El agua de Lima y el papa Francisco


De cómo SEDAPAL puede inspirarse en el Vaticano para gestionar el agua


Quizás el 4 de octubre de 2023 sea un día que quede registrado en los libros de Historia. Ese día, el papa Francisco reunió al sínodo papal, una especie de asamblea para la “planificación estratégica” de la Iglesia Católica. Durante los diez años de su pontificado, Francisco ha convocado sínodos para tratar temas como los jóvenes, la familia y la Iglesia. Sin embargo, el cónclave actual es disruptivo. La agenda incluye temas considerados tabú, como la ordenación de mujeres, la posibilidad de incluir a sacerdotes casados o de bendecir parejas del mismo sexo, entre otros. Por primera vez, el papa convoca a laicos y a mujeres: 365 personas, incluyendo a 54 mujeres y 70 laicos, tendrán derecho a votar y también se escuchará la voz de los pueblos migrantes y de los niños. El proceso de diálogo se construyó desde “abajo hacia arriba” y movilizó a las iglesias locales de todo el mundo, que se activaron desde 2021 con sus fieles para producir informes locales, regionales y continentales sobre los temas de su interés. En síntesis, Francisco tendrá que escuchar múltiples voces y aprovechar la riqueza de una perspectiva más diversa, avanzando en su visión de construir una Iglesia más horizontal y cercana a la gente, en lo que el diario religioso Avvenire ha descrito como un proceso para “iluminar a la Iglesia con una nueva luz”. 

Este sínodo también coincide con el lanzamiento del Laudate Deum, una exhortación papal a acelerar el paso para hacer frente al cambio climático. Haciendo eco, no de Dios, sino de las conclusiones científicas del último Informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), Francisco nos recuerda que la evidencia científica del cambio del clima es contundente, que estamos acercándonos a un punto de no retorno y que necesitamos audacia política para acelerar el paso hacia una transición energética y ecológica, respetuosa de la vida. 

No es descabellado pensar que quizás el papa pueda inspirarnos para enfrentar nuestras propias crisis domésticas. La de la empresa de agua potable de Lima, SEDAPAL, por ejemplo, que la semana pasada explotó por los inconvenientes creados por una simple obra de empalme de tuberías. Quizás haya llegado el momento de poner a esta empresa pública al paso de los tiempos e “iluminar a su gestión con una nueva luz”, superando las simplisticas soluciones privatizadoras. 

El agua que consumimos no es un recurso infinito y cada día está asediada por una ciudad que crece y una lluvia que decrece. ¿Cómo atender los desafíos de una megalópolis que no para de extenderse, y de unos glaciares y lagunas —nuestras reservas de agua— que no paran de secarse? ¿Cómo llevar agua sana y segura a todos, limpia de microbios y también de metales? ¿Cómo planificar el crecimiento de la ciudad a la par de viviendas y servicios de agua dignos, para que los traficantes de tierra no nos sigan ganando? ¿Cómo ser más inteligentes en el aprovechamiento del recurso, sin traer agua de cuencas lejanas y, más bien, reciclando los millones de litros de aguas residuales que ahora tiramos al mar? ¿Cómo multiplicar las tecnologías ancestrales que cosechan el agua en las cuencas altas y restaurar los ecosistemas que la producen? Estas y otras preguntas son de urgente atención. 

Sin embargo, hay algunas buenas noticias: SEDAPAL ya empieza a escuchar a la ciencia y se está dotando de herramientas para comprender más integralmente el ciclo del agua de nuestra ciudad y de sus cuencas. Para ello, utiliza modelaciones y simulaciones que permiten la predicción de la demanda de agua por cuenca, microcuenca y “nodos de demandas” en función del cambio climático, el crecimiento demográfico, el cambio de uso del suelo. Desde hace algunos años utiliza un sistema de modelación hidrológica automatizado llamado PISCO, que modela la temperatura y la precipitación, el nivel de los embalses y de los acuíferos, con información proporcionada por la red hidrometeorológica de SENHAMI. Además, está modernizando este sistema con una nueva herramienta llamada HydroBID, que agrega información satelital complementaria y permite afinar los modelos hidrológicos, proporcionando balances hídricos horarios que facilitan tomar decisiones de inversión y de gestión del agua. Esto permite, por ejemplo, abrir un embalse para descargar agua y recargar el acuífero cuando hay episodios de lluvia inesperados; predecir las lluvias de verano y acordar un plan de descarga con otro gran usuario, la empresa hidroeléctrica ENEL; o simular el comportamiento de la cuenca del río Rímac y tomar acción ante el inminente fenómeno del Niño global.

Estas herramientas científicas y tecnológicas también pueden resultar útiles para sensibilizarnos, educarnos y construir la confianza que la empresa parece no tener. Quizás es momento de hacer más transparente la gestión del agua y de SEDAPAL, pues Lima y nuestra sobrevivencia futura en la ciudad requieren que todos nos convirtamos en usuarios responsables y cómplices de una empresa pública que tiene la misión de garantizarnos el derecho al agua y manejar la complejidad de un bien común. Además, solo con buena información, transparencia y confianza puede darse un debate sobre las ventajas y desventajas de su modelo de gestión —público o privado— de manera alturada y realista.

Que venga entonces el sínodo del agua y que sea disruptivo: además de los obispos de siempre, que se movilicen nuevas voces y perspectivas para construir, paso a paso, una gestión más abierta, más científica, en sintonía y con la complicidad de todos los ciudadanos. 


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2 comentarios

  1. Luis Acosta

    Muy bonito artículo, es necesario seguir modernizando la gestión de Sedapal, con nuevas ideas y pensamientos que salgan de lo convencional para hacer frente a los grandes desafíos que tiene que enfrentar: crecimiento desordenado de la ciudad, cambio climático asociado a eventos extremos y un tema que no se ha tratado en el artículo es la preparación para hacer frente a un posible terremoto con intensidad mayor a 8.8 Mw (Escenario INDECI).

  2. Rafael T.

    Sedapal debe ser privatizda de inmediato, en su empresa con una gestión desastrosa inepta y deficiete, hasta para programar un simple corte de servicio, ejemplo de empresa pública inservible que no ha sido capaz de dar agua ni a toda la ciudad de Lima. Si se hubiese privatizado hace 20 años, hoy todos terndrian agua, y mas barata que comprar de cisterna. Pero claro, la izquierda inepta pondría el grito en el cielo y marcharía en contra del progreso en defensa de los recursos estratégicos jajaja.. Estratégicos para qué me pregunto???? para sus bolsillos., seguramanente. Sedapal debe ser un nido de ratas y corrupción, sin control de nadie solo de los propios funcionarios públicos que deben robar hasta en el papel higiénico.
    Igual con Petroperú otro lastre que solo nos cuesta a todos los peruanos y en el que roban en camiones. Que la rematen por partes si es necesario.

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