De cómo las redes sociales le dan menos importancia al contexto exacto
En mi niñez, todas las clases en el colegio empezaban siempre con la escritura de la fecha. Día, mes y año, a un lado de la pizarra y en cada hoja de los cuadernos. La importancia de las fechas no solo eran caprichos de las profesoras: daban el contexto a lo que aprendíamos, era la forma de saber si te habías perdido una clase, la señal de lo que entraba o no en los exámenes. Para muchos, esta costumbre aún nos acompaña, aunque ninguna profesora nos recuerde empezar así; seguimos poniendo y buscando fechas en otros documentos, en notas personales, comprobantes, correos electrónicos. Sin embargo, hay un lugar donde las fechas empiezan a desaparecer: las redes sociales.
No todas las plataformas de redes sociales tratan a las fechas de la misma forma. En el caso de Twitter, sí vemos la fecha y hora completa en cada publicación y comentario. En otras plataformas, como Facebook o Instagram, con el paso del tiempo las fechas se mantienen en publicaciones, pero los comentarios pasan a ser aproximaciones. Es así que los comentarios se acompañan con “hace 40 semanas” en lugar del día, mes, año y hora. En TikTok, las fechas aparecen cuando entramos a ver el contenido, pero no cuando este aparece en nuestra página principal.
Esperar que las redes nos muestren la fecha exacta y al momento que nos aparece una publicación puede parecer una manía, hasta que entendemos cómo esta falta de uniformidad cambia la forma en que recibimos la información por redes.
Podemos razonar que es lógico que Twitter tenga fecha y hora exacta porque es usado por periodistas y políticos, y en estos casos la precisión es importante. En momentos de crisis queremos saber si nuestras autoridades se pronuncian sobre algo y en qué momento lo hacen. Al mismo tiempo, queremos asegurarnos de estar viendo la última actualización de un tema y no la información en desorden. Esto último parece que a Twitter le parece de menos importancia, ya que en su nuevo formato ha dejado de lado el maravilloso orden cronológico y ha preferido el orden de interés que indica el algoritmo. En temas que necesitan aclararse o desmentirse, la falta de cronología se vuelve especialmente peligrosa, pues uno acaba viendo solo la información inicial que puede ser imprecisa o falsa, en lugar de leer las correcciones.
Cuando los algoritmos le dan preferencia a la viralidad o al interés, empezamos a tener redes que son periódicos de ayer. Aunque esto puede ser un mal menor para el usuario que relee una noticia, también está cambiando la forma de comunicar de quienes crean el contenido. En una conversación entre un periodista y un marketero de la que fui testigo, el segundo le recomendaba al primero que en TikTok deje de reportar noticias y que, más bien, se centre en “contenido atemporal”, que es lo que el algoritmo de esa red prefiere. Aunque confío en el contenido del periodista que recibió el consejo, no podía evitar pensar que recomendaciones similares son el motivo por el cual los periódicos digitales se llenan de noticias vacías, como “10 cosas que tienes que saber de este tema” o “no vas a creer lo que dijo fulano”.
La ausencia de fechas o de la temporalidad del contenido también afecta a nuestros registros del presente. Como batalla personal, en los últimos meses me he enfrentado a la falta de precisión de las fechas en las redes mientras escribía un artículo sobre el coronavirus y redes sociales. Por una parte, no podía argumentar cuándo un comentario fue hecho con las herramientas que las plataformas me brindaban, pues solo tenía las fechas aproximadas y tocaba hacer matemáticas para calcular qué fecha era hace 140 semanas. Otro dolor de cabeza fue usar las redes sociales como fuentes académicas. Aunque muchas disciplinas —como Sociología, Comunicación, Antropología— usan las redes sociales como fuentes primarias, los formatos de citación no se actualizan con tanta rapidez como lo hacen las redes sociales. En los formatos más usados, como Chicago y APA, sí hay maneras de citar comentarios, blogs, tiktoks, vídeos de Youtube, etc., pero se quedan cortos para señalar todas las formas de comunicación que se dan en las redes, como son las reacciones, los comentarios de comentarios, los retuits, los “en vivo”, etc. En cuestión de fechas, las redes sociales son inexactas y la academia va un día por detrás. Tal vez detenerme a escribir un artículo sobre la falta de fechas solo sea un indicador de la fecha de nacimiento y no sea un problema real. Tal vez la falta de fecha ya no se enseñe en los colegios porque el Zoom y Word la colocan automáticamente. Quizás las fechas no tengan tanta importancia cuando las redes sociales saben que es mejor una risa sin fecha que darle contexto al presente.
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