. Es un libro-monumento dedicado a una de las figuras más descollantes de la intelectualidad contemporánea, desde que fuera una niña que decide “transformarse” hasta los claroscuros de la gloria. Ganó el Pulitzer hace unos años. Se lee como una novela, es una cosa tremenda.
- El fantástico sueño de aniquilar esto, de Giacomo Roncagliolo (Random House). Este señor es, claramente, uno de los autores peruanos recientes más atendibles. Aquí presenta una fábula oscura, un tecno-thriller sobre los límites del deseo ―y de la ansiedad, y del daño― en un mundo sumergido en lo digital. El fin del mundo que conocemos, amigos, está más cerca de lo que creemos.
- Mis vicios impunes, de Guillermo Niño de Guzmán (Tusquets). Segunda entrega de estos exquisitos apuntes literarios, artísticos, misceláneos, de una de las sensibilidades más altas de la patria nuestra. Un libro para dejar cerca y abrir y disfrutar tanto por la pluma del autor como de esas pequeñas revelaciones, puertas que nos invitan a seguir leyendo, aprendiendo. Joya.
- ¡Punk! Las Américas, de Olga Rodríguez-Ulloa, Shane Green y Rodrigo Quijano, editores (Pesopluma). Esta pundonorosa casa editorial nos presenta un collage de textos y enfoques desde todos los paraderos continentales para poner en entredicho (por si fuera necesario) el patrón del punk blanco, viril y anglocentrista. Así se revitaliza la contracultura: viendo con los ojos y no con el prejuicio.
Seis estaban en mi radar, ya me hice de tres.