En una región llena de incertidumbres, la República Oriental vuelve a dar muestras de civilidad
Esta es una carta de amor al país de Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Idea Vilariño, Ida Vitale, Eduardo Galeano y Jorge Drexler; del vino tannat y las parrillas; de la Celeste y el Maracanazo; de la Rambla y Punta del Este. Pero aquí no me detendré en su literatura, música, fútbol o atractivos turísticos. Lo que inspira esta oda es algo que no suele mencionarse cuando uno habla de las virtudes de un país: su sistema político.
El pasado fin de semana fue la segunda vuelta en las elecciones presidenciales uruguayas. Más allá del resultado, quiero destacar dos cosas que me generaron una sana envidia.
La primera, es que no se trató de una elección dramática. Los electores uruguayos no tenían que elegir al mal menor, ni se abría ante ellos la posibilidad de caer al abismo. Ambos candidatos tenían experiencia de gobierno, reconocimiento por su liderazgo público y, si bien son de sectores ideológicos distintos, ninguno ponía en riesgo ningún avance o implicaba una amenaza al sistema democrático. El proceso electoral se desarrolló sin grandes crispaciones.
La segunda es que, mientras se realizaba el cómputo de votos, y cuando la tendencia ya era clara, el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, felicitó públicamente al ganador. Perdió su delfín político, ganó la oposición, pero el presidente fue rápido al aceptar el nuevo escenario político y empezar la pacífica transición de poder.
Ninguna de las dos cosas que he destacado deberían de llamar la atención. Sin embargo, uno ve el actual contexto regional y las últimas elecciones en varios de nuestros países y vaya que lo ocurrido en Uruguay termina resultando extraordinario.
Les suelto otra. El año pasado, para la juramentación de Lula en Brasil, el presidente actual de Uruguay no fue solo. En la delegación oficial lo acompañaban los expresidentes José Mujica y Julio María Sanguinetti. Los tres son de partidos políticos e ideologías distintas. ¿Se imaginan esa escena? El presidente y dos expresidentes representando al país. Nosotros solo podríamos conseguir aquí una foto así si la tomáramos en un juicio o en la Diroes.
Una última escena. Ocurrió cuando los expresidentes Mujica y Sanguinetti renunciaron simultáneamente a sus escaños en el senado en el 2020, por motivos personales. Se trataba de líderes políticos que fueron rivales y opositores, de partidos que nunca han estado en una misma coalición de gobierno. El Congreso decidió hacer un evento cívico de despedida. Para ambos. Al mismo tiempo. En su discurso de despedida, Sanguinetti citó un poema de Octavio Paz: «La inteligencia al fin encarna, / se reconcilian las dos mitades enemigas / y la conciencia-espejo se licúa, / vuelve a ser rúente, manantial de fábulas: / Hombre, árbol de imágenes, / palabras que son flores que son frutos que son actos». Luego de los discursos, los dos presidentes se dieron un gran abrazo de despedida. Desde entonces, han participado en varios eventos conjuntos donde reflexionan sobre el país y su futuro.
La madurez política de Uruguay y la estabilidad de su democracia son realmente notables. Elecciones libres y justas, plena libertad de prensa, coaliciones de gobierno estables, balance de poderes, instituciones fuertes. El paquete completo.
Hay quienes argumentan que se debe a que es un país pequeño (“el paisito”, lo llamaba con cariño nuestra recordada librera uruguaya Chachi Sanseviero). Sin duda es un factor, pero no puede ser el único, porque me vienen a la mente otros países pequeños en nuestra región con una situación política muy preocupante. También se suele dar como explicación su tradición política y civilidad histórica, con el legado de líderes reformistas como José Batlle y Ordóñez y el temprano desarrollo de instituciones sólidas, y es verdad, pero recordemos también que Uruguay tuvo por doce años una brutal dictadura cívico-militar, como otros países de la región.
Quizá la clave esté en cómo Uruguay procesó ese pasado. La transición democrática de 1985 no solo restauró las instituciones, sino que fortaleció una cultura política basada en la negociación y el rechazo al autoritarismo, alimentada por una ciudadanía que valora la democracia. Además, su modelo político, con partidos longevos y una alternancia en el poder que no quiebra el consenso básico, ha permitido evitar la polarización extrema que afecta a otros países de la región. Todo esto ha echado raíces en su sistema educativo y de bienestar social, que permiten una conciencia común y una valoración de lo público, todo ello base fundamental para la civilidad.
Por supuesto siempre habrán muchos matices que agregar y problemas graves que no encuentran una solución satisfactoria. Uruguay no es una utopía ni se presenta como tal. Dicho ello, creo que hay consenso cuando decimos que la República Oriental es un raro ejemplo de estabilidad democrática en una región llena de polarización e incertidumbre. Frente a eso, no deberíamos detenernos en la sorpresa o en la sana envidia, sino que deberíamos buscar lecciones que aprender y adaptar para nuestra realidad.
En la mejor tradición de las cartas de amor, termino estas palabras con un poema. Es uno de Ida Vitale, poeta uruguaya, nacida en 1923. Fue parte de las vanguardias latinoamericanas y en el 2018 le dieron el Premio Cervantes. Haciendo honor a su apellido, Ida Vitale tiene 101 años y sigue en plena actividad.
Fortuna
Por años, disfrutar del error
y de su enmienda,
haber podido hablar, caminar libre,
no existir mutilada,
no entrar o sí en iglesias,
leer, oír la música querida,
ser en la noche un ser como en el día.
No ser casada en un negocio,
medida en cabras,
sufrir gobierno de parientes
o legal lapidación.
No desfilar ya nunca
y no admitir palabras
que pongan en la sangre
limaduras de hierro.
Descubrir por ti misma
otro ser no previsto
en el puente de la mirada.
Ser humano y mujer, ni más ni menos.
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Muy bueno Alberto. ¡Gracias!
es q en venezuela se reunen los políticos d oposición y oficialistas y es para caerse a peñascos unos pq roban y los otros por q no los han djado montarse en el poder para robar es trist pero ya van 25 años del ascenso d chavez y d su sentencia d q se acabarían los vicios d la cuarta republik, chavez falleció y no ha bajado ni un grado el klor ni la apuesta por la corrupción en ambos bandos la oposición no ha escondido sus apetitos ni pq esta en una situación d lucha d rebeldía para sakr aunq sea desd la insubordinacion a un gobierno q acusa d múltiples males para lo cual ha recibido efectivas ayudas d eeuu tanto en efectivo como en sanciones y embargos q son notorias y comunikcionales fenómeno q no se ha visto en ningún proceso suramerikno oposición q continua viendo a la clase media y baja como ciudadanos d segunda y q solo ellos tienen derecho a la teta del estado como solo ellos tienen derecho a la vivienda subsidiada o a los créditos para esta y para los electrodomésticos, para los vehículos y subsidios en general aunq tengan tres ksas tres carros tres cocinas tres lavadoras tres veces mas costosas q las subsidiadas otra cosa la mas importante pq tenéis q meterle fuego meterle tubazos palo y balas a los ciudadanos q no comparten sus ideales con ellos así como a las edifiksiones q son del estado y benefician al pueblo q son símbolos d civismo progreso institucionalidad y democracia símbolos del abandono del arkismo dl primitivismo q sus ciudadanos no son unos trogloditas q a nadie les importa ejemplo y asombro para los ciudadanos extranjeros q nos visiten ahora si esto es oposición q se puede esperar en el gobierno, es esto o la vuelta a los vicios d la cuarta republik d nuestro primer ensayo mas exitoso d democracia o es q para tomar el poder en el país hay q destruirlo o paralizarlo para subastarlo en partes…..