El trabajo (no siempre) dignifica


El miedo al desempleo lleva a aceptar salarios muy bajos, pero hay algo peor. Y luego, algo aún peor.


El trabajo es muy importante para la mayoría de nosotros. Mas allá de generar los ingresos para nuestro bienestar y el de nuestras familias, Marx decía que el trabajo además nos dignifica. Algo de eso parece estar perdiéndose en el Perú actual.

           Hay empleos que generan poco valor y, por lo tanto, reciben retribuciones a esa altura: bajos salarios y, en algunos casos, ausencia de cobertura de seguridad social o pensiones. La lista de ejemplos puede ser extensa. Pensemos en el burócrata que pone sellos inútiles en los documentos, en el vigilante que baja y sube las tranqueras de las calles (donde, dicho sea de paso, no se debería restringir el transito), o el otro vigilante que registra el número de serie de la laptop cuando entramos a un edifico público.

           Nos hemos acostumbrado a la existencia de esos empleos sin habernos cuestionado su utilidad. Generan un valor casi nulo, o hasta negativo (pues hacen más lento el funcionamiento de todo lo demás). ¿Se dará cuenta el burócrata o el vigilante del valor de su trabajo? ¿Qué impacto tiene esto en su dignidad?

           Para quienes desempeñan esas funciones hay un razonamiento muy obvio: entre hacer ese trabajo y estar en el desempleo, es preferible lo primero. Pero el impacto social de esto, que no se ve de buenas a primeras, es nefasto: cuando existen personas dispuestas a trabajar generando muy poco valor, se normaliza el mantenimiento de sueldo bajos en la economía.

           Por eso es normal encontrar en países como el nuestro que, en las oficinas, una persona esté a cargo de servir los cafés, otra de sacar las fotocopias y otra de organizar la agenda del jefe. Todos esos empleos de baja productividad se pueden mantener con sueldos bajos. La remuneración mínima vital está en S/.930, esto es, menos de 10 dólares por día de trabajo. En países desarrollados esos empleos no existen: cada uno se sirve su café, saca sus fotocopias y organiza su agenda (salvo que se trate de un jefe muy encumbrado en una gran corporación). En varios de esos países el sueldo mínimo supera los 10 dólares por hora trabajada. 

           El miedo al desempleo en un país como el nuestro, donde no existe un seguro de desempleo ni una red de protección social, lleva a muchos a aceptar salarios bajos. Pero hay algo peor. La respuesta que muchos tienen frente al desempleo es la de generárselo ellos mismos, “ser su propio jefe”. Es más, durante mucho tiempo esto ha sido alentado por las políticas y el discurso público: ¡Somos un país de emprendedores!

           Digo que esto es peor porque, entre los trabajadores independientes, los ingresos son muy bajos e inestables. La imagen estereotipada de emprendedores exitosos es una rarísima excepción. En un mes típico, 50% de los hombres y 90% de las mujeres que trabajan independientemente generan ingresos que están por debajo de una remuneración mínima vital.

           Pero hay algo aún peor. Esos emprendedores de bajos ingresos muchas veces están apoyados por miembros del hogar que “ponen el hombro”. Es común la imagen de los hijos, sobrinos, esposos y padres que apoyan en la preparación y reparto de galletas, mermeladas, jabones, manualidades y una larga lista de etcéteras que se preparan en los hogares peruanos. Estas personas apoyan al emprendimiento, pero no reciben una remuneración. Esta es probablemente una de las formas más bellas de apoyo, pero también una de las más precarias. ¿Hay algo mas precario que una informalidad laboral con salario cero?   

           Aún recuerdo cómo, en mis clases de Economía del Desarrollo en Estados Unidos, algunos de mis estudiantes tenían problemas para comprender que algunas personas pudieran dedicarse a trabajar sin un pago, hasta que les mostraba las cifras y quedaban pasmados. Este trabajo familiar no remunerado (TFNR) alcanza al 10% de la población ocupada del país. Se trata de una cifra altísima. Como referencia, en el Reino Unido alcanza al 0,4% de la población ocupada. Es decir, proporcionalmente al tamaño de las poblaciones, por cada británico que trabaja sin remuneración en un hogar, hay 25 peruanos haciendo lo mismo. 

           Ya hemos advertido previamente que en el Perú tenemos un serio problema con el trabajo. Los síntomas son múltiples. Este de la precariedad laboral –y las varias maneras que tenemos de disfrazarlo– es uno central. 

           ¿Cómo podríamos aliviarlo? No hay receta mágica, pero, sin duda, hace falta una mejor red de protección social que incluya un seguro contra el desempleo. Pero para que esto cubra a un segmento importante de la población es necesario reducir la informalidad laboral. También necesitamos una legislación que incentive a crecer a esas rarísimas excepciones de emprendimientos exitosos. La que tenemos hoy hace exactamente lo contrario. 

           La lista de pendientes es enorme. Y no es digna, es indignante.

14 comentarios

  1. Valia Barak

    ¡Cierto y preocupante!
    La precariedad se refleja en la economía, pero, también en otros rubros como la política y me atrevería a afirmar que en el Perú hemos hecho de la precariedad una forma de vida.

  2. Carmen Vildoso

    El dedo en la llaga
    Las salidas abarcan varias dimensiones: económica (incrementar la productividad, mejorar la gestión), política (para promover un desarrollo descentralizado), ética (combatir la corrupción que -entre otras cosas- se traduce en inversiones truncas) y llamar a las cosas por su nombre, como en este artículo.

  3. Marco Antonio

    Recuerdas a los «pulpines» protestando por el recorte de sus «derechos laborales»? Y toda la maquinaria política detrás? Bueno, una reforma para flexibilizar el régimen laboral no será posible a menos que se «despolitice» el tema. Y no va a ocurrir esto a menos que el gobierno de turno controle ampliamente el congreso o estemos bajo una dictadura.

    • hugonopo

      Hay dos temas muy importantes en lo que dices, Marco Antonio. Por un lado, lo de los derechos laborales. Desata pasiones y hay poco dialogo. Necesitamos encontrar un justo medio entre la porteccion laboral efectiva y la desregulacion salvaje. Lo otro, lo de las dictaduras o gobiernos con amplio poder, asusta mucho, pero es una constatacion que parece muy valida.

      • Aurea López

        Sobreoferta laboral frente a demanda estancada. El mercado indignifica así el trabajo porque somete la remuneración y las condiciones laborales al mínimo. El estado regula un poco pero no promueve el autoempleo, el emprendedorismo, el crecimiento de sus empresitas, fuente básica de de demanda laboral. Legislación, promoción de exportaciones, incentivos, desarrollo de la ciencia, apoyo tecnológicoetc, etc. Pero los grandes lobbys destrozan las seudovoluntades políticas…por dónde se empieza? Q hizo por ej. China ante la migración masiva a las ciudades, q hace VietNam y otros.

      • Victor Macedo

        En el tema de los derechos laborales existe mucha intransigencia de ambos lados, es pir cedo que no se logra un punto medio, en cuanto a las dictaduras la experiencia nos dice que detrás de sus «buenas leyes» se esconde algo que como dices da miedo y asusta.

  4. zeta

    Sin contar el caso de las personas con discapacidad que tanto acá como en otros sitios reciben menos del salario mínimo (me parece incluso que en EEUU por leyes solo pueden recibir hasta un monto bajo sino pierden todos sus beneficios y eso incluye el patrimonio conjunto si tuvieran cónyuge)

  5. Benjamin Perelman

    Sr Ñopo buenos dias llegaron los reyes magos! vaya y como…la maquila es un trabajo digno? que es digno? limpiar baños? lavar a enfermos que no pueden hacerlo,? bajo que prima moral podemos calificarlo? mejor educacion y encontrar mas trabajos que agreguen valor, los hay? si Ud ve en cifras el nivel de desempleo que existe de aquellos profesionales egresados incluso de solo las universidades calificadas por sunedu imaginese del resto, como Ud menciona es un tema muy complejo, justamente esos emprendedores que no existen en el sistema y no pagan impuestos son los mas requeridos a armar esa red de soporte social que no existe para ellos! muchos de los demas supuestos formales o formales a medias no llegan a utilizar en porcentaje importante esa aun precaria red de soporte que existe, no cree que es el estado quien debe invertir y hacer mejor ? quizas por eso la primaveras del agro solo ven al informal empresario como responsable, porque saben que reclamarle al estado no tiene aparente sentido ni aparente solucion y algunos podran pensar que no tienen derecho por no ser activos contribuyentes al financiamiento del mismo…indigno si , ojala retornemos pronto a generar mayor riqueza y que esta sea mejor contribuida y distribuida, no sera facil convencer por miedo o por castigo a los aparentemente ausentes, saludos, me disculpo por la falta de puntuacion y la mescolanza de ideas.

  6. El problema de fondo que se tiene que resolver es que hay más gente buscando chamba que empleos formales (de distinta productividad), que dependen de la inversión, principalmente privada. Y que, en el caso de los empleos de mayor calificación, requieren suficiente personal capacitado (que implica todo lo que hay por arreglar en la larga lista de factores que impactan en capital humano). Sin inversión (principalmente privada) y mejora de condiciones de capital humano (nutrición, salud, educación inicial y básica, técnica, universitaria), donde el componente público es crucial en el Perú, no hay solución. Y eso que no estamos enfrentando todavía los desafíos que va implicar la robotización y la inteligencia artificial para todos esos trabajos que aportan poco valor. Por eso es importante que el tema del régimen laboral se discuta de manera rigurosa. La dignidad de esas familias va a depender de cuán bien podamos entender la realidad y mejorarla, sin caer en la tentación de tener expectativas irrealizables. Hasta ahora no entiendo porque Sunafil ni los empresarios agrarios denunciaron la informalidad del sector a tiempo. Y en el caso de Sunafil, la respuesta de que no tenían recursos suficientes no me convence, a las empresas formales las fiscalizan varias veces, y no hay que ser gurú para saber donde está la informalidad en Perú.

  7. Aurea López

    Sobreoferta laboral frente a demanda estancada. El mercado indignifica el trabajo al reducir las remuneraciones y condiciones laborales al mínimo. El estado regula un poco pero no promociona a la principal fuente de empleo como la micro empresas: mayores mercados, desarrollo de la ciencia y apoyo tecnológico, legislación, etcetc. Más bien los grandes lobyystas de grandes transnacionales juegan al oligopolio y tuercen a seudo políticos ante algunos intentos. Dónde está el problema? Q hizo China ante la migración masiva a las ciudades? Q hace Alemania? Q hace Vietnam? (he tratado de repetir mi comentario q parece se borró)

  8. Aurea López

    Disculpen si no fui moderada. Sólo traté de ser directa

  9. Juan Manuel Garcia

    Se podría revisar la legislación, pues el D. Leg. N° 728, en sus disposiciones complementarias, establece que no hay relación laboral de parientes hasta segundo grado de consanguinidad (hasta hermanos, cuñados, nietos), además del cónyuge, aunque en otros países sea sólo hasta primer grado (padres, hijos), y se requiera contrato cuando hay subordinación o dependencia demostrada como en el caso de España.

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