Una buena noticia en mitad del desconcierto
En medio de tanta turbulencia en nuestro país, es importante tener presente que los servidores públicos tienen tareas que deben seguir cumpliendo según sus funciones. Quienes están a cargo de los Centros Emergencia Mujer, por ejemplo, deben seguir trabajando, así como el resto de funcionarios.
Una de las funciones públicas que menos deben parar es la de construir obras con presupuestos que provienen del pago de nuestros impuestos. En palabras técnicas, se trata de que se active la inversión pública, la misma que promueve la construcción y genera efectos positivos sobre el empleo. Muchas de obras estas dependen de los gobiernos locales y regionales que han asumido funciones recién hace un par de semanas, en medio de las dificultades sociales y políticas que nos aquejan. Además, es conocido que las nuevas autoridades de estos gobiernos toman un buen tiempo antes de activar obras.
En línea con esta función pública, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha lanzado el plan “Con punche Perú” para priorizar medidas de apoyo a la economía familiar, de reactivación regional y de reactivación sectorial. Antes de hacer un extenso listado o de discutir cuán viable podrá ser su implementación en medio de la incertidumbre actual, lo que quiero destacar ahora es una de sus medidas de reactivación regional: el financiamiento de estado situacional de obras públicas paralizadas. De llegar a implementarse, sí será un avance.
¿De qué se trata? Como resultado de los problemas de corrupción con que convivimos, muchas obras se interrumpen en plena ejecución y dejan construcciones inconclusas. Estoy segura de que hay lectoras y lectores que están de acuerdo con la normativa actual, que establece que, ante sospechas o indicios de corrupción, lo razonable es paralizar la obra hasta que se investigue y se aclaren las acusaciones y se lleve adelante el proceso administrativo y judicial.
No obstante, el gran costo de estas paralizaciones es que la finalidad última del gasto público —brindar servicios de calidad a los ciudadanos— no se cumple: hay personas que pudieron vivir mejor gracias a los servicios de las obras y no pudo ser. Las obras inconclusas durante años constituyen una gran pérdida. Y recalco “años”, porque cualquiera sea el proceso para resolver las acusaciones de corrupción —sea administrativo, judicial o el correspondiente arbitraje— toma mucho tiempo y recursos. Mis contemporáneos en Lima recordarán, tan bien como yo, esos pilares de concreto sobre la avenida Tomás Marsano para la primera línea del metro y las décadas que transcurrieron hasta que fueron utilizados.
Pero la sola postergación hasta que se resuelva el proceso en última instancia es una parte de las pérdidas, ya que la misma obra inconclusa genera más malestar que antes de haberse iniciado. ¿Cómo? No solamente debido al efecto estético que produce una obra sin concluir, sino por el polvo que levanta, los fierros que se oxidan y le restan seguridad al proyecto, y los posibles problemas de seguridad por un terreno sin custodia cercano a las viviendas. Pero allí no quedan los perjuicios: si, por ejemplo, se trata de una obra de ampliación de infraestructura que requiere hundir tubos, como las de saneamiento, los huecos sin tapar son un peligro directo para los transeuntes e indirecto para su salud, si se llenan de roedores o alimañas.
Así las cosas, un Estado que trató de estar presente en un territorio a través de una nueva obra, cuyos servicios debían brindar beneficios a las personas, termina causando perjuicios a todos y una mayor desconfianza hacia el gobierno, sea nacional, regional o local.
Este componente del plan “Con punche Perú” asigna un presupuesto específico para hacer los estudios de la situación de una obra paralizada y que esta pueda ser reactivada. El MEF estima que existen 202 obras regionales y 558 obras municipales paralizadas bajo este paraguas y este programa podrá contribuir a que su reanudación ocurra en un plazo más corto que largo.
Una buena noticia en medio de estos tiempos inciertos.
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Una de las pocas ideas sensatas publicadas en estos tiempos y que apunta a que en medio de grandes discrepancias ciudadanas, tenemos que seguir empujando a que el aparato productivo no pare.
En cusco el hospital lorena, la vía expresa, la avenida pardo, los colectores, y otros hospitales de provincias esperemos reciban el impulso adecuado y se vean concluídas. La corrupción sin duda es el principal mal para combatir la pobreza.