Ministra, sálvese


Una humilde recomendación para que la nueva ministra de Cultura esquive la ignominia.


El miércoles, mientras preparaba el aderezo para las lentejas, publiqué un breve post en Facebook:

          “VÁSQUEZ KUNZE A CULTURA!

          No, mentira, solo quería asustarlos con algo que hace una semana les hubiera dado risa”.

          Muchas caritas risueñas, comentarios del tipo “Escupí la sopa”, “Me debes un Ansiopax”, “No malees”. Sin embargo, unos pocos no lo tomaron tan a la broma. “Como las huevas” me puso alguien. 

          Luego de tres días funcionando sin ministros, se acaba de anunciar el gabinete. El miércoles 11 en la noche Ántero Flores-Aráoz dijo que ya estaba casi listo, que solo le faltaba elegir la cabeza de Cultura. Esto podía significar tres cosas: a) que el asunto simplemente no le interesa ni a Merino ni a Flores-Aráoz, se trata de un tema con el que cumplir y ya; b) no tenían idea de a quién llamar; c) nadie sensato estaba dispuesto a aceptar el cargo viniendo de este sachagobierno. Bien podían ser las tres opciones juntas. Una de las supuestas candidatas fue la periodista Sonaly Tuesta, quien pronto zanjó la cuestión en su cuenta de Twitter: “Jamás traicionaría mis principios democráticos. Cuando te interesa tu país, estás del lado correcto”. Cuando le hice la pregunta a la historiadora Cecilia Bákula, otra de las voceadas, prefirió guardar silencio.

          Y sucede que mientras escribo esta columna, cerca del mediodía del día jueves 12, un tuit de El Comercio anuncia que la nueva ministra de Cultura es María del Carmen de Reparaz. La señora De Reparaz goza de un buen nombre. O así era hasta hace un rato. Su área de experiencia es el Turismo y llegó a ser durante muchos años directora de Promperú y viceministra del rubro. Tiene, pues, probada experiencia en la gestión pública. Asimismo, es miembro del consejo consultivo del museo Pedro de Osma. Sin desmerecerla como profesional, su elección confirmaría lo dicho en el párrafo previo: no es ninguna representante del mundo cultural y, más bien, abonaría esa idea tan pobre de suponer que la cultura pasa, sobre todas las cosas, por la exposición de bienes materiales e inmateriales para su consumo y disfrute. Quienes piensan eso también creen que habría que arrejuntar el Mincul y el Mincetur. Y no, pues.

          Vale, la señora De Reparaz no es Vásquez Kunze, pero dudo que sea la persona idónea. Cuando se lo pregunten, seguramente dirá que ha aceptado el cargo por patriotismo, que alguien tenía que bancárselo y le tocó a ella. Su aceptación, sin embargo, significa también el respaldo al golpe de Estado truculento que estamos sufriendo y combatiendo. Es una decisión temeraria, pero cada quien hace lo que su conciencia o sus intereses le dictan, y la historia sabrá cómo calificarla.

          Sus habilidades de gestión le serán muy útiles en el encargo, pues eso es lo que más falta en el sector. Pero yendo a lo práctico, quisiera recomendarle algunas cosas que, desde mi óptica y experiencia, debería atender si es que se tratase de una rara avis, una infiltrada entre tanta conserva de dinosaurio.

          De Reparaz tiene que seguir el camino marcado por la flamante Política Nacional de Cultura al 2030 que, aunque no es perfecta, señala por primera vez un camino coherente y de mediano plazo. Esto, para suceder, debe venir con un replanteamiento del Reglamento de Organización y Funciones del Mincul: generar un organigrama más moderno para que el ministerio deje de ser una extensión del INC y arribe, por fin, al siglo XXI.

          Más, ponerse de pico y patas en dos grandes políticas públicas: la del Libro, Lectura y Bibliotecas; y, sobre todo, la de Pueblos Indígenas. Con ello se salvaría de la ignominia. Pero, además, De Reparaz debe seguir apostando por una mayor integración dentro del mismo ministerio, haciendo que la interculturalidad sea de verdad transversal (empujando, por ejemplo, el área de patrimonio inmaterial: Ruraq Maki es un buen ejemplo de la potencialidad del sector cuando se conjugan interculturalidad y patrimonio). 

          Más tocante con la pandemia y la crisis económica, hay que seguir promoviendo la reapertura de los museos y sitios arqueológicos —nuestra gente también necesita espacios públicos culturales— y, a la brevedad posible y con los controles pertinentes, permitir la reapertura de teatros.

          Por el lado de los apoyos, la ministra debe asegurarse del buen fin, transparente y eficiente, de los subsidios considerados en el Decreto de Urgencia 058. El problema llegará cuando se acabe ese dinero, que será pronto, y muchos artistas y trabajadores de la cultura se queden en el aire. Entonces De Reparaz tendrá que buscar a su colega de Economía y, lo más probable, es que la deje en visto. Dudo muchísimo —pero muchísimo— que José Arista considere que la Cultura es un sector clave, como sí lo hacía Toni Alva.

          Por último, en cuanto a pueblos indígenas, el Mincul debe continuar trabajando hombro con hombro con el Minsa y el Midis para que Qali Warma siga llevando alimentos a las comunidades. Además, hay que estar muy atentos a la salud de dichos pueblos, considerando el riesgo de la segunda ola de Covid-19, la temporada de dengue y, lo más preocupante, la difteria.

           La señora De Reparaz ha tomado una decisión equivocada al respaldar esta vergüenza gubernamental. A mi juicio, ninguna persona decente puede aceptar trabajar para un presidente espurio como Merino. Pero suponiendo que las luchas que se libran en las calles, las casas, las redes sociales y la prensa independiente no lograsen su objetivo, y terminásemos siendo gobernados por esta pandilla de bandidos ordinarios, al menos que no meta mucho la pata. El Perú necesita hoy, más que jamás en su historia, un ministro de Cultura con garra, corazón y ganas de gastar sus suelas. Como todos los que saldremos a marchar esta tarde, y mañana y pasado hasta derrumbar esta patraña.

3 comentarios

  1. Paula

    El poder corrompe. Ojala que no meta la pata ni la mano a las arcas del estado

    • Pilar

      La calidad personal y técnica de María del Carmen de Reparaz no está en duda, salvo haber aceptado integrar un gabinete cavernario y desfasado de la realidad. Dudo que pueda hacer algo en este corto tiempo.

  2. Russela Zapata Zapata

    Aceptar ser parte del grupo Merino – Flores Araoz dice mucho de quién lo hace.

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