Lecciones desde Taiwán
Quizá nuestra presidenta Dina Boluarte, durante su próxima gira asiática, tome una decisión inteligente y se dé el tiempo de hacer una paradita en Taiwán. Nos vendría bien, como país, aprender un poco del proceso de “radicalización democrática” que ha atravesado esa valiente nación en la última década. Hoy, según los rankings del Índice de Democracias del Economist Intelligence Unit, la República de China –nombre oficial de ese estado más conocido como Taiwán– se sitúa en el 10º lugar de ciento sesenta y siete países evaluados por sus indicadores de desempeño democrático, por debajo de Noruega, Nueva Zelanda o Islandia (los tres primeros en el ranking) y muy por encima de todos los países latinoamericanos, incluyendo a nuestro querido Perú (en el triste puesto 73[1]).
Computadoras portátiles, tabletas, semiconductores, pantallas LED, juguetes, prendas de vestir… Los productos made in Taiwán desafían la imaginación e invaden los mercados del mundo, alimentando una de las economías más pujantes del planeta. Lo que no imaginaríamos es que esa isla rebelde, separada de China en 1949, llegaría a exportar una tecnología social: la democracia. La plataforma colaborativa vTaiwan, iniciativa alimentada por inteligencia artificial (IA), es el nuevo producto de exportación taiwanesa, una tecnología digital al servicio de la democracia. ¡Finlandia y el Reino Unido ya la están importando!
Audrey Tang, coautora de esta herramienta y figura esencial en la revolución democrática taiwanesa, es una científica autodidacta y nerd tecnológica que, desde pequeña, encontró refugió en el estudio del lenguaje computacional para escapar del acoso escolar. A sus 30 años, se transformó de hacker a reconocida científica, líder en el sector del software libre y la programación, que ha utilizado para transformar Taiwán en un ejemplo de democracia, inspirando de paso a múltiples gobiernos alrededor del mundo. ¿Qué armas empleó para ello? Nada menos que la programación colaborativa y plataformas en línea alimentadas por inteligencia artificial (IA), puestas al servicio del gobierno de su país para ampliar la participación ciudadana en la política y fomentar el debate público sobre materias que atañen al bien común. Junto a g0v (gov zero), colectivo de activistas, programadores, diseñadores, académicos y ciudadanos de a pie, Tang creó vTaiwan, “un experimento que realiza procesos de consulta abierta con participación de toda la sociedad, para discutir racionalmente temas de interés nacional”. ¡Adiós a los odiosos campos de batalla de X!
vTaiwan actúa como un foro en línea donde la ciudadanía puede participar en discusiones y deliberaciones sobre planteamientos de interés público, incluyendo regulaciones gubernamentales, políticas estatales y otros asuntos candentes de la comunidad. La plataforma permite que cualquier persona envíe propuestas, lance preguntas y exprese su punto de vista. La herramienta utiliza encuestas en línea, análisis de datos, visualizaciones y otros recursos interactivos que ayudan a los participantes a entender mejor los temas y a tomar decisiones informadas. Las discusiones son moderadas por facilitadores del gobierno y de la sociedad civil, lo cual garantiza que las deliberaciones resulten pertinentes, constructivas y orientadas hacia la búsqueda de soluciones prácticas. Con Pol.is, otra herramienta codiseñada por Tang, se recogen opiniones, se agrupan puntos de vista similares y se identifican áreas de consenso, ayudando al gobierno a comprender la postura pública sobre las cuestiones abordadas y a tomar decisiones responsables que reflejen la voluntad colectiva.
Uno de los principios fundamentales de vTaiwan es la transparencia: todas las discusiones, propuestas y resoluciones tomadas son documentadas y accesibles al público. Esto promueve la rendición de cuentas y refuerza la legitimidad de los resultados obtenidos. Según la web de la plataforma, ya se han discutido más de veintiocho temas y se ha logrado una respuesta del gobierno para el 80% de ellos. Los debates han abarcado cuestiones complejas, como el transporte compartido (Uber) y la telemedicina. vTaiwán ha sido tan exitosa que hoy se la considera un «gobierno en la sombra» y está siendo alistada para albergar más temas de deliberación, incluyendo aquellos relacionados, como no, con las regulaciones de la inteligencia artificial.
Convertida en Ministra de Asuntos Digitales, Tang ha promovido con pasión dos políticas públicas que serían claves en el proceso de democratización nacional: la ampliación de la banda ancha –que se promovió como un derecho humano– y la educación digital en el currículo escolar. También ha promovido la “transparencia radical” del gobierno a través de múltiples iniciativas de datos abiertos, entre ellas, la Plataforma de Datos Abiertos de la Ciudad de Tapei, y utilizado estrategias novedosas para prevenir la desinformación en línea y desacreditar anticipadamente las teorías de conspiración, reduciendo la polarización electoral. Estas herramientas han sido cruciales para que el gobierno de Taiwán recupere la confianza de sus ciudadanos, situada previamente en un desastroso 9%.
¿Hello, hackers peruanos, a qué esperan? El futuro de nuestra democracia podría estar en sus manos.
[1] En 2022, las democracias latinoamericanas más “plenas” según The Economist fueron Uruguay (puesto 11), Costa Rica (17) y Chile (19).
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