Profesor conocido, nobel desconocido


Gurnah, un amable colega de quien tenemos mucho que aprender 


Cuando me desperté el jueves pasado, al igual que muchos, recibí con sorpresa la noticia de que Abdulrazak Gurnah había ganado el Premio Nobel de Literatura de 2021. Como casi todas las personas del planeta, no había leído un libro suyo, pero su nombre me era muy familiar. Pensé que no podía haber dos Abdulrazaks que sean autores y que vivan en el Reino Unido: se debía tratar, sin duda, de mi colega de la Universidad de Kent, tal como lo comprobé al ver su foto en la prensa. 

Como el resto de los interesados en literatura, me puse a devorar todo lo que había en las redes sobre este hombre amable con quien había conversado algunas veces de manera casual, al que había visto en reuniones de la facultad y a quien había oído hablar sobre sus trabajos en literatura poscolonial. Gurnah es un hombre pausado, que habla de manera muy clara y a la vez delicada. Durante décadas se ocupó de que el departamento de Inglés de la Universidad de Kent destacara tanto en el estudio de la literatura poscolonial, como en la problemática de los refugiados y cómo se les recibe en el Reino Unido, así como en la creación literaria.

Sus diez novelas se centran en las realidades del colonialismo, los exilios, las ideas de pertenencia, la violencia que pueden ejercer los estados sobre los individuos, así como en dar voz a quienes han quedado excluidos de los archivos. Proviene de una familia árabe establecida en la isla de Zanzíbar, en la actual Tanzania, y su obra nos recuerda que esa región de África Oriental fue colonizada brutalmente por los alemanes antes que por los ingleses y que el traspaso de una potencia a otra no fue sencillo. Sus novelas hablan, además, de las poblaciones de Asia que se establecieron en esa zona, antes incluso de la llegada de los alemanes, y de las tensiones históricas con las poblaciones locales.   

Gurnah dejó su isla natal en 1966, dos años después de un violento levantamiento antiárabe en Zanzíbar y llegó con dieciocho años a Londres esperando una bienvenida más cálida que la que encontró. Cuenta que en su imaginación los ingleses debían ser corteses, pero que en cambio la recepción estuvo llena de racismo y recelo ya que en ese momento se daba un éxodo masivo de asiáticos desde Uganda, en su mayoría hindúes que habían sido transportados a África durante el periodo colonial y que decidieron usar sus pasaportes británicos para migrar al Reino Unido cuando dejaron de ser bienvenidos en sus tierras adoptivas. Después de siglos de colonialismo, una vez que dejaron de ser la metrópoli de un gran imperio, no había espacio en la mente de muchos en el Reino Unido para aquellos colonizados que ahora llegaban con la esperanza de ser incluidos.

La labor de Gurnah no se limita a la ficción y mucho del trabajo por el cual ha sido galardonado viene de la producción académica y la crítica literaria. Se trata, sin duda, de un pensador que ha pasado mucho tiempo reflexionando sobre lo que significa el colonialismo a nivel personal y es interesante que muchos de los sorprendidos el día jueves hayan reaccionado con incomodidad por no saber realmente de quién se trataba. La mayoría de quinielas no lo tenían contemplado y él mismo dice que no se esperaba el galardón. Algunos opinan que el Nobel se da por cuotas y que este año tocaba un hombre africano. Otros, que su trabajo solo resulta aceptable porque ha pasado por el filtro de un idioma poderoso, ya que escribe en inglés.

Sobre esto, el mismo Gurnah dijo el jueves en la radio que él escribe en inglés no porque sea un idioma colonial, sino porque es el idioma en que se siente cómodo escribiendo y que,  justamente, dado que se trata de la lengua que llevaron los ingleses por el mundo, ya no les pertenece exclusivamente a ellos, sino que es de todo el que quiera usarla. Ya no es solo el idioma del colonizador, es también el idioma del colonizado. De la misma manera que los ingleses inventaron el cricket pero ya no son los mejores jugándolo, ya no les pertenece solo a ellos: es de quien quiera jugarlo.

A dos días de la celebración del 12 de octubre, Día de la Hispanidad en España y Día de Colón en los Estados Unidos, dos lugares donde es feriado, pienso en lo que podemos aprender de Gurnah en América Latina, un continente donde una gran mayoría de nosotros habla el idioma de los colonizadores y que, al igual que en el caso del nobel de 2021, hemos hecho nuestro. Me parece importante y necesario que tomemos la invitación de la Academia Sueca para aprender sobre sus visiones del colonialismo y la poscolonialidad. Son temas que no nos son en absoluto lejanos ni desconocidos.

1 comentario

  1. Lucho Amaya

    Existe una diferencia, Natalia Sobrevilla; que nosotros, la mayoría, no solo hablamos el idioma de los colonizadores, sino que llevamos también sus genes… ¿Qué alcance tiene esto último, qué repercusiones, qué ventajas o desventajas… en fin… para nosotros, la mayoría?… La verdad, no lo sé (al menos en este momento), pero como usted no lo ha mencionado, lo menciono yo.
    Saludos

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