El triunfo más hermoso


Recuerdos con orgullo antes de ir a votar 


En la pantalla en blanco y negro aparece un señor que no conozco y presenta a otro señor que tampoco conozco llamado Julio Iglesias y dice que sus canciones son populares en varios países, incluyendo al Perú. Mi pecho salta, “abuelita, ¿dijo Perú?”, y es el orgullo más candoroso, mi país existe, la prueba es que un señor del extranjero así lo ha decretado y durante ese larguísimo segundo olvido lo poco que tengo claro de él, que unos españoles malos llegaron un día a matar incas, que nos gobiernan militares que sí pueden comer carne todos los días y que estamos jodidos, una palabra que si yo repito mi mamá me castiga.

            Cinco años más tarde sigo siendo niño y mi pecho tiene otra cita con el orgullo, es un sábado en casa de un tío que ha comprado una insólita tele a colores, camisetas blanquirrojas contra unas color abismo, un debut mundialista frente a los favoritos a campeonar: un gol nos meten los color leche y es una historia conocida, Julio Iglesias nómbranos por favor, pero Cueto anota un golazo, Quiroga tapa un penal, Cubillas mete una pintura y el mismo Nene corona la tarde con un tiro libre que me visitará en mi último segundo de vida, ¡qué  alegría, qué caravanas!

            Desde entonces y por mucho tiempo el deporte se hace cargo de lo honroso: para un niño no hay emoción en el retorno a la democracia, qué significa eso; para un adolescente tampoco: solo se habla de más crisis, de perros que han aparecido colgados, de miles que huyen del campo, de motines en las cárceles. Por un instante pareció haber esperanza, un joven alto y gallardo promete mejores tiempos, pero pronto todo empeora; los apagones son nuestro manto, las bombas son el nuevo latido, la plata cada vez vale menos, nuestros caños hasta escupen mierda y mis amigos se largan del país. Pero si las explosiones nos levantan en las medianoches, seis mujeres nos levantan en las madrugadas: en el rectángulo olímpico van cayendo Brasil, China, Estados Unidos, Japón, qué países más gigantes ante un país tan golpeado, y qué tristeza que en la final hayan ganado las soviéticas, nos decimos todos, pero les costó tantísima sangre que nos fuimos a estudiar y a trabajar descubriendo la dignidad.

            Por fin puedo comprarme un televisor usado y las imágenes causan remezones: un japonesito le gana las elecciones a un escritor que he leído, un ministro de Economía anuncia que mañana todo costará el cuádruple y ruega que Dios nos ayude, Sendero destroza gente en la intocable Miraflores, el presidente disuelve el Congreso, pero Abimael Guzmán es apresado y el país se vuelve un festejo después de tanto, tanto tiempo; por primera vez el deporte ya no será el percutor del buen ánimo; el péndulo viaja del estatismo al polo opuesto, achiquemos el estado y que vengan los capitales, disfrutemos las gasolineras iluminadas y las franquicias extranjeras, los peruanos somos titanes y todos podemos ser empresarios, tu mototaxi es tu sede, somos polillas atraídas por los neones mientras en lo oscuro repta lo perverso: universitarios enterrados en fosas, torturas en cuarteles; políticos, jueces y empresarios comprados con nuestros impuestos, un show repugnante que vi desfilar en una tele más grande: teníamos más plata, pero también tuvimos vergüenza. 

            Con mis hijas también llegó el deseo de que pasemos la página, a falta de deporte buenas son las marcas: a la Inca Kola no le gana la Coca Cola, en la India abren un Bembos: desdichado el país que busca héroes y aquí lo encontramos en un cebiche, “¿ya lo comió?”, le preguntamos en masa a los turistas y también en masa votamos por Machu Picchu como Nueva Maravilla del Mundo. La gringa Mulanovich campeona, Juan Diego Flórez encanta, Gastón Acurio promueve y Vargas Llosa gana un Nobel, ya casi estamos, qué importa que haya vuelto García o que postule la hija de Fujimori: mientras seamos emprendedores y no toquen lo económico pues los políticos pueden ir por su lado; ya no es el presentador de Julio Iglesias quien nos nombra, ahora son las revistas financieras y culinarias del planeta, you´ve come a long way, baby, antipatriotas son los que no quieren minería o petroleras cercanas, se dice en las ciudades, ¿no ven que esta locomotora necesita combustible?, a los cholos no nos para nadie, ¿o quizá sí?; pero el fútbol regresa y nos quita las dudas con dopamina: veintitrés chicos nos asombran llevándonos a un mundial y vuelven las caravanas de mi niñez, todos volvemos a juntar un álbum de figuritas y la ola no para hasta el mar Báltico: miles de compatriotas se han endeudado sin saber que en dos años lo volverán a hacer, pero qué importa, nadie les quitará ese “Contigo Perú” gritado en las tribunas rusas, nadie nos arrebatará la gratitud de esos meses; mientras tanto, OECD espéranos un ratito, y si quieres pruebas te lo demuestro con los Panamericanos, qué potencia cultural, qué reyes de la tabla somos: las medallas deportivas vuelven a distraernos de nuestro escalón en el podio de la corrupción.


            Estando afuera me entero de que hay un primer peruano contagiado, es el tingote que desata el cataclismo; al principio las tragedias unen: el himno nacional se traslada del estadio a las ventanas y a las 8 aplaudimos, ¿pero a quién? ¿A las enfermeras? ¿A los policías? ¿A esa entelequia que cada uno tiene como país? ¿A esa masa de pedazos de plastilina donde conviven Grau, un cebiche, un gol de Guerrero, una cumbia, tu parque del primer beso?  Con los meses notamos que no se trata solo de oxígeno y de billetes, también de ánforas, ¿cómo así descuidamos tanto nuestra política, cómo olvidamos que es la madre de nuestra vida en sociedad? Un presidente populista y un congreso vengativo luchan a muerte y nos quedamos sin cabeza: millones de jóvenes salen a marchar con mascarillas, mis hijas dibujan carteles, se vuelven activistas, le dicen hasta acá a los políticos y en estas semanas antes de elecciones cuelgan pancartas en sus ventanas, discuten en redes, reparten volantes por la opción en la que creen.

            Cuando los votos se cuenten todos los candidatos habrán perdido, solo que dos habrán perdido menos; la inestabilidad campeará un buen rato, quizá algunos años, aun así seguiremos riendo y seguiremos muriendo; seguiremos puteando y seguiremos cocinando; nos acostumbraremos a vivir con la zozobra tal como hace treinta años; pero así como entonces aprendimos lecciones, ahora aprenderemos otras, y quizá mañana tenga razón Verástegui, otro peruano que me da orgullo, cuando escribió que “luchar es, de hecho, el triunfo más hermoso”: ya no es un presentador español lo que calienta mi pecho, ya no es un equipo de fútbol, ya no es un plato de comida; son nuestros miembros de mesa que se presentarán sin vacunarse, los millones que se enfrentarán al virus para defender su voto, mis hijas que ya alistaron sus lapiceros, la gente que defiende y defenderá los valores republicanos, la certeza de que un país no es un evento sino la suma de sus voluntades.

41 comentarios

    • Lourdes Paredes

      Habia tanta plata y hoy hay tanto destiempo en las sepulturas. Decepcionada y resignada no iría a votar; no puedo hacerle eso a mi país con mi esperanza resquebrajada y sin miedo iré a las urnas.
      Sentida semblanza de un Perú corroido por la corrupción, gracias Gustavo

    • gr

      Quizá la repitamos hasta no haya nada más que repetir.

  1. Santiago

    La pregunta es si algún día pondremos en práctica las lecciones que dices hemos aprendido. Yo soy más escéptico: no son lecciones porque es nuestra manera de vivir, en un país moribundo que hace mucho está comiéndose la mecha que nos separa de la explosión final.

    • Emmanuel

      Que buen artículo. El que olvida su historia está condenado a repetirla.

    • Carlos

      De un coro silencioso de ciudadanos honrados , brotará una nueva patria , donde estemos siempre bien representados

    • Frances

      Muy motivador y optimista Gustavo!
      Lo necesitamos – gracias!

  2. José Ugaz La Rosa

    Una vez más lo has logrado Gustavo, la emoción fluye. Si haces ahorita un Caiguazoom, verás lágrimas…

  3. Carlos

    Muy buen artículo, me hiciste recordar todo lo q hemos vivido desde hace más de 40 años. Los únicos q podemos sacar adelante este país somos nosotros votando conscientemente. Espero que sea así.

  4. Resumiste mi vida, me emocionaste pero también me diste la fuerza que necesito para salir adelante!!

  5. Benjamin PZ

    gracias Gustavo, en algo llenaste de optimismo, del poco o mucho que aun queda ..que saldremos como dicen algunos y otros no quieren y dudan , a veces seriamente–saldremos «como sea de esta..» –que no sea solo esta arenga en lo deportivo pero por siempre «arriba Peru» mañana esta de fiesta democratica

  6. María Amelia

    Gracias Gustavo por este bello texto y por sumarte a aquellos que siendo conscientes de nuestras tragedias, de traiciones y equivocaciones, también lo somos de nuestras fortalezas y luchas por hacer de nuestro país uno distinto, más justo y democrático.

  7. Milagros Oliveros

    Excelente, el Perú siempre va a ser grande por su gente, independientemente de a quien tengamos en la Casa de Pizarro. Mañana, debemos votar, debemos elegir a alguien, a aquel que te represente, que represente los valores de tu familia, aquel al que puedas confiarle nuestro país que hoy sufre tanto. Vamos con esperanza para buscar un cambio. Ánimo…!!!

  8. Iris Guerra

    Gracias por tan bien pensado articulo, un sumario de vida como la recuerdo antes de dejar el Peru hace 40 años. Siguiendo las noticias periódicamente después y desde hace unos cinco años más de cerca. Me apena mucho nuestra situación y lo que podemos hacer los que estamos fuera es regresar y apoyar, hacer reflexionar a nuestro círculo de amistades y familia de que si existe una vida mejor, si podemos. No solo recuperando nuestra identidad, hoy entendí que también recuperando nuestra dignidad. Gracias por este artículo tan bien pensado.

  9. Gustavo, muy buen artículo, me identifico plenamente, también veo a mis hijas involucrarse, preocuparse por el futuro del país, que es su futuro, teniendo claro que los principales males del país son la corrupción y la falta de ética de los políticos, SAbiendo que un político de servir y no servirse. Creo firmemente que las nuevas generaciones van a terminar con este círculo vicioso en e que vivimos en el que solemos decidir mal, votando por miedo o por encuestas. Espero un voto consciente, al final los indecisos son los que tienen hoy el poder, pero mañana lo tendrán nuestros hijos y seguro lo harán mejor.

    • gr

      Gracias, Pierina, cariños para ti y tus hijas.

  10. Joanna

    Buenísimo resumen de las últimas décadas, muy conmovedor.

  11. Jose Tubino

    Impactante articulo. El peligro no es ir a votar. Es dejar de hacerlo y vivir frustrado con las consecuencias.

    • gr

      Así es, José. Toca hacerse cargo de lo que nos toca.

  12. Valeria Vela

    A votar a conciencia a escoger bien a los miembros del Congreso para otorgar un equilibrio de poderes.
    A los cholos y a los charapas no nos para nadie!
    Brillante la crónica.

  13. Federico Alponte-Wilson

    ¡Grande Gustavo!
    Lograste resumir en un artículo toda nuestra vida de quienes vamos x los 50’s… El Perú es -y será- más grande que sus problemas.

    • gr

      Federico, tan generoso siempre.
      Muchas gracias.

  14. Musa CR

    Muy buen artículo, me hizo recordar tantas cosas, pero también me entristeció constatar cuán frágil es nuestra memoria y cuán fácil somos de caer ante los cantos de sirena. Mañana iré a votar con el deseo de que mi voto no contribuya a terminar de lanzar al país y nuestras esperanzas al abismo

  15. Gissela

    Muy buen artículo me da esperanza que todo pueda cambiar, al leerte recordé mi juventud inmersa en apagones y explosiones. Hay esperanza

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