Logros, desaciertos y delitos en lo que fue el punto fuerte del decenio fujimorista
Es inútil hablar de temas económicos sin referirse a todo el marco institucional, porque la economía no se desarrolla en el vacío, sino que depende de un conjunto de reglas. Esto cobra relevancia ahora que, tras la muerte de Alberto Fujimori, se entrecruzan discusiones sobre los hechos económicos de su gobierno y su herencia social y política. Antes de ahondar en los temas económicos a los que dedico este jugo, quiero dejar claro que la figura de Fujimori y su gobierno son muy polémicos, por decir lo menos. No creo que sea posible dar una apreciación global de su trabajo a menos que se reconozca que hubo aciertos, que hubo desaciertos, y que dentro de los desaciertos no hubo solo errores, sino también conductas delictivas y prácticas que debilitaron la democracia. Así, subsiste la pregunta de si es posible construir una economía sólida con bases institucionales débiles.
Para cualquier evaluación, es importante recordar dónde estábamos antes de su gobierno en 1990: en pocas palabras, a punto de entrar en el club de los estados fallidos, esos que no pueden ofrecerle lo mínimo a sus habitantes, como Sudán, Somalia o la República Democrática del Congo, para citar solo algunos de la actualidad. Un dato duro que sustenta mi afirmación: en 1993, el Censo Económico Nacional solo pudo recoger información de dos tercios de los distritos del Perú. Un tercio de distritos se quedó sin censar.
Fue un gran acierto del primer gobierno de Fujimori refundar la economía sobre la base de la iniciativa privada y los intercambios a través del mercado. Con ello se promovió la inversión privada, pero sobre todo se priorizó el cuidado de los equilibrios macroeconómicos y se blindó a las instituciones responsables como el Banco Central y la Superintendencia de Banca. De manera similar, se ordenó la recaudación tributaria y se creó una institución como la SUNAT, para la cual siempre hay espacios de mejora.
El marco de seguridad jurídica de los contratos, el marco de leyes fundamentales para el aprovechamiento de los recursos naturales, la firma del convenio 169 de la OIT, que es un componente de este marco, son parte de los aciertos de su gobierno. Lo fueron también las privatizaciones de empresas públicas y la creación de organismos reguladores independientes del poder político para regular a las empresas privadas.
Pero también fueron desaciertos económicos enormes dejar incompleta la privatización de las empresas públicas, así como dejar de lado casi completamente una reforma del servicio público, en lo que ahora se llama Servicio Civil. Y en el frente de la educación, si bien durante su régimen se dio un gran impulso a la expansión de la matrícula escolar con la construcción de locales escolares, fue débil el acompañamiento para los cambios en la profesión docente y en la calidad de la enseñanza.
Desacertado fue también abrir el camino a una multiplicidad de regímenes laborales, en lugar de emprender una reforma integral orientada a flexibilizarlos, al mismo tiempo de garantizar derechos mínimos a la salud. Se abandonaron reformas en la administración de justicia —presumo que se consideró suficiente encontrar una alternativa, como lo fue la vía arbitral—. Otro gran desacierto fue abandonar al sector agropecuario —¿quién diría que un profesor de la Universidad Agraria lo haría?— a pesar del impulso a la agroexportación. Poco también fue lo avanzado en Salud.
Para resumir buena parte de los logros económicos, se construyeron los cimientos, pero se dejó la casa a medio terminar. ¿Pudo haberse cumplido con esta agenda en más de dos períodos? Es difícil hacer evaluaciones en terrenos contrafácticos, pero lo cierto es que los gobiernos que siguieron hicieron poco por revertir las carencias.
Recordemos, además, que fueron grandes delitos de Fujimori haber tomado dinero de las arcas fiscales para darle una compensación por tiempo de servicios ascendiente a 15 millones de dólares a su asesor principalísimo, así como sobornar a congresistas para que le dieran mayoría legislativa cuando era presidente. Esto, solo para mencionar los delitos a los que Alberto Fujimori se allanó en los diversos procesos judiciales a los que fue sometido.
Como queda claro, incluso en el tema económico, que suele ser considerado por muchos como el gran activo del decenio fujimorista, es posible encontrar aciertos, desaciertos y delitos. Dejaremos a otros especialistas completar los capítulos de esta historia.
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El 1990, Fujimori llegó a la presidencia en una situacion economica nacional en crisis. Algo muy parecido a como se encuentra Bolivia en estos tiempos.