La fórmula francesa para llevarse el oro


Sangre, sudor y… ciencia detrás los Juegos Olímpicos


Francia nos sorprendió a todos en estos Juegos Olímpicos. Su inauguración fastuosa causó cierto revuelo, no solo por la procesión de más de cien barcos transportando atletas de todo el globo por el escenario del río Sena, sino también por la audaz interpretación de La Ultima Cena de Leonardo da Vinci, con drag queens y otros performers que recreaban la famosa pintura sentados jocosamente alrededor de una larga mesa. Las competencias claves no se celebraron únicamente en estadios, sino también en infraestructuras temporales, habilitadas entre los grandiosos monumentos de la ciudad: el vóley-playa a los pies de la Torre Eiffel; el nado libre en las aguas del río saneado; el ciclismo, maratones y triatlones, sorteando museos e iglesias patrimoniales.

El país galo también nos sorprendió por la performance deportiva de sus atletas. León Marchand, en la natación, hizo honor a su nombre y devoró carril tras carril, rompiendo los records olímpicos del ícono Michael Phelps en los 400 y 200 metros, por lo que lo ha destronado del sillón de rey del nado. ​ En baloncesto, el equipo femenino francés llegó a disputar la final contra Estados Unidos, el eterno ganador, y se llevó honrosamente la medalla de plata. El botín francés también ha recolectado una notable cantidad de medallas de oro en deportes como la escalada, el triatlón femenino, la esgrima, el ciclismo en pista y la vela… los atletas franceses terminaron dominando varias de estas disciplinas. Con sesenta y tres medallas, Francia ha roto todos sus records. Se acercó a duplicar las medallas ganadas en las anteriores Olimpíadas de Tokio 2020 (treinta y tres medallas) y superó con creces los trofeos de los Juegos de Río de Janeiro 2016 (cuarenta y dos medallas).

¿Qué se esconde detrás de este éxito? ¿Es el simple resultado de la sangre, sudor y lágrimas derramados en los entrenamientos? ¿Cuánto se debe a las estrategias de los entrenadores o a la motivación por los premios? ¿Jugará algún rol la patriótica atmósfera creada por su multitudinaria barra traída de todos los rincones de Francia? Seguramente todos estos ingredientes contribuyeron, en parte, al éxito olímpico francés. Un ingrediente adicional, sin embargo, jugó un rol no menor en las victorias de los atletas galos: la ciencia.

En vista de los Juegos Olímpicos de París, ya en 2018, el gobierno francés lanzó “Ciencias 2024”, un ambicioso programa de investigación científica para el deporte. ¿Su objetivo? Integrar la ciencia y la tecnología en la preparación deportiva para mejorar el rendimiento de los atletas olímpicos y paralímpicos e incrementar el número de medallas ganadas. Con una financiación de veinte millones de euros, se puso en marcha el Programa Prioritario de Investigación en Deporte de Alto Rendimiento (PPR), mediante el que fueron convocadas una serie de propuestas a través de la Agencia Nacional de Investigación (ANR). A partir de ahí se seleccionaron doce proyectos nacionales en apoyo a las federaciones deportivas para investigar temas como la preparación mental de los atletas, el uso de inteligencia artificial para monitorear su rendimiento y la mejora de equipamientos, entre otros. También se activó un programa de becas para tesis doctorales e investigaciones postdoctorales, apuntando a cultivar una nueva generación de científicos para el deporte.

Rémi Carmigniani, investigador en el laboratorio de hidráulica de la École des Ponts ParisTech, es uno de ellos. Joven físico experto en hidrodinámica, te cuenta su experiencia con orgullo. Rémi centró su trabajo en la física de la natación, específicamente en el análisis de la «entrada al agua» de los nadadores, una fase crucial en la natación competitiva. Instaló veinte cámaras submarinas y aéreas en una piscina y entrenó programas de inteligencia artificial para determinar la posición y la velocidad de los atletas, observando con obsesiva minuciosidad los movimientos de los nadadores durante esta fase. Los datos cuantitativos que obtuvo permitieron corregir a los atletas, complementando el ojo experto de sus entrenadores. 

Paralelamente se emprendió REVEA, un proyecto de investigación basado en la realidad virtual y aumentada, para reforzar las disciplinas de boxeo y gimnasia. A través de la creación de simulaciones de combates, REVEA permitió preparar a los boxeadores ante situaciones inéditas sin los riesgos físicos asociados. Para la gimnasia, diseñó entrenamientos más precisos, ayudando a mejorar la ejecución técnica de los gimnastas y minimizando el riesgo de lesiones. Ciencias 2024 incluyó también programas de investigación para el diseño de embarcaciones, materiales y técnicas de navegación avanzada para optimizar la vela (CtoOr), así como el desarrollo de herramientas para optimizar las carreras de ciclismo o mejorar la sincronización de los remeros y sus remos (THPCA). De cara a los deportes paralímpicos, el Programa Paraperf destinó recursos al diseño de prótesis personalizadas o para optimizar las carreras de sillas de ruedas estudiando las dimensiones y presión de los neumáticos.

Francia ha invertido en las ciencias del deporte bajo la premisa de que las naciones que mejor se desempeñan en los Juegos Olímpicos (Estados Unidos, China, el Reino Unido, los Países Bajos) son también las que más invierten e investigan sobre el tema. Una aparente verdad de Perogrullo, que aún queda por verificar científicamente.

El legado de su programa de ciencias para el deporte, en todo caso, es múltiple. Además del botín olímpico, incluye una inusitada colaboración entre el mundo de la academia y el mundo deportivo, una fortalecida red de investigadores para las ciencias deportivas y la activación del interés por un enorme campo de investigación, más allá del deporte competitivo, que debería abarcar temas como la relación entre el deporte y cuestiones como la salud, el cáncer, la obesidad, los estilos de vida y el envejecimiento.

Si bien no existe una fórmula mágica para el éxito deportivo, la experiencia francesa corrobora que el olímpico se construye no solo con sangre, sudor y lágrimas, sino también con innovación y conocimiento científico. ¿Podremos aplicar alguna lección en preparación para los próximos Panamericanos?


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1 comentario

  1. Martha Aldana

    Muy interesante, Ana. Se reafirma la necesidad de integrar la academia con los intereses de la sociedad. Espero que algún día seamos capaces, como sociedad, de priorizar el deporte en serio.
    Te felicito por esta iniciativa!

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