Sinceremos el Ministerio de Cultura 


¿Por qué nuestro patrimonio arqueológico es celebrado por la geopolítica mundial, pero desprotegido por nuestro Estado?


Ana Cecilia Mauricio es profesora asociada de la Pontificia Universidad Católica del Perú y exploradora del National Geographic. Es licenciada en arqueología por la Universidad Nacional de Trujillo, magíster en Estudios Climáticos y Cuaternarios, y doctora en Geoarqueología por la Universidad de Maine, EE.UU. Desde 2012 dirige un programa de investigación multidisciplinario en el valle de Chao, en la costa norte peruana, que estudia el origen y desarrollo de la monumentalidad y la complejidad social, y el papel que juegan el clima y el medio ambiente en estas transformaciones sociales. 


El pasado 14 de noviembre, la presidenta de Perú y el presidente de China inauguraron virtualmente el megapuerto de Chancay, posiblemente la obra pública más relevante de la última década. Con motivo de este acontecimiento, Xi Jinping publicó en El Peruano un artículo titulado El barco de la amistad chino-peruana: que zarpe hacia un futuro más brillante. En él, destaca la importancia del megapuerto para ambos países, que su construcción es fruto de sus buenas relaciones, y vincula esta colaboración a las culturas milenarias de China y Perú, que comparten visiones de esfuerzo y progreso. El texto incluye múltiples referencias a culturas prehispánicas y a la arqueología, señalando que la rica historia y cultura de Perú lo convierten en un aliado natural para China en esta relevante obra para la geopolítica mundial.

Que el líder de una de las naciones más poderosas del mundo resalte el valor histórico y cultural de un país como Perú, no es casualidad. El reconocimiento que tenemos internacionalmente está fuertemente relacionado a nuestra cultura, más específicamente a nuestra historia milenaria, reflejada en nuestros famosos monumentos arqueológicos, nuestra multiculturalidad, tradiciones, festividades y, últimamente, la gastronomía, que es también una expresión cultural. Particularmente, el legado de los “antiguos peruanos” —que nos otorga reconocimiento mundial por haber sido una de las cunas de civilización del planeta— es parte importante de nuestro patrimonio cultural: es la fuente que construye nuestra identidad y constituye una poderosa herramienta de desarrollo para nuestro país. 

En contraste, lo que es admirado y valorado internacionalmente parece ser despreciado a nivel local. En lugar de proteger nuestro patrimonio cultural —como haríamos con cualquier otro tipo de patrimonio, personal o nacional—, parece que buscamos la menor excusa para verlo como un obstáculo para el “desarrollo” del país. Por ejemplo, en septiembre pasado, el Ministerio de Cultura del Perú emitió el Decreto Legislativo 1680, también conocido como DAS, que establece que para “acreditar” la ausencia de evidencias arqueológicas en una determinada área, bastará con presentar un documento firmado por un arqueólogo, donde se indique dicha inexistencia. Esto permitirá la emisión de un Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA), el mismo que habilita cualquier tipo de obras en el área. Los detalles del DAS se han incluido en el proyecto del nuevo Reglamento de Intervenciones Arqueológicas (RIA), disponible en la web del Ministerio de Cultura, el cual no solicita información detallada, ni planos precisos para el DAS y permite enviar fotografías aéreas con baja resolución. Así, este reglamento indica que se puede enviar fotografías aéreas tomadas con drones con una resolución de apenas 25 a 50 cm por píxel (es decir, que cada píxel de la foto representa 25 o 50 cm de la superficie real). Para ponerlo en sencillo: esto es igual de “preciso” que explorar cualquier área usando Google Earth desde casa. Pero quienes usamos drones en nuestros trabajos arqueológicos sabemos que una foto aérea que permita ver construcciones y objetos en superficie debe tener una resolución menor de 10 cm/px, es decir, al menos el doble de precisión. Estas imágenes más precisas son muy fáciles de obtener con cualquier dron promedio y disponible en el Perú. 

Pero más preocupante aún es que, si bien el nuevo Reglamento describe un procedimiento para el DAS, estos no serán revisados por el Ministerio de Cultura para comprobar la veracidad de la información, es decir, se tomarán por ciertos los documentos enviados, sin evaluarlos. Resulta obvia la intención del Ministerio de Cultura de debilitar los procedimientos establecidos para obtener el Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos, flexibilizando al límite los requisitos con el DAS, bastando ahora, prácticamente, una declaración jurada.

Pero ahí no acaba la cosa: el nuevo Reglamento de Intervenciones Arqueológicas, que está a punto de publicar el Ministerio de Cultura, establece otra escandalosa modificación: ahora los sitios arqueológicos estarán categorizados en A, B y C, para “rankear” su supuesta importancia y valor. Esto es lo que dice el nuevo reglamento: “Bienes inmuebles prehispánicos de Categoría A.- Conformado por los bienes (…) cuyo Alto Potencial Arqueológico constituye un recurso para el desarrollo de actividades que fortalecen la identidad nacional y contribuyen al crecimiento económico (…). Bienes inmuebles prehispánicos de Categoría C.- Conformado por los bienes (…) cuyas condiciones actuales limitan la obtención de información científica e histórica referida a su caracterización cultural, funcional y/o cronológica”. Lo que he mencionado se relaciona con otras modificaciones del mismo Reglamento, donde se establece que los sitios de categoría C pueden ser sujetos de “rescate arqueológico”, es decir, acepta excavarlos hasta desaparecerlos. Bajo esta perspectiva, sitios emblemáticos como Cerro Sechín, las Líneas de Nazca o Caral habrían entrado en la categoría C, si sus investigadores se hubieran dejado llevar por los escasos restos arqueológicos que vieron en la superficie durante sus exploraciones iniciales. ¿Cuál es el beneficio que tiene esta categorización para el patrimonio arqueológico del Perú? ¿Quiénes serán las mentes brillantes y hasta clarividentes que se encargarán de establecer los criterios de estas categorías? ¿Qué herramientas actualizadas, confiables y de alta resolución usará el Ministerio de Cultura para esto? 

Tanto el DAS como el nuevo Reglamento no hacen más que ratificar los continuos esfuerzos del Ministerio de Cultura para desvincularse de algunas de las principales funciones para las que este fue creado, es decir, la protección, promoción y gestión del patrimonio cultural del país. Ante tal insistencia, me pregunto, ¿por qué el Estado debe seguir manteniendo un ministerio así, que cada día se esfuerza por disminuir la relevancia de sus funciones y de sus objetivos? Si se trata solo de ser apenas una mesa de partes de otros ministerios y de empresas privadas, ¿por qué no se incorpora al Ministerio de Energía y Minas, o al de Transportes y Comunicaciones? Sería más honesto y tendría más sentido y, por lo menos, nos ahorraríamos mucho dinero y decepciones.

Mientras en el resto del mundo, países que compiten con Perú como cunas de la civilización, elevan sus estandartes: Egipto inaugura un impresionante museo arqueológico nacional y China intensifica la protección y promoción de su patrimonio con importante financiamiento. Y en tanto, en diversos museos internacionales se presentan exposiciones deslumbrantes sobre nuestras culturas prehispánicas, en Perú se construyen edificios de cuatro pisos dentro de Chan Chan, se sobreexplota Machu Picchu, se invade Caral, se imponen pagos elevados y restrictivos a la investigación arqueológica, y ahora, desde el mismo Estado se busca flexibilizar, aún más, los trámites que llevarán a su destrucción. Entonces, me pregunto ¿por qué seguir teniendo este Ministerio de Cultura?


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5 comentarios

  1. Muchas gracias Ana Cecilia, ignoraba por completo estas evoluciones a la “altura” (bajeza) del actual manejo escaso, chato y corruptísimo del Estado.
    El caso de Machu Picchu es mucho peor que sobre explotación: es un manejo absolutamente mafioso a diario.
    Tenemos que unirnos para luchar contra este Estado depredador. Y con urgencia.
    La totalidad del sector turismo está muy perjudicada también pero reacciona tarde, mal y/o nunca.
    Hay que buscar unir los múltiples perjudicados por este espantoso manejo y lucharla.
    No queda otra.

  2. Walter Tosso Morales

    Cecilia, muchas gracias por la síntesis de la situación de esta situación del Ministerio de Cultura. Yo que estoy asentado en el valle de Chancay hace mucho antes de la inauguración de este megapuerto, puse las alertas de las consecuencias y afectaciones qué está inversión china traerá en la zona en lo referido al patrimonio arqueológico. Como sabrás a pesar de experiencias ya conocidas con obras tan impactantes sobre un territorio determinado, el MC nunca solicitó un mínimo impacto sobre las zonas arqueológicas próximas o del área de influencia al proyecto, pues como veras lo dejo a los criterios de las modalidades de evaluación que se realizan, llámese PEA, PMA y que casi siempre y nunca encuentran nada, a pesar de estar en una zona de alta densidad ocupacional y que se hace todo el esfuerzo para que nadie vea nada. Y lo visible, esta más que en abandono, y ya diría en proceso de demolición. Sin embargo, en el discurso de la inauguración qué haces referencia la empresa China, si tiene un interés particular por el patrimonio arqueológico de la zona, pero con modalidades y actitudes ajenas a nuestros procedimientos regulares en arqueología y que son llevadas por privados y por personas no profesionales en la labor arqueólogica. Es por ello, que si mencionan su interés por patrimonio arqueológico, pero a su manera y promovido por intereses de tener resultados para promover el turismo de la zona, sin que exista un buen programa de intervención arqueólogica qué haga posible sus intensiones y que desean asentarse en un sitio arqueológico próximo a su área de impacto. Por otro lado, estas nuevas medidas del Decreto Legislativo 160, en la zona será para viabilizar la serie de empresas y negocios que se desarrollarán en la zona, y donde este tipo de medidas serán las que necesitan los empresarios para seguir perjudicando la riqueza de una zona que debió ser un modelo para el estado donde se pueda participar entre los intereses privados y los intereses de la ciencia para entender su pasado a través de la arqueología. Que podemos esperar entonces.?

  3. Victor M Ponte

    Increible lo que anotas Cecilia. Coincido contigo que Patrimonio Arqueológico debe ser un ente estatal aparte dedicado a la protección, investigación y difusión del sitio, valle o distrito arqueológico. Pero lo que más me llama la atención, es el escaso nivel, casi nulo de la preparación de los profesionales arqueólogos en el Perú, que están detrás de ese facilismo para promover el «desarrollo» sin importar lo mínimo del quehacer arqueológico.

    Algo anda muy mal con la enseñanza de la arqueología en el país. En mis tiempos, los arqueólogos amaban su profesión y se dedicaban casi sin recursos a investigar, caminar largas horas en busca de sitios, no había «Google Earth», si tenias plata podrás adquirir fotografías aéreas del Servicio Fotográfico Nacional (SAN) que eran una herramienta, no el fin, para localizar sitios arqueológicos. Tal parece que la preparación profesional es pésima y tengo que condenar a colegas que actualmente enseñan en las universidades del país. No todos los sitios arqueológicos son monumentales que los puedes apreciar en la superficie, hay muchos sitios, muy importantes científicamente, y yacen totalmente enterrados, la única manera de observarlos es durante una prospección arqueológica. Si pues hay que caminar. Y eso no es todo, aquí en Estados Unidos, las prospecciones ya no son la única herramienta, el estudio de suelos es necesario, ya que existen sitios enterrados por suelos eólicos que se encuentran intactos y lo única forma de encontrarlo es mediante pozos de cateo profundos (1-2 metros bajo tierra).

    Entonces, esto es inaudito, mientras otros países incrementan técnicas para hallar sitios arqueológicos, lo cuales no abundan, contrariamente en el Perú, donde existen en cantidades, las medidas del estado es ocultar, y propiciar la destrucción del rico patrimonio arqueológico del Perú.

    Te imaginas cuanto se conocimiento histórico se acumularia si se practica real arqueología en todos los proyectos de desarrollo, sean grandes o pequeños.

    Creo que los arqueólogos deben unirse y reclamar y negar estos nuevos reglamentos que para nada protegen el patrimonio histórico del Perú.

  4. Miguel Palacios Arce

    El Ministerio de Cultura, como institución nacional, va a sobrevivir al actual gobierno. Especular sobre su desintegración, así nazca desde un lógico y profundo sentimiento de frustración, me parece que incentiva a aquellos grupos empedernido en ignorar nuestro marco legislativo a favor de su enriquecimiento personal. Si la actual administración alienta la destrucción del patrimonio material, el gremio de
    profesionales en arqueología debe continuar diversificando su abanico de aliados, por ejemplo, instrumentalizando la retórica china de hermandad entre países con culturas milenarias para concretizar programas/proyectos de investigación en zonas arqueológicas que a todas luces van a ser expuestas a un mayor grado de vulneración en los próximos años.

  5. Cinthya

    Muchas gracias por la información que nos brindas. Lamentablemente, los medios de comunicación elevan la importancia del comercio ante el cuidado del patrimonio cultural mueble e inmueble. Esperemos que se difunda más esto y que mejoremos la inversión para la investigación. Muchos de los arqueologos que conozco vienen de fuera a estudiar lo nuestro porque si reciben apoyo.

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