Perdónenme, pero no acepto (cómo está el Perú)


Encaremos en la calle la crisis de nuestro país más allá de los memes 


Me atrevo a decir que los memes en el Perú no son solo una distracción, sino también una herramienta para interpretar nuestra realidad. Parece que no hay otra manera de procesar la agresiva y precaria cotidianidad, a lo que se suma un prolongado periodo de crisis política e inseguridad ciudadana. ¿Cómo entender que, mientras todo esto ocurre, la presidenta se haya ausentado para hacerse una rinoplastia en secreto? Su cirugía estética y desaparición temporal durante su mandato solo demuestran lo que ya sabemos: que Dina Boluarte es apenas una decoración mediática ante un pacto político que cogobierna en las sombras del Congreso.

Ah, sí, los memes. Durante días marcados por las muertes del crimen organizado, Boluarte respondió con una visita a una escuela para cantar música infantil. Estas incongruencias serían la precuela perfecta de una película de terror. Pero esa película de horror es la realidad del país. ¿Y qué hacemos con eso? Usamos la creatividad y convertimos este evento en un meme musical, tal como ya lo hizo el DJ Tito Silva para una ocasión anterior.

A nuestra patria la llaman en broma Perusalén. Esto se debe a que algunos memes presentan al Perú como un lugar lleno de recursos naturales, buena comida, minerales y un próspero puerto como el de Chancay, es decir, una tierra prometida. Pero, en contraste, también como un país donde las promesas se desvanecen en nuestra frágil memoria colectiva.

Sin embargo, ¿cuánto más podrán sostenernos los memes? Los investigadores Umair Akrain y Jennifer Drable han notado que los memes nos pueden ayudar a procesar crisis en nuestra sociedad y lidiar con nuestra salud mental, pero también nos han permitido alienarnos si esta realidad no nos afecta directamente. Lo que comenzó como un gobierno que reprimió ferozmente en el sur —Puno, Cusco, Ayacucho— y dejó decenas de muertes, ahora es uno que ha decidido abandonarnos a todos, pero no a sus bolsillos: el crimen organizado ha crecido sin precedentes, y la presencia del Estado se ha reducido, permitiendo corrupciones que, por más que se intenten ocultar, se muestran o, peor aún, se desploman, como en el reciente derrumbe del techo en el centro comercial Real Plaza en Trujillo.

Limeña, limeño: la realidad ya llegó a tu ciudad y, a menos que reacciones, será imposible escapar de ella: le ocurre a la señora en su puesto ambulatorio, el estudiante universitario y hasta el cantante famoso. La desconexión de lo que ya se vislumbraba en el resto del país fue un error costoso, pero todavía hay oportunidad de actuar y dejar la pasividad. Más que nunca, esta alianza política que cogobierna el país busca imponernos distracciones y divisiones para seguir facilitando normas para el crimen organizado. Este es un momento en el que no se trata de discutir preferencias políticas, sino de decir “basta ya” a tanta impunidad. Como dice un popular meme, “perdónenme todos, pero no acepto”, no acepto la realidad actual del Perú. Despertemos para mantener vivo el sueño por un mañana.

P.D.: Este viernes 21 de marzo a las 5 p.m. habrá una marcha contra la inseguridad bajo el hashtag #NoQueremosMorir, en la Plaza San Martín de Lima.


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