Exijo saber


No informar, ¿la estrategia de una petrolera?


Todos hemos visto las imágenes de las playas de Ventanilla bañadas de petróleo. Nos producen rabia, indignación y frustración, pero se topan con una pared: nuestra falta de conocimiento sobre el tema. La mayoría de nosotros no sabe cómo se descarga el petróleo, ni qué permisos debe tener un buque petrolero como el Mare Doricum para descargar, ni en qué debe consistir un plan de contención ante un derrame de crudo. Lo que sí sabemos es lo perjudicial que va a ser tener 50 kilómetros de costa bañados en petróleo. 

Con las primeras imágenes del derrame empezaron a llegar las primeras reacciones. Grupos de veterinarios y voluntarios que se organizaron para rescatar a los animales cubiertos de petróleo; asociaciones de pescadores, los principales afectados por el derrame, quienes con tristeza e indignación exigen ayuda a las autoridades y a la empresa Repsol, y hasta una masiva recolección de cabello que en teoría se podría utilizar para absorber el petróleo, pero que en la práctica deja dudas por resolver sobre su logística e intervención. 

Estas iniciativas llegaron antes de la respuesta de Repsol, la empresa a cargo del petróleo derramado. Durante tres días fue consistente su silencio en sus canales de comunicación. Nada en Twitter, ni en Instagram, ni en los medios de comunicación. Cuando decidieron romper el silencio, lo hicieron con una gerente de comunicación que culpó a la explosión del volcán en Toga y que luego, como muestra de su desprecio, dejó en claro que “no eran responsables” en entrevista con RPP.  Tal es la negación de la empresa, que en la misma entrevista la gerente dice “nosotros sufrimos”, pero se arrepintió y no concluyó la frase. Supongo que sumarse a la lista de víctimas es incluso mucho para Repsol. 

¿Cuál parece ser la estrategia de Repsol? Ghostearnos, como match de Tinder. Hacerse el muertito, hasta que nos olvidemos y volvamos a ir a sus grifos a llenar los tanques. En los canales de comunicación de Repsol sigue sin haber alguna información que nos ayude realmente a entender lo que pasó. Lo que sí encontramos es información de lo que supuestamente hace Repsol ante este tipo de emergencias. Como bien dice su página web, la mejor manera de evitar un incidente es la prevención. Por eso Repsol usa drones en el mar y tecnología pionera como HEAD, acciones que deben usar en otros países, porque en el nuestro lo que hemos visto es personal equipado con recogedores caseros y trapeadores de goma. 

La pandemia del COVID-19 nos ha enseñado lo peligrosa que es la falta de información. Cuando no tenemos suficiente información le damos espacio al error, a las especulaciones y al riesgo innecesario. En el caso del coronavirus, la falta de información se explica por diversas razones. A veces hay incertidumbre científica: los avances no nos permiten conocer lo que nos estamos preguntando. En otras ocasiones hay falta de transparencia, como cuando los contratos de compra de las vacunas se convierten en excusa perfecta para la especulación. Por último, a veces la falta de información también puede ser una herramienta. 

Este parece ser el caso de Repsol. Mientras menos información nos den, mejor para ellos. Seguiremos dándonos contra la pared intentando saber que pasó. Saldrán a la palestra expertos y charlatanes a explicarnos qué pasó. Pero para Repsol, ni el revuelo de las redes sociales, ni las dos invitaciones al Congreso, ni una mancha de su petróleo del tamaño de Lince es suficiente para informarnos. Ni siquiera para alertarnos del peligro que constituye acercarse a las playas contaminadas sin tener la protección necesaria. 

Los mensajes que querían dar ya han sido dados. A la ciudadanía nos repiten que ellos no son responsables. Los responsables son el volcán en Tonga, la Marina, Mercurio Retrógrado, los pingüinos que no volaron… quien sea, menos ellos, los dueños del petróleo. 

Mientras nuestra sed de información continúa, los accionistas de Repsol ya han recibido respuesta.  Como publica Marcelo Rochabrún de Reuters, Repsol comunica a sus accionistas que “la investigación preliminar no afectará significativamente el patrimonio o los negocios y actividades”. No afectará a los negocios de Repsol, claro está, porque para las comunidades de la zona afectada, para nuestra flora y fauna, y para el ecosistema, la factura es imposible de pagar.

2 comentarios

  1. Claudia Videla

    Acompaño este sentir…
    Exijo saber la verdad!

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