La ruta del dinero (y la fortuna)


¿Cuánto cuesta, cuánto vale su alma? 


Alejandro Neyra es escritor y diplomático peruano. Ha sido director de la Biblioteca Nacional, ministro de Cultura, y ha desempeñado funciones diplomáticas ante Naciones Unidas en Ginebra y la Embajada del Perú en Chile. Es autor de los libros Peruanos IlustresPeruvians do it better, Peruanas Ilustres, Historia (o)culta del Perú, Biblioteca Peruana, Peruanos de ficción, Traiciones Peruanas, entre otros. Ha ganado el Premio Copé de Novela 2019 con Mi monstruo sagrado y es autor de la celebrada y premiada saga de novelas CIA Perú.


“¿Por qué trabajar en un lugar que hace una sola cosa cuando se puede trabajar en una compañía que hace todas las cosas? Porque eso es el dinero: todas las cosas… o al menos puede convertirse en todas las cosas”, reflexiona Ida Partenza cuando se presenta para obtener un empleo para Andrew Bevel, el financista más importante de los Estados Unidos, factótum del apogeo y crisis del capitalismo norteamericano en la Nueva York de inicios del siglo XX.

Estamos dentro de Trust (traducida al español como Fortuna), una excelente novela del argentino-americano Hernán Diaz, finalista del Booker Prize 2022. Bevel contrata a Partenza para que escriba una autobiografía que contenga la verdad (o más bien su verdad) sobre el millonario y su querida difunta esposa Mildred. Ellos han sido difamados —o al menos eso cree Bevel, quien entiende que se enfrenta a una obra de ficción— a través de una novela con la que se inicia el propio libro y que retrata al financista como un hombre desalmado y sin escrúpulos, y a su cónyuge como una mujer enferma y más que al borde de un ataque de nervios. Bevel es así una suerte de William Randolph Hearst en su ruda pelea contra Orson Welles y su genial Citizen Kane.

Trust es una novela sobre los límites de la realidad y de la ficción (y un poco sobre la libertad de creación y expresión), que además tiene en sus líneas una crítica sutil al rol que le cupo a la mujer en el siglo XX, que las protagonistas Mildred Bevel, pero sobre todo Ida Partenza, rescatan y salvan con su talento y creatividad. Pero Trust es, sobre todo, un libro sobre el dinero y el capital, que busca comprender qué es lo que lleva a un hombre como Andrew Bevel a dedicar su vida a acumular dinero, cantidades inconmensurables de dinero, que claramente no solo no le dan la felicidad sino que lo llevan solo a sostener un sistema incomprensible, que puede producir ganancias como las obtenidas en la segunda década del siglo XX, pero que también trae infortunios, hambre y hasta muertes como las que se producen tras el crack de 1929. 

Bevel se parece un poco al avaro del brevísimo y maravilloso cuento de Luis Loayza, solo que él, en lugar de acumular monedas y objetos preciosos, negocia bonos y se apodera de acciones que lo hacen un hombre poderoso, aunque incapaz de invertir en algo que no sea más acciones que parecen terminar siendo, como el capital o la novela que quiere desaparecer, solo una nueva forma de ficción. 

¿Para qué acumular dinero o esa fantasía que se desea incluso más que el amor o la felicidad? Quizá esa sea la verdadera pregunta que deberíamos hacerle a Alejandro Toledo ahora que ha llegado a compartir prisión con otros dos expresidentes en el penal de Barbadillo. No interesa tanto la ruta del dinero o su origen, que es casi lo mismo, sino por qué se convirtió en un objeto de deseo para alguien que, muy probablemente, tenía ya la vida asegurada para sí y su familia.  

¿Es la del Perú una historia de corrupción, como diría Alfonso Quiroz, o solo la de hombres avaros con deseos de acumular ficciones? ¿Para qué más dinero Alberto, Alejandro, Pedro? La misma pregunta (que ya no podemos hacer a Alan) seguramente podría hacérsele a otros corruptos o a cualquier líder inmoral en cualquier país del mundo (y no todos terminan entre rejas, valgan verdades, eso es algo que estando en el exterior reconocemos que asombra y se valora en otras sociedades).

¿Es culpa del sistema capitalista que busca que los hombres solo deseen acumular dinero, acciones y ficciones de alegrías? O, como algunos propios bonos que se denominan futuros, lo único que buscamos con el dinero es una promesa de algo sin saber bien qué es. Después de todo es cierto que el dinero, la gran ficción de nuestros tiempos, es la promesa de poder adquirir algo. Como diría el avaro de Loayza, “mi amor no es solo a su segura belleza. Tantas monedas, digo, me darán un buey, tantas un caballo, tierra, una casa mayor de la que habito. Con uno de mis cofres de objetos preciosos puedo comprar lo que muchos hombres creen la felicidad. Este poder es lo que me agrada sobre todo y el poder se destruye cuando se emplea”. 

Lo malo —o lo bueno, depende desde qué lado de la reja se vea— es que los expresidentes peruanos han descubierto que al final el poder dinerario es efímero, ficcional, menor al que le asigna el deseo del avaro capitalista. Como entenderá finalmente el propio Andrew Bevel, es la pasión la que mueve el mundo y el dinero servirá, solo a veces, para aceitar su compleja maquinaria. Quizá habría que recomendar la adquisición de este libro para las bibliotecas de los penales, gracias al programa ‘Libertad de la palabra’.

PS. Otra recomendación literaria no solo para las bibliotecas sino para todo el mundo: Cien cuyes. Risas, salsas (aunque más huayno y mambo), pero también lágrimas y emociones por doquier. Si usted, como yo, cree que la novela es una forma de entretenimiento genial que nos acerca a las pasiones y la dureza de la vida misma, nuestro querido premio Alfaguara Gustavo Rodríguez logra uno de los niveles más altos de la creación novelística reciente y, además, nos da el orgullo de ser peruanos y ser felices (perdonando al mismo tiempo la tristeza). ¡Grande, Gus! 


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