Las gardenias marchitas


35 años después, la justicia avanza para sancionar el crimen de odio más grande contra la comunidad LGBT+ en Perú


Hace unos días me enteré por la prensa sobre la confirmación por parte del Poder Judicial de la orden de prisión preventiva contra líderes del grupo terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) por el crimen de Las Gardenias. Así, luego de 35 años de ocurridos los hechos, el Estado por fin juzga el crimen de odio más grande ocurrido contra la comunidad LGBT+ en nuestro país.

No conozco el detalle de la carpeta fiscal ni cómo va el proceso judicial más allá de la información reseñada en medios de comunicación. No obstante, sí conozco bien el caso y creo que es importante aprovechar la oportunidad para recordarlo.

El caso se conoce como Las Gardenias porque a finales de los 80 tal era el nombre de un bar en Tarapoto frecuentado por la comunidad LGBT+. El 31 de mayo de 1989 seis terroristas del MRTA entraron en él y capturaron a ocho personas, a quienes luego asesinaron a balazos. ¿El motivo? Ser homosexuales y travestis.

Sus nombres: César Marcelino Carvajal, Max Pérez Velásquez, Luis Mogollón, Alberto Chong Rojas, Rafael Gonzales, Carlos Piedra, Raúl Chumbe Rodríguez y Jhony Achuy. Desde que se publicó el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, los colectivos LGBT+ peruanos establecieron el 31 de mayo —día del crimen— como el Día Nacional contra los Crímenes de Odio. 

La Comisión de la Verdad y Reconciliación recogió el caso gracias al Movimiento Homosexual de Lima(MHOL). La CVR cuenta en su informe final que a los pocos días de ocurrido el crimen, el semanario Cambio—órgano oficioso del MRTA— reivindicó la acción, señalando que el Estado no hacía nada contra “estas lacras sociales que eran utilizadas para corromper a la juventud”. Cambio señaló que el MRTA ya había advertido meses atrás que condenaban las actividades de “todo homosexual, drogadicto, ratero, prostituta” y que ellos habían ignorado el ultimátum. 

Este fue el crimen más violento del MRTA contra la comunidad LGBT+ del que se tiene registro, pero no fue el único. La Comisión de la Verdad recoge un testimonio respecto al asesinato de un homosexual el mismo año también en Tarapoto, crimen que también fue reivindicado por el MRTA. Según el testimonio, el cadáver fue encontrado con un letrero que decía “Así mueren los maricones”. Por su parte, el Movimiento Homosexual de Lima denunció ante la Comisión un crimen similar en Ucayali, donde tres travestis fueron asesinados por el MRTA en 1990. También señaló que en 1992 los dirigentes del MHOL recibieron amenazas telefónicas de dicho grupo terrorista.

Luego de analizar dichos casos, la Comisión de la Verdad y Reconciliación señaló con claridad lo siguiente: “La comisión de estos condenables asesinatos, su reivindicación explícita por parte del MRTA y el hecho de que esta línea de acción de terror se mantuviera a lo largo de un lapso de tiempo considerable, permiten afirmar que el grupo armado en cuestión tenía una conducta intolerante, que buscaba legitimarse ante la población, estimulando los prejuicios sociales contra la homosexualidad; y que buscaba crear un sentimiento de zozobra entre las personas pertenecientes a minorías sexuales”.

¿Por qué es importante recordar estos crímenes, conmemorar este día y exigir justicia? La memoria histórica de población LGBT+ suele estar invisibilizada en los periodos de violencia. La Comisión de la Verdad peruana fue la primera comisión de la verdad en incluir de manera expresa a las víctimas LGBT+, por iniciativa de los propios activistas homosexuales.

Otro ejemplo emblemático y dramático de invisibilización se dio durante la construcción de la memoria histórica de las víctimas del nazismo en Alemania.  En el estupendo libro Branded by the pink triangle se relata lo que ocurrió con las victimas homosexuales del holocausto, la pesadilla que vivieron durante, pero también después de la caída del III Reich. 

Como se sabe, el mayor número de víctimas de los campos de exterminio nazis fueron las personas judías, pero no fueron las únicas. También se enviaron ahí a comunistas, disidentes políticos, testigos de Jehová y a los homosexuales. A estos últimos les cosían un triángulo rosa invertido en el uniforme. Algo terrible que cuenta el libro es que luego de la derrota de Hitler, muchos de los homosexuales que habían estado en los campos de concentración luego estuvieron en la cárcel porque las leyes antisodomía se mantuvieron vigentes. Por décadas, el Estado alemán no reconoció a los homosexuales como víctimas del holocausto. El reconocimiento recién vino en… ¡1985! Se tuvo que esperar a 2002 para que el gobierno alemán anulara las sentencias nazis y pidiera disculpas oficialmente a la comunidad gay. Desde 2008 hay un memorial en Berlín a las víctimas homosexuales del holocausto.

Volviendo a Perú: si no fuese por el MHOL y el apoyo de uno de los comisionados de la CVR —el recordado Carlos Iván Degregori— el informe final de la Comisión no hubiese incluido el caso Las Gardenias. El primer esfuerzo sistemático por incorporar a las personas LGBT+ en un ejercicio de memoria histórica ha ocurrido recientemente en Colombia, donde la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición —encargada de analizar los años de violencia política— publicó en 2022 en su serie de informes temáticos uno dedicado exclusivamente a la población LGBT+, detallando el nivel de impacto del que fueron víctimas, el por qué del ensañamiento, y recomendaciones para asegurar justicia y reparación.

En un país donde las personas LGBT+ todavía luchan por el reconocimiento de derechos básicos y por ser incluidas en las cifras oficiales que produce el Estado peruano, ese nivel de ejercicio de memoria histórica parece distante. El juzgamiento del caso Las Gardenias para conocer toda la verdad y sancionar a los culpables, pese a los 35 años transcurridos, podría ser un importante paso en el camino correcto.


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