“¿Orgullo de qué?”


5 preguntas y respuestas sobre un evento muy importante para las personas LGBT+


Este sábado 25 de junio, a partir de las 3 pm., se llevará a cabo la vigésima edición de la Marcha del Orgullo LGBT de Lima. El evento se realiza cada año desde el 2002 en el marco de las celebraciones de junio –mes del orgullo–, y esta edición es especial porque volvemos a la presencialida luego de dos años donde la marcha se realizó creativamente de manera virtual por la pandemia.

Cada vez que se promociona la marcha en redes sociales, se repiten las mismas preguntas. Normalmente son preguntas que no buscan respuestas. Es decir, no son inquietudes genuinas de quienes buscan aprender más o aclarar alguna duda, sino de quienes quieren cuestionar y criticar la existencia misma del evento. Aún así, creo valioso responderlas para los terceros de buena fe que puedan estar interesados.

Empecemos.

Si es tan normal ser LGBT+, ¿por qué tienen que hacer un mes del orgullo? 

Porque las personas LGBT+ crecimos escuchando que aquello que somos –y que no elegimos pero es parte de nuestra identidad– es un pecado, una enfermedad, algo que está mal. El mes del orgullo es una manera de trabajar la autoestima colectiva de grupos segregados por la sociedad; también es una manera de renovar energías para seguir luchando, y de recordarle a la sociedad todos los asuntos pendientes en materia de reconocimiento de derechos. El mes del orgullo no existe por nuestra orientación sexual o identidad de género en sí, sino como respuesta a la discriminación de la que muchos son víctimas a causa de ellas.

Si es algo que no eligieron, ¿por qué están orgullosos? Uno solo debe sentirse orgulloso de aquello por lo que trabaja, por lo que se esfuerza, de sus éxitos.

Que yo sepa, nadie eligió nacer en nuestro país y es común expresar que estamos orgullosos de ser peruanos. Nadie cuestionaría eso. Tanto la nacionalidad, como la orientación sexual o la identidad de género no son cosas por las que trabajamos, pero son parte importante de nuestra identidad, de nuestra historia personal, de lo que nos hace quienes somos. Por eso, hace completo sentido de que alguien se sienta orgulloso de ello.

Marchan porque buscan privilegios.

Ok, ahí no hay una pregunta, pero igual la responderé. No. Marchamos como respuesta colectiva a una sociedad con mucha intolerancia y discriminación. Una de las expresiones de ello es la falta de leyes que no generarían privilegios, sino igualdad. Por ejemplo, la ley de matrimonio igualitario permitiría que las uniones de parejas del mismo sexo tengan los mismos derechos –ni uno más– que las parejas heterosexuales. 

¿Por qué las marchas del orgullo son tan escandalosas?

Porque son marchas, no procesiones. En cualquier marcha existen diversas maneras de expresarse. Hay quienes deciden bailar, otros prefieren protestar; hay quienes llevan letreros ingeniosos, otros se llenan de arcoíris. Hay grupos de amigos divirtiéndose, colectivos en pie de lucha, papás apoyando a sus hijas, carritos alegóricos de empresas patrocinadoras, aliados heterosexuales, delegaciones de embajadas, y un largo etcétera. 

Es legítimo que cada uno decida manifestarse de la manera que estime pertinente, como sucede en cualquier marcha donde los participantes están allí de forma voluntaria. A quienes les molesta esa libertad habría que preguntarles qué es exactamente lo que les molesta. La respuesta no los sorprenderá.

¿Qué se va a lograr con una marcha? Es una pérdida de tiempo.

No lo es. A nivel social, es una manera de recordar que existimos y que nos encontramos en una situación de vulnerabilidad. Sin la marcha y sin el mes del orgullo la agenda de los derechos LGBT+ recibiría incluso menos atención de la que recibe hoy. A nivel político, es una manera de expresar nuestra frustración y descontento hacia el Congreso, el Ejecutivo, el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional y todas las instituciones que no están cumpliendo con su obligación de proteger nuestros derechos. A nivel personal, la marcha ayuda como un espacio de catarsis, de expresión, además de motivar a otros con el ejemplo.

Si eres heterosexual, tu presencia en la marcha no solo muestra tu solidaridad y empatía, sino que puede ayudar a que alguien a quien quieres y está luchando con “salir del clóset” sepa que en ti tiene a un aliado por si las cosas se ponen difíciles. Y eso puede hasta salvar vidas.

Por eso, invito a todos los lectores de Jugo de Caigua que creen en la igualdad y en la libertad a que nos acompañen este sábado en el Campo de Marte a partir de las 3 pm. Y si no viven en Lima, en este hilo de Twitter pueden encontrar las marchas que se realizarán en más de una veintena de ciudades en la costa, sierra y selva. Que en estos tiempos grises el arcoíris brille con mucha fuerza.

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