La luz y los libros


Diez recomendaciones para evadir el invierno 


Me siento a escribir esto con la luz que entra por la ventana como un manto y un abrazo, rayos amarillos que atraviesan el espacio para romper la grisura del invierno. Temprano me enteré de que no prosperó la nueva vileza del Congreso, que pese a todo el coraje de la jueza Soledad Blacido pretendió nombrar un nuevo Tribunal Constitucional a la medida (a la medida de su podredura) pero no le ligó porque, por suerte, no todos son —como diría Hugo Chávez— caimanes del mismo pozo. Luego me llegó la noticia de la Vacunatón, así que parece que recibiré mi primera dosis contra el bicho este fin de semana: quién lo diría, antes de que el fujimorismo acepte su derrota. Ay, cómo extrañaré a Sagasti. En fin, esta mañana de jueves todo parece iluminado.

            Pero, por supuesto, las cosas no siempre son así. “Las cosas” significa la realidad, el día a día, la vida. Los recientes meses no han sido precisamente los más alegres de nuestra historia. Cada quien cura sus ansias y sus ausencias con lo que le va mejor. Yo necesito leer; es una cuestión, me parece, no solo romántica, sino también neurológica: unir palabras en la mente para crear otros mundos me estimula y me da paz. 

            Para guarecerme de la cotidianidad de los últimos tiempos he leído unos cuantos libros, y sobre eso va este texto: una pequeña selección de bellas evasiones encuadernadas. Empecé enumerando títulos escritos por mujeres, y para darle mayor sentido y no parezca que me estoy sacando la columna de la manga, así terminó siendo. No hay prelación. Se quedan algunos fuera, como el reciente poemario de Roxana Crisólogo y el nuevo libro de cuentos de Katya Adaui: será para la próxima. 

  1. El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Empiezo con este porque, me parece, es el que más me ha impresionado recientemente, un portento de erudición y sensibilidad. Vallejo ensaya sobre la aparición de la escritura, la literatura y el libro en el mundo antiguo combinando la información con la reflexión y la anécdota. Cada página provoca detenerse, asombrarse, saber más. Fascinante.
  2. Los abismos, de Pilar Quintana. Luego de La perra esperaba con ganas la nueva entrega de Quintana, ganadora del premio Alfaguara. Esta vez hace un traslado radical y desde los ojos y la voz de una niña nos conduce a lo más íntimo e perturbador de las relaciones familiares. La historia envuelve como la selva del departamento que habita Claudia, testigo de las luces y, sobre todo, las sombras de los adultos. 
  3. La inesperada verdad sobre los animales, de Lucy Cooke. Vuelvo a comentar este título: se trata de un compendio contra la estupidez y los prejuicios que tenemos respecto a los animales, un material tan informado como divertido a cargo de una zoóloga capísima. Ni las hienas son unas hermafroditas cobardes ni los buitres esas aves de mal agüero que temíamos. Castores, pingüinos e hipopótamos acompañan este catálogo donde las bestias parecieran ser los humanos. 
  4. El amigo, de Sigrid Nunez. Esta novela es hermosísima: Apollo, un dogo alemán, pierde a su dueño, y la discípula de este decide adoptarlo. El problema es que dicha narradora y profesora de escritura vive en un departamento chiquitito, y Apollo es inmenso, y está viejo y enfermo. La relación que entablan y el futuro que enfrentan ensamblan este relato lleno de delicada sensibilidad. National Book Award del 2018.
  5. La inquietud de la noche, de Marieke Lucas Rijneveld. Otra novela premiada, esta con el Booker 2020. Como anuncia el título, es inquietante: una adolescente vive en el campo con su familia pobre y religiosa cuando muere su hermano mayor, y una serie de eventos y experiencias la interpelan con la sexualidad, la soledad, la crueldad y la muerte misma. Siento que pudo ser mejor traducida al español. La holandesa Rijneveld tenía apenas 27 años cuando publicó el libro.
  6. El consentimiento, de Vanessa Springora. Otro libro excelente, feroz, polémico y celebrado. Springora hace del recuerdo novela, y cuenta cómo, siendo casi una niña, se enamora de un autor 36 años mayor, con quien empieza una relación que nunca debió darse. Su historia con Matzneff, un depredador infantil comprobado, así como el juego indignante que protagonizan, está narrado ya no diré con delicadeza, sino con sabiduría.
  7. En busca de VenusEl arte de medir el cielo, de Andrea Wulf. Me hice el más fan de Wulf tras leer La invención de la naturaleza. Este libro es anterior, pero tiene vínculos con su biografía de Humboldt: se trata de cómo en 1671 una miríada de científicos partió a todos los rincones del mundo para aprovechar un alineamiento planetario y calcular el tamaño del sistema solar. Puro gozo y aventura en los albores de la Ilustración.
  8. ¿Quién te crees que eres?, de Alice Munro. Esta señora es, muy probablemente, mi escritora favorita. El libro tiene su origen en 1978 pero se traduce recién. Lo componen una serie de relatos cortos que cobran aliento de novela y acompañan durante cuatro décadas la relación de una madre con su hija, Flo y Rose, dos típicos personajes munronianos. Todo su estilo, profundidad y trato con lo humano brillan aquí. 
  9. La república agrietada, de Carmen McEvoy. Vuelvo también a esta autora y a este libro, compuesto principalmente de las columnas que publica en El Comercio, agrupadas alrededor de la revisión de la historia hasta los aprendizajes de la naturaleza; del miedo a la muerte y la defensa de las mujeres; de grandes hombres y grandes canallas; de la política, el Bicentenario, la amistad, la soledad, lo que es hoy la normalidad. Un libro casi necesario en estos días.
  10. Independencia, de Natalia Sobrevilla. Por último, pero no menos importante, la nueva entrega de mi colega juguera, un esclarecedor relato de nuestra autonomía nacional: muy por el contrario de lo que aprendimos de niños —que vino San Martín en 1821 y listo, nos independizamos—, el proceso fue largo, complejo, múltiple, y de eso da cuenta Sobrevilla. Sucesos y personalidades son recuperados para enriquecer un relato que no podría resultar más oportuno.

            Eso es todo por ahora. Vamos por más luz y más libros.

6 comentarios

  1. Jorge Gutierrez

    Muchas gracias por las recomendaciones, en estos tiempos debe ser de mucho alivio. Además debemos recuperar el habito por la lectura.

  2. Gracias, Dante, por compartir sinopsis de los libros que lees e indicarme otras autoras. El de Adaui y el de Quintana también están en mi lista, ambos me han creado mucha expectativa. Quiero terminar antes El obsceno pájaro de na noche, de Donoso. Ya que mencionas a Munro como probably tu favorita, te cuento que las mías son también mujeres: Mariana Enríquez, Àngeles Mastretta y la Restrepo.
    Saludos.

  3. Nelly Vargas Amado

    Me encantó tu jugo de esta semana . Refleja muy bien ese estado amodorrado que a muchos nos acompaño , en esta pesadilla. Entre la situación post electoral .y la pandemia nos hacen puré .. Aquí nadie se aburre , cada día te sorprende con algo peor ..Gracias por los datos sobre lo que te ayudo en este tiempo , No hay nada como leer Ya anote tus favoritos y te dire que de la lista ,solo leí el primero que es un gozo absoluto. Escribir un ensayo de esa calidad y con una narración tan bonita y cuidadosa, no es nada fácil, en cada página se nota la pasión de la autora que a eruditos y aficionados nos captura por igual .

  4. Nancy Goyburo

    Increíble. Al leerte obtuve nota cero! No he leído ninguno de los libros que recomiendas (aunque he leído a Carmen McEvoy en otro libro y ahora estoy con Eduardo Dargent). Has hecho que me levante y no pierda la costumbre e inicie la tarea de ubicar tus recomendaciones. Gracias! Otra cosa: cómo haces para sustraerte de la oleada de noticias que surgen cada día y puedas leer tanto? Debes contarnos al respecto.

  5. José Ugaz La Rosa

    Gracias por mostrarnos parte del PARAISO DE DANTE.

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