Si nos preocupa la economía, más nos debe preocupar seguir debatiendo sobre las instituciones
Esta semana se desarrolla el foro Aula Magna en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Este año el tema es “Democracia y crisis institucional: retos y perspectivas regionales”, que viene en concordancia con los aportes de los ganadores del Premio Nobel de Economía correspondiente al 2024 sobre la importancia de las instituciones para el desarrollo y el bienestar.
En nuestro país, los temas institucionales son los protagonistas de muchas de nuestras preocupaciones. Antes de seguir, aclaro que cuando me refiero a instituciones, me refiero a las reglas de juego y no a las organizaciones, que son las entidades o colectivos que aplican estas reglas.
El protagonismo actual de las reglas de juego de nuestra sociedad, es decir, de las instituciones, tiene que ver con una sensación de pérdida o debilitamiento de las formas de relacionarnos como ciudadanos. No solamente la gran mayoría de nosotros no nos sentimos representados por aquellos a quienes les hemos delegado el poder político para ello, sino que en nuestras acciones cotidianas experimentamos desconfianza y agresividad (si alguno de ustedes tiene que manejar en alguna ciudad del Perú, no necesito contarle más).
Tenemos elementos de confianza básica todavía en algunos componentes de nuestras reglas económicas, tal como el significativo aumento de pagos digitales está mostrando. Seguimos comprando a entidades formales, pero también a aquellas que se demoran en emitir una boleta de venta o que, simplemente, sabemos que no tienen manera de emitirla. Sin algo de confianza en el producto o en el servicio, no compraríamos.
Al mismo tiempo, si bien los pagos digitales crecen como la espuma, no lo hacen al mismo ritmo las ventas electrónicas. Acabamos de terminar una campaña de cyberventas y la escasez de reportes sobre los resultados podrían sugerir que las metas no se lograron.
Para cualquier asunto de interacción con el sector público, y a veces hasta con el privado, es una miríada de papeles la que tenemos que mostrar para que nos crean lo mínimo. Quizá me repito con una anécdota. A raíz del fallecimiento de mi padre en 2015, tuve que cambiar dos pasajes aéreos. La aerolínea extranjera realizó el trámite a través de mensajería de Facebook solo con mi mensaje escrito, mientras que la aerolínea nacional me solicitó llevar a sus oficinas el certificado de defunción original y mi partida de nacimiento para que quede en los registros. Ya Ronald Coase, premio nobel de Economía en 1991, abrió la discusión sobre la importancia de los costos de transacción para el desarrollo de los mercados: el intercambio tiene costos que exceden los de producción. Cuanta más desconfianza exista entre los agentes económicos, mayores serán los costos de transacción y menores así las transacciones. La senda posible de crecimiento de una economía en condiciones de altos costos de transacción es limitada.
Pero volvamos al Aula Magna de la PUCP. El programa se ha estructurado alrededor de la perspectiva económica, la perspectiva de análisis político y la perspectiva de actores políticos sobre los temas de instituciones y democracia. Cuando tengan este jugo en sus manos, ya se habrá desarrollado la perspectiva económica a cargo de Francisco Gallego de la PUC de Chile y de Lant Pritchett del London School of Economics. Hoy, miércoles 20, tendrán la oportunidad de escuchar a Alberto Vergara y a Daniel Brinks; y mañana, jueves 21, en el fin de fiesta, a un panel de peruanos y peruanas que están en la arena política con miras a las elecciones del 2026. Ojalá que estos últimos hayan participado de las discusiones de los días previos. Y, si no, siempre les podemos enviar el enlace a los vídeos, al que ustedes también tendrán acceso, por cierto.
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