¿Cuál es la gracia de un decreto supremo a favor de la equidad si el mismo Ejecutivo lo sabotea?
Como varios de ustedes ya saben, a fines de agosto de cada año el Poder Ejecutivo le debe remitir al Legislativo la propuesta de presupuesto público para el siguiente año fiscal. Este hecho es precedido por la publicación del Marco Macroeconómico Multianual, un documento que contiene el análisis y los supuestos que sostienen las proyecciones presupuestales. El trimestre que se inaugura con la remisión de la propuesta y su aprobación en el Congreso a fines de noviembre es uno muy intenso en discusiones entre ambos poderes, y cuya visión pública ocurre durante las comparecencias de los ministros de Estado ante las respectivas comisiones del Poder Legislativo.
Comencé mi atenta lectura del proyecto de ley, y en la primera línea me topé con que estamos viviendo el Decenio de la Igualdad de Oportunidades entre mujeres y hombres. Ello provocó que mi atención virara de la preocupación analítica por los detalles del presupuesto hacia su aplicación en este decenio tan importante.
Así, averigüé que el 6 de enero de 2018 fue cuando se publicó en el diario oficial El Peruano el decreto supremo que declaraba el periodo 2018-2027 como el Decenio antes mencionado. Para ubicarnos en la reciente historia política del Perú, recordemos que unos pocos meses después, en marzo de 2018, se consumaba uno de los terremotos políticos de cuyas réplicas aún somos testigos: la renuncia del presidente Kuczynski.
Pero volvamos al decenio por entonces bautizado. A pocos años de que culmine, me pregunté cómo se había gestionado el presupuesto para tal fin. Me concentré entonces en el presupuesto del pliego 039: Mujer y Poblaciones Vulnerables.
Para no echar leña al fuego, comencé el análisis en 2014, durante los últimos años del mandato del último presidente que pudo cumplir los cinco años para los cuales fue elegido. Tres años antes se había creado el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social y estaban claras las funciones y rectorías de cada uno, tal como recordé la semana pasada en el Jugo que me compete.
Entonces, comparé las tasas de crecimiento del pliego 039, Mujer y Poblaciones Vulnerables, con aquella del Presupuesto Total para el periodo 2014-2025, para averiguar si había crecido la importancia relativa del pliego durante los años analizados. Ello ocurriría si creciera a una velocidad mayor que la del crecimiento del presupuesto total.
Pasé los datos a un gráfico que recoge en azul la tasa de crecimiento del presupuesto del pliego MIMPV, y en rojo la que corresponde al presupuesto total de la República.
Lo que nos muestra el gráfico es un comportamiento errático en la prioridad que le han dado los gobiernos al Decenio de la Igualdad de Oportunidades. En el periodo, solamente en tres años este presupuesto ha crecido más que el presupuesto público: 2017 —el presupuesto que dejó el gobierno de Humala—, 2019 —justo cuando se hizo la declaración del Decenio— y 2024, cuando entró al poder la primera presidenta de la historia del Perú. El resto de años no solo no crece al mismo ritmo, sino que incluso decrece.
El crecimiento del año 2019 es destacable y atribuible a una gestión que duró más de un año a la cabeza de la cartera. Ana María Mendieta fue la ministra de aquel periodo, a quien también le podemos agradecer el impulso a la aprobación de la Política Nacional de Igualdad de Género.
Otra manera de transmitir el compromiso con la declaración del Decenio de la Igualdad de Oportunidades es averiguando el monto total asignado cada año y calculando su importancia relativa en el presupuesto total. Aquí la cifra es risible: por cada 100 soles del presupuesto total, solo se gasta 34 centavos en el MIMPV.
Si no ponemos suficientes recursos para la primera línea redactada en el proyecto de ley, entonces no sé qué clase de chiste estamos tratando de contar.
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