De perlas y cerdos

Una mínima selección de los desatinos del alcalde de Lima

No digo nada nuevo afirmando que Rafael López Aliaga es un señor que da muchísima vergüenza ajena. En sus casi cuatro meses de gestión como alcalde de la MML ha demostrado lo que sus votantes no quisieron ver, o simplemente no les importó: que la mayoría de sus promesas son inviables, que lo que no sabe se lo inventa, que no está preparado para el cargo, que no le importa mentir, que tiene una agenda mercantilista y conservadora extrema, que por una tacita de popularidad es capaz de lo que sea, que improvisa, que es agresivamente vulgar e ignorante. 

Ya se ha vuelto costumbre, entre las malas noticias, enterarnos de sus despropósitos (el más reciente ha sido el endose de la Dirección Regional de Educación de Lima a la Municipalidad, fina cortesía de ese otro impresentable que es el ministro de Educación). Pero para que nadie crea que exagero respecto a los disparates que suelen salir de su boca, a continuación les dejo una apretadísima selección para la historia municipal de la infamia.

16 de febrero. En una conferencia de prensa declaró que lo llamaron “personajes ligados a la Defensoría” proponiéndole “evacuar a mil personas” que habrían llegado a la capital desde el interior para participar en las manifestaciones contra el gobierno. Le habrían pedido 150 soles por pasaje “para que ya no hubiera vandalismo criminal en el centro de Lima”. El alcalde dijo que lo consideraba una extorsión, y añadió que, más bien, las cámaras de seguridad habían captado a 500 criminales (¡500!) a los que les habrían abierto carpetas fiscales, y que mejor se quedaran en Lima para ser procesados. La Defensoría, por su parte, ha denunciado la extorsión ante el Ministerio Público, para lo cual le ha pedido mediante oficio al alcalde que declare quiénes son esos personajes que lo llamaron. Esto, como el dato del medio millar de criminales, sigue en nada.

8 de marzo. En una actividad celebrada en la misma municipalidad por el Día de la Mujer, al alcalde se le ocurrió homenajear a Patricia Benavides, fiscal de la Nación. Soltó cosas como “Su perseverancia, valor, inteligencia (…) han marcado la diferencia para que se pueda recuperar la senda de un Perú democrático que es ahora envidia de toda Sudamérica. Es casi el único país que tiene una democracia, con defectos, pero viva y caminante (…) Qué mejor homenaje a la mujer peruana que (…) se entregue esta medalla de Lima a aquella mujer que nos ha demostrado durante toda su gestión valentía, integridad, honestidad, prudencia y otras virtudes que adornan a nuestra querida fiscal de la Nación”. Lo mejor lo dejó para el final: “Ha sido un acto de Dios que usted esté presente, doctora, en este momento tan difícil para nuestro país, donde los planes y una confabulación internacional eran distintos para el Perú: hacer una dictadura tipo Venezuela, tipo Cuba y otros países que lamentablemente están en esa secta (sic)”. Esto no pasaría de una anécdota trivial si no fuera porque la fiscalía investiga (o se supone que lo hace) a López Aliaga por lavado de activos. Y porque Benavides, entre vínculos nada sanos y las evidentes mentiras relacionadas a su pasado académico, no puede ni mucho menos representar a la mujer peruana.

12 de marzo. Durante una conferencia con la cúpula del Ejecutivo a propósito de la creación del Consejo Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres, y con la intención de enfrentar las lluvias provocadas por el ciclón Yaku en Lima, propuso que “hay que invocar la ayuda divina. Yo los invito a hacer una cadena de oración para que no sea tan fuerte el embate de estas fuerzas de la naturaleza”. Pura estrategia.

13 de abril. Tras conocerse la sentencia de 12 años de prisión que recayó sobre Daniel Urresti por el asesinato de Hugo Bustíos, López Aliaga se olvidó de los innumerables insultos y puyazos remitidos mutuamente, y dijo cosas como “En estos momentos se debe apoyar a la familia. Urresti es militar y sabe cómo defenderse, más me preocupa la familia”, que había sido “y sigue siendo su amigo”, “quiero mandarle un mensaje a su familia de amor y cariño”, “Es totalmente injusta la sentencia que se ha emitido y por eso tenemos la convicción de que esto en segunda instancia se va a revertir”. Una locura, como si su nuevo causa fuera la víctima. Aquí lo divertido fue la respuesta vía Twitter de Urresti: “Recibo con asco y repudio las palabras de solidaridad de López Aliaga. Este miserable ser no es mi amigo, nunca lo fue ni lo será. Todo lo que dice es falso. ¡Deje de referirse a mi esposa y no se meta con mis nietos!”.

13 de abril. Ese mismo día reveló la clave de su nueva estrategia para combatir la inseguridad ciudadana: “Las macetas son para la belleza. Hay un montón de libros sobre ese tema, cómo la belleza espanta la delincuencia. Por favor, claro que sí. Hay un efecto psicológico. Si hay belleza, el choro se va pa’ otro lado. Me han criticado por decir esto, ah. Pero lo reitero, lean un poquito más, ¿ya? Oriéntense, miren cómo funciona el mundo, cómo funciona el ser humano”. Sin comentarios.

18 de abril. Como muchos defensores de la mano dura, RLA cree que la presencia de militares en las calles va a frenar la delincuencia, olvidando que esa no es una función de las fuerzas armadas y ni están preparadas para ello. Asimismo, se declara admirador del muy cuestionable Nayib Bukele: “Creo que el tema de inseguridad, ahora, ya es estructural. Tenemos que coordinar con el Ministerio de Defensa para tener militares en las calles, porque el tema está desmadrado. Se está saliendo de control, creo que tenemos que pasar a una fase dos, como se ha hecho en otros países como El Salvador, donde Bukelesacó al Ejército”. Y “El plan Bukele ha hecho un milagro (…) Estamos en contacto con su equipo de seguridad y queremos implementar algo similar”.

Y así pasan los días, pasarán los meses, y los años. Cuatro que Lima tendrá que soportarlo.

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