Un estudio pionero en el país refleja a nuestras familias diversas
El domingo se celebró el Día de la Madre, un día relevante en nuestra sociedad, como lo han evidenciado los emotivos mensajes en nuestras redes sociales y el trabajo extra que han tenido las florerías, restaurantes y tiendas por departamentos. Lo que quizá haya pasado desapercibido es que en algunos hogares la celebración fue doble, pues hay familias que cuentan con dos mamás. No son casos hipotéticos, son una realidad cercana y común, como bien lo muestra el Estudio sobre familias homoparentales y diversas en el Perú, presentado el viernes pasado en el Congreso de la República. Se trata del primer informe realizado en el país sobre familias constituidas por personas LGBT+, realizado por Ipsos y la Asociación de Familias Homoparentales Perú.
El estudio —al cual se puede acceder en este enlace— utiliza dos conceptos que son importantes conocer: familias homoparentales y familias diversas.
A continuación, comparto las definiciones y algunos ejemplos.
Se considera familias homoparentales a la parejas formadas por dos hombres o por dos mujeres que se convierten en progenitores, como la familia de Sofía Mulánovich, Camila Toro y su hijo Thiago.
Por otro lado, el concepto de familia diversa es más amplio. Considera no solo a las familias homoparentales como la de Sofía, sino también a aquellas donde la persona LGBT+ tiene hijos sin tener pareja, como el productor Ricardo Morán con sus hijos Catalina y Emiliano. También toma en cuenta a las parejas sin hijos, como el caso del actor Bruno Ascenzo y su pareja, el cantante Adrián Bello. El concepto engloba también a aquellas familias donde uno de los integrantes de la pareja se identifica como lesbiana, gay, bisexual o persona trans, como en la familia del escritor Jaime Bayly.
Son muchos tipos de familia, ¿no es cierto? Pero si nos detenemos a pensarlo mejor, la variedad no solo ocurre en las familias LGBT+. Pensemos en las familias heterosexuales de nuestro entorno. ¿Solo hay familias constituidas por papá, mamá e hijos? Está la madre soltera que saca adelante a sus hijos sola, la abuela que asume una figura materna con su nieto ante la ausencia de la madre, el tío que le abrió las puertas de su familia al sobrino que vino a estudiar a Lima, las parejas que no quieren o no pueden tener hijos, la sobrina que vive con su tía adorada y la cuida hasta el final de sus días, la familia compuesta por parejas con hijos de relaciones anteriores, los hermanos solteros que se acompañan en la vejez, y un largo y riquísimo etcétera.
Por eso es que ninguna ley o tratado internacional define con claridad el concepto de familia: no se podría sin correr el riesgo de excluir a algunas de las familias que existen en la sociedad. El concepto evoluciona y se adapta en el tiempo. Nuestro propio Tribunal Constitucional ha señalado en su jurisprudencia que, si bien tradicionalmente el término “familia” hacía referencia a la familia nuclear —papá, mamá e hijo—, al tratarse de un instituto natural, esta varía de acuerdo con los contextos sociales, generándose familias distintas a las tradicionales.
Pese a no existir un concepto cerrado de familia, creo que todos somos capaces de darnos cuenta cuando nos encontramos frente a una. Son vínculos creados en torno al amor y al cuidado con una vocación de permanencia. Los integrantes mantienen una identidad individual, pero cada uno ayuda a formar una identidad colectiva, un proyecto de vida que los involucra a todos.
Esto que parece de sentido común, tiene complicaciones en la vida cotidiana de la gente, especialmente en las familias diversas que enfrentan discriminación. Volvamos al estudio de Ipsos y la Asociación de Familias Homoparentales Perú.
Entre la información que nos brinda este completo estudio tenemos que 1 de cada 10 niños fue rechazado por el colegio por tener 2 mamás o 2 papás. Este temor seguramente explica el siguiente dato: un tercio de los entrevistados no ha hecho visible a su familia diversa en la escuela. Todos al clóset.
Por otro lado, el 56 % de familias diversas que viven en Perú han sido discriminadas en espacios públicos, 45 % han sido discriminados por sus familias directas, y la tercera parte en sus trabajos. Se señala también que el estado civil “soltero” en el DNI genera gastos adicionales en el rubro salud, seguros dobles, matrimonios en el extranjero, y existe una necesaria inversión alta en la educación de los hijos para buscar espacios seguros.
El informe tiene el acierto de no contener solo datos, sino también relatos. Por ejemplo, Almendra, una loretana de 31 años, nos cuenta los problemas que tuvo cuando su esposa enfermó: “No me consideraba EsSalud como un familiar para poder tomar decisiones sobre ella, para poder pasar si es que estaba en condiciones de no poder valerse por sí misma. Entonces llamaban a la familia de ella, pero era yo la que vivía con ella cinco años y no tenía derecho a nada, ni siquiera. Me sentía tan impotente de no poder hacer nada”.
Juan, un arequipeño de 38 años, nos explica sobre algo que muchas parejas heterosexuales hacen sin pensarlo dos veces, en automático: agarrarse de la mano en la calle. «Yo no puedo ni salir de la mano con mi esposo a la calle sin pensar que puede venir un homofóbico a agarrarnos a palos, o simplemente que pase alguien y nos grite cualquier cosa por la ventana de un carro. (…). Pero es la incomodidad, no sé, la falta de derechos, de comodidades, de privilegios y la incomodidad misma de tener que vivir todavía, a estas alturas, y después de estar diez años, escondidos un poco”.
Y los problemas no son solo del pasado o del presente, también se vislumbran en el futuro, como señala Andrés, un limeño de 69 años, quien nos recuerda que si muriera, su viudo recibiría cero soles por pensión de viudez: “Si yo fallezco, ¿qué pasa con mi fondo de pensiones? Que no es, uf, bárbaro, pero por lo menos nos puede solucionar algo. Y es una cuestión de derechos. Podría ser 1 sol o 20 soles, pero es».
Y el futuro puede traer peores problemas. En el caso de tener hijos, legalmente, en el Perú solo una persona en la pareja homoparental es considerada el padre o la madre, ¿qué pasará si esa persona fallece? El otro padre o madre no tiene derechos reconocidos legalmente sobre su propio hijo y su destino. Frente a un Estado indiferente, solo les queda vivir con esa incertidumbre, intentando que no consuma sus noches.
Hay en nuestro país quienes se llaman a sí mismos “profamilia”. Así, en singular. Porque creen que solo existe un tipo de familia en el país. Deciden ignorar a Almendra, Juan, Andrés y tantas familias que lo único que buscamos son certezas mínimas y razonables que nos permitan vivir y convivir con nuestro amor sin temores.
Para los interesados en conocer más del tema, les recomiendo vivamente Familias Homoparentales: Madre no solo hay una, la charla TED realizada por Karenina Álvarez, de la Asociación de Familias Homoparentales. Son veinticinco minutos que se te graban en el corazón.
No se trata de abstracciones: somos personas de carne y hueso. Quiero creer que los profamilias —así, en plural inmenso— somos más. Y que, finalmente, triunfaremos.
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