Arguedas en Nueva York


A repensar el impacto global de uno de nuestros más importantes intelectuales


Años atrás, cuando era un estudiante universitario, llegó a mis manos la obra póstuma El Zorro de arriba y el Zorro de abajo (1971) del escritor José María Arguedas, y hubo un detalle que me sorprendió: la historia ambientada en el Perú también se intercalaba con cartas autobiográficas, y en ellas hay una breve mención a la ciudad de Nueva York y sus experiencias en sus calles.

La sorpresa venía porque, generalmente, a Arguedas se le identifica con el tratamiento de aspectos de las identidades andinas y quechua, y se le suele encasillar en lo costumbrista y folklórico, en contraste con perspectivas de transnacionales y de globalización. Además, sus obras más conocidas suelen ser Los Ríos Profundos, cuentos como Warma Kuyay, y gran parte de su propuesta implica reconocer al Perú como un país multiétnico o, como él mismo decía, un país de ‘todas las sangres’. De hecho, en vida Arguedas tuvo que lidiar con debates intelectuales locales y extranjeros sobre esta errónea clasificación de su obra, entre los que se incluye un álgido intercambio con el argentino Julio Cortázar.

Ya que hablamos de comparaciones, a Mario Vargas Llosa se le suele ubicar como el escritor cosmopolita peruano del siglo XX, frente a un Arguedas más insular y rural. Al menos eso es lo que muchos libros de texto escolar aún repiten al día de hoy, no solo por las temáticas que aborda cada autor —el primero ha escrito obras ambientadas en muchas partes del mundo y en ciudades, y el segundo se ha enfocado más en los Andes—, sino también por su propia trayectoria de vida y exposición. Pero, probablemente, nos hemos dejado llevar un tanto por estereotipos de asociar lo andino e indígena con las antípodas de lo moderno. Tal vez, como el mismo Arguedas reclamaba en su poema Llamado a algunos doctores (1966), superar este prejuicio nos podría ayudar a dejar de ningunear a grupos y culturas marginalizadas de nuestro país: “Dicen que ya no sabemos nada, que somos el atraso”.

No hay mucha información disponible sobre el paso de Arguedas por Nueva York, pero sí sabemos que tenía varios amigos en la región, como el doctor John Murra, famoso profesor de cultura andina en la Universidad de Cornell, quien antes había pasado algunos años enseñando en San Marcos. En El Zorro de arriba, Arguedas apenas narra que recorrió las calles de la Gran Manzana, incluidas la Quinta Avenida, Harlem y Broadway. ¿Qué habrá ocurrido durante su tiempo allí? Arguedas era un intelectual público y no sorprendería que en sus periplos por el país de norte haya estrechado lazos con otros pensadores, y con las comunidades peruanas migrantes. Una de las huellas de su impacto global es que hoy en día muchos de sus libros también habitan las calles neoyorquinas, desde la Biblioteca Pública de Nueva York, la Universidad de Columbia, la Universidad de Nueva York, entre otras. 

Puede que sí existan archivos y correspondencias que nos brinden más luz sobre el recorrido de este escritor y pensador tan fundamental para la sociedad peruana. Cada vez que visito Nueva York —desde Boston son cuatro horas en tren—, imagino que en algún rincón de ella habrá la posibilidad de encontrar más pistas, y así rescatar valiosos archivos que nos ayuden a valorar aún más el legado de Arguedas en su dimensión internacional. En especial, porque esto de imaginar sociedades multiculturales, diversas y complejas, eran ideas ampliamente rechazadas en los años 1960, pero hoy son consideradas cruciales para la búsqueda de un mundo más democrático, respetuoso y empático, no solo en el Perú, sino en el mundo, lo que convierte a Arguedas en uno de los pioneros en el tema.


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1 comentario

  1. Rosalinda Martinez

    Pues yo también me he sorprendido de ese Arguedas cosmopolita. Y aparte de la Biblioteca de NY, yo me presto sus libros de la Biblioteca de Queens

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