Fiesta inolvidable y volcánica


El Hay Festival Arequipa celebra diez años de juntar libros, amigos y aventuras en un solo lugar


Ha pasado casi una década desde la tarde en que leí la noticia sobre la llegada al Perú de algo llamado Hay Festival. Sucedería en Arequipa, duraría cuatro días y en sus charlas participarían escritores como Irvine Welsh, Alberto Fuguet, Fernando Savater, Rodrigo Hasbún y más, muchos más. Antes de que acabara la semana, ya tenía comprado mi pasaje de bus, reservado un diminuto cuarto sin baño y puestas las ilusiones en eso que prometía ser el evento literario peruano más importante de los últimos tiempos. Mi presupuesto para lo que quedaba del año: muerto. Pero nadie me quitaría lo bailado.

La promesa se cumplió ese fin de semana de diciembre de 2015. Asistí a todos los conversatorios que pude, comí rico en los menús del centro, paseé por la ciudad y además me pegué felices borracheras. Tenía veintiséis años, me encontraba por completo sumergido en el modo fan y disfrutaba de comprobar que aquella emoción no era exclusiva de quienes habíamos adquirido tickets para ver a las estrellas de la literatura, sino que ellas también vibraban con un fervor propio, acaso al darse cuenta de que lo que estaba ocurriendo en Arequipa hacía tiempo que no pasaba en el Perú. Los libros y las aventuras nocturnas habían vuelto a cruzarse. Fuera en los bares o en los cocteles privados a los que conseguí colarme, hubo baile, secos y uno que otro descalabro, y por las mañanas, en las charlas más tempranas, la resaca era el trofeo de los chancones, que apenas con una ducha rápida ya estábamos listos para gozar de esas dos pasiones históricamente hermanadas: leer y chupar.

Regresé al Hay Festival cuatro años después, desafiando la máxima que aconseja no volver nunca a los lugares donde uno fue feliz. Con veintinueve años, esa vez la billetera alcanzó para comer un poco más rico y alquilar una habitación con baño integrado. No lo suficiente, sin embargo, para cambiar las dieciocho horas de bus por un avión de hora y treinta. Mejor así: el largo trayecto, temerario en ciertos tramos, era ahora un ritual de iniciación para la juerga arequipeña. Vencí al destino aquel fin de semana de noviembre de 2019. Llegué sano y salvo, me reencontré con amigos, ingresé a todas las charlas que pude y otra vez viví esas fiestas en las que, antes de que nos sorprendiera el domingo, surgió el tradicional descalabro (mío, penosamente). El cartel diurno lo encabezaron Orhan Pamuk, Leila Slimani, Pola Oloixarac, Emiliano Monge, y más, muchos más. Me prometí regresar al año siguiente, pero unos meses más tarde nos cayó encima una pandemia y la vida cambió.

Quizás por eso ha sido tan tremendo recibir la noticia de que este 2024 me toca ir de nuevo. Todavía como fan, pero ahora además como participante de algunos eventos a los que llegaré con la alegre resaca de siempre. Tengo treinta y cuatro años. Viajaré sentado en un avión y me hospedaré en un hotel que yo jamás podría pagar, pero quiero creer que aquello no distorsionará demasiado mi categoría semimarginal, que nunca ha fallado en procurarme diversión ininterrumpida en Arequipa. Voy por fiesta, baile y secos, pero también por los libros, propios y ajenos, que hace ya diez años vienen juntando a amigos, entusiastas y estrellas de la literatura en esa ciudad al sur del país. 

La comitiva de escritores viene capitaneada por Abdulrazak Gurnah, Irene Vallejo, Edmundo Paz Soldán y Agustina Bazterrica, pero en este espacio yo me encargaré de realizar el inesquivable cherry a los jugueros que también estaremos en la parrilla de conversatorios, único final posible para una nota atravesada por (aún) joven entusiasmo:

  • El viernes 8 de noviembre a las 9:30 a.m., estaré conversando con el escritor arequipeño Jorge Malpartida en el Penal de Socabaya, dentro del marco del programa Hay Comunitario.
  • Ese mismo día a las 10 a.m., Dante Trujillo, nuestro juguero vitalicio, conversará con Guillermo Niño de Guzmán sobre sus últimas publicaciones.
  • Al día siguiente, sábado 9 de noviembre a las 4 p.m., seré parte de una mesa sobre distopías literarias junto a Edmundo Paz Soldán. 
  • A la misma hora ese sábado, nuestra juguera dominical, Natalia Sobrevilla, dialogará acerca de archivos históricos con Irene Vallejo. 
  • Más tarde, a las 6 p.m., ella continuará la jornada hablando de los bicentenarios de Independencia en Latinoamérica con el historiador chileno Juan Luis Ossa.
  • En la fecha final, domingo 10 de noviembre a las 10 a.m., me tocará moderar una mesa sobre utopías políticas y digitales con los escritores Ekaitz Cancela y Hamja Ahsan. 
  • En simultáneo ese domingo, Natalia conversará sobre procesos de descolonización con Astrid Madimba, Chinny Ukata y el premio nobel Abdulrazak Gurnah. 
  • Más adelante, a las 4 p.m., Natalia moderará una mesa acerca de migración y cultura en la que participarán Cécile Blouin, Lucero Condori y Diana Moncada.
  • Y a la misma hora, como cierre de fiesta, Dante será parte de una conversación sobre los diez años del festival junto a Jeremías Gamboa, Karina Pacheco, Daniel Mordzinski y Clara Elvira Ospina.

Es el décimo aniversario del Hay Festival Arequipa, pero para mí es más el décimo aniversario de esa primera vez en que me atreví a salir de Lima para perseguir literatura, palabra pesada a la cual siempre le va mejor si la acompaña su contraparte. Así que allá en el sur los espero, tanto en las charlas como en los afters.


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