Empezó la cuenta regresiva para evitar la catástrofe climática
Tic tac, tic tac, la cuenta regresiva ha empezado. Y no solo para la apertura de los Juegos Olímpicos de París. Hoy, 22 de julio, Día Mundial de la Emergencia Climática, imponentes relojes digitales desde las plazas de diversas capitales del mundo (Nueva York, Roma, Londres, Seúl, Tokio, Pekín, entre otras) marcarán el tiempo que nos queda para cumplir con los compromisos climáticos antes de estrellarnos, como un Titanic planetario, contra la montaña de nuestra desidia.
A fines de 2015, nuestros líderes mundiales y casi doscientos países del mundo firmaron el Acuerdo de Parísy se comprometieron a limitar las emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero (GEI) para detener el incremento de temperatura del planeta debajo del umbral crítico de 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Rebasado este umbral, según la ciencia, se desencadenarían eventos catastróficos.
No obstante, existen controversias científicas sobre cómo medir el incremento de esos 1.5 ºC: ¿En tres años consecutivos? ¿En tres años a lo largo de una década? Algunos científicos consideran que ya superamos esa cifra crítica y estamos abocados al desastre de los 2.5 ºC de incremento.
Los científicos debaten, pero los eventos catastróficos que se multiplican en todos los rincones del planeta gritan nuestro tiempo de descuento con devastadora contundencia. Puerto Rico acaba de sufrir una serie de huracanes y tormentas extremas que le han costado miles de millones de dólares limpiar. Su gobierno demandará a las más importantes compañías de combustibles fósiles (Exxon, Chevron, BP, entre otras) por un billón de dólares como compensación, bajo el argumento de que, hace décadas, las empresas conocían los riesgos de la quema de fósiles y pese a todo no hicieron nada para detenerlos. Puerto Rico, ahora, está pagando el precio de su codicia e irresponsabilidad. Después de padecer devastadores incendios, Honoluluhizo otro tanto en 2020. Hawái y Puerto Rico se unen así a más de dos docenas de ciudades, condados y estados que reclaman una indemnización por los efectos del cambio climático.
Tic Tac, Tic Tac. Un informe de Nature revela que en 2023 el hemisferio norte sufrió el verano más caluroso de los últimos dos mil años. Se espera que el de 2024 también rompa todos los récords. En India, más de doscientas personas murieron por las temperaturas extremas causadas por la ola de calor más intensa y prolongada que se recuerda, donde la capital alcanzó unos achicharrantes 52.9 ºC. En el estado de Río Grande do Sur, en Brasil, las intensas lluvias hincharon el río Yacuí, próximo a las ciudades de Porto Alegre y Canoas, desencadenando un mar de barro que arrasaría con casas e infraestructuras. Ciento cincuenta y cinco mil personas se quedaron sin hogar y algunos parlamentarios brasileños han propuesto crear un «presupuesto de guerra» para la necesaria reconstrucción después del peor desastre de la historia del país. Mientras tanto, afectado por la sequía y la sobreexplotación de sus aguas, el humedal más grande del mundo, el Pantanal, ha bajado unos tres metros de nivel y ha perdido unas setecientas mil hectáreas bajo la ferocidad de sus incendios. Ya en 2020, este bioma perdió 4.5 millones de hectáreas bajo el fuego que provocó la muerte de diecisiete millones de animales. En Perú, mientras tanto, se descubren muertos antiguos: el deshielo de la Cordillera Blanca ha permitido encontrar el cuerpo momificado de un alpinistadesaparecido en 2002, cuando fue sepultado por una avalancha de nieve. Hoy, la nieve casi no existe.
La ciencia sentencia, los desastres climáticos se expresan y los ciudadanos también hablan. La Votación Climática del Pueblo 2024, una reciente encuesta global del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el departamento de Sociología de la Universidad de Oxford, realizó una consulta a más de 73.000 personas en setenta y siete países, muestra que representa al 87% de la población mundial: se comprobó que las personas se sienten cada vez más preocupadas por el cambio climático y consideran que los eventos extremos están empeorando. La Encuesta destaca que el 80% de los ciudadanos —cuatro de cada cinco— desean una acción climática más contundente por parte de sus gobiernos. Casi todos los encuestados se manifiestan de este modo en Burkina Faso (95%), Ecuador e Italia (93%), Camboya (91%), Colombia y Perú (86%), China (73%)…
Tic Tac, Tic Tac. ¿Por qué, a pesar de los sufrimientos humanos y costos estratosféricos, seguimos resistiéndonos a escuchar todas estas señales de alerta? Los gobiernos de la ultraderecha del mundo siguen queriendo tapar el sol con un dedo. El Proyecto 2025, la reaccionaria agenda de la Fundación Heritage que aloja a la “materia gris” del movimiento republicano y del probable futuro gobierno Trump, pretende retomar la senda del negacionismo y obligarnos a dar pasos atrás. En su propuesta de reforma del sistema de energía, plantea revertir muchas de las políticas energéticas implementadas por administraciones anteriores, promoviendo la producción de energía doméstica que incluye el petróleo, el gas y el carbón, y reduciendo el énfasis en las energías renovables. En Europa nos hemos salvado por un pelo de la agenda negacionista: los verdes integran la coalición que sostiene a la reelegida Ursula von der Leyen, pero las promesas de avanzar hacia una transición ecológica más acelerada se diluyen ante las presiones de los lobbies fósiles y de la agricultura tradicional.
Tic tac, tic tac. No todo resulta gris. La buena noticia es que aún hay tiempo y que existen avances positivosen la acción climática. La UE, por ejemplo, implementa un plan de 650 mil millones de euros que se ha fijado el objetivo de que las ciudades alcancen el cero neto para el año 2030; la energía fotovoltaica ya cubre la mitad de la demanda de nueva energía en el mundo; este año, los precios de la energía eólica marina en China serán más bajos que los del carbón; se ha logrado impulsar con éxito un avión eléctrico con un alcance de 3000 km; un proyecto de reforestación en la Amazonía brasilera ha plantado más de cien millones de árboles, ayudando a restaurar ecosistemas vitales y a capturar carbono. En nuestro querido Perú, un proyecto de reforestación en Cusco ha plantado más de un millón de árboles nativos en las zonas altoandinas para restaurar ecosistemas degradados, mientras Clemesí y Rubí, en Moquegua, se consolida como el complejo solar más grande del país, reduciendo nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
Tic tac, tic tac. Los avances no son suficientes para detener el descalabro, pues las emisiones siguen aumentando. Por ello, el Reloj Climático en el Día de la Emergencia Climática nos llama a todos a la acción. Hoy, 22 de julio, tendremos oficialmente cuatro años para reducir drásticamente las emisiones de combustibles fósiles. Unámonos a la campaña: #TimeToEndFossilFuels(“#tiempodeterminarconloscombustiblesfósiles”). Detengamos todos los nuevos proyectos de exploración y explotación de fósiles, desde los oleoductos Mountain Valley y Gas Natural Licuado en EE UU hasta laEast African Crude Oil Pipeline (EACOP) en África Oriental, pasando por la explotación de nuevos lotes en el Mar del Norte o en la Amazonía del Perú. Debemos transitar urgentemente hacia una economía regenerativa, de bajas emisiones, y financiar soluciones climáticas reales: energía renovable al 100% y agricultura regenerativa. El Día de la Emergencia Climática es nuestro momento para unirnos con comunidades, influir en políticas e inversiones, y obligar a los gobiernos y corporaciones a que cumplan sus promesas de transición.
Tic tac, tic tac.
Debemos hacer lo que la ciencia y la justicia demandan.
Debemos estar atentos al reloj del clima.
Cada minuto cuenta.
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