De los productores de “Racismo Inverso” llega “La Ideología de Género”


O cómo las normativas sociales utilizan las mismas armas para defenderse


Yo sé qué es género, qué es enfoque de género, qué es la transversalización del enfoque de género. Créame, vengo estudiando estos temas desde hace mucho tiempo. Entiendo qué son los estereotipos, los atributos y los espacios de género. Y quiero pensar que manejo estos conceptos académicos medianamente bien desde las ciencias sociales, así como su uso y aplicación práctica desde las políticas y la gestión pública. Pero lo que aún no he terminado de comprender –sin un ápice de cinismo, de verdad– es qué es, o qué se entiende por “ideología de género”. 

Hace unos días, a raíz del mal paso de Cineplanet, que colocó una advertencia pública sobre una película animada con el tenor de “tiene escenas con ideología de género” en referencia, presumiblemente, a una escena donde dos mujeres astronautas comparten un beso, empecé a hacer algunas conexiones y caí en cuenta de que la herramienta de la “ideología de género” es la misma que la del “racismo inverso”.

Ambas son construcciones discursivas convenientes con base en definiciones de diccionario de términos que, así juntados, alimentan nuestros pánicos colectivos más profundos. Por cierto, lo he mencionado en varios foros, pero es importante repetirlo: el objetivo de un diccionario es definir conceptos, no explicar o, incluso, describir realidades sociales complejas. Los diccionarios suelen estar escritos y curados por lingüistas, por lo cual estos no incluyen una mirada social, ni mucho menos una aproximación a cómo se comporta el fenómeno en un determinado contexto social o geográfico. En otras palabras, la definición lexicográfica de racismo no es la que se utiliza desde las ciencias sociales para definir el racismo ni mucho menos para estudiar sus dinámicas. Una definición del diccionario no es suficientemente amplia o aplicada al contexto como para tenerla de base para una discusión sobre cómo opera el racismo o como se manifiesta. Lo mismo sucede con la categoría género. 

Pero volvamos a lo anterior: las construcciones discursivas que azuzan alarmas sociales. La ideología de género, se nos dice, busca homosexualizar a la niñez peruana, pero nadie nos explica qué es a ciencia cierta. Mientras tanto, está en cartelones, en marchas y, ahora, en la entrada de los cines. Desde los estudios sociales, el vocablo “ideología” quiere decir: conjunto de ideas. Sin más; no se juzga si estas ideas son malas o buenas. La ideología es un conjunto de ideas o ideales. El “género”, por otro lado, se refiere a la construcción social de lo que entendemos por masculinidad y feminidad: la convención social por la que hemos decidido colectivamente qué es lo masculino, cómo se ve, cómo se debe comportar, qué espacios habita y qué roles tiene, y lo mismo para lo femenino. ¿Qué es entonces la ideología de género? ¿Y cómo saltamos de ahí a la “homosexualización” de la niñez? Técnicamente, la “ideología de género” es un sinsentido. Y, sin embargo, se ha vuelto una herramienta poderosa para atribuir una carga negativa a cualquier discusión sobre la igualdad de las personas; sobre todo, cuando esta discusión incluye a las personas LGBTIQ+ y las formas en que nuestra sociedad les vulnerabiliza. 

El caso del “racismo inverso” sigue una suerte similar. En estricto, tampoco tiene una definición exacta o correcta en términos sociales; sin embargo, es una voz utilizada en contra de las personas afirmando la existencia del racismo en sus sociedades para relativizarlo o para cambiar el foco de la discusión. El racismo tiene una definición social compleja que incluye dos puntos básicos. El primero es la idea de que diferentes grupos raciales tienen características inherentes a sí mismas –de donde se derivan nociones del tipo: todos los afros son X, o todos los indígenas son Y–, y donde históricamente las características asignadas a todo lo identificado como europeo-blanco han solido ser mejor valoradas. Segundo, la justificación de las desigualdades sociales y políticas, con base en estas supuestas características inherentes. Esto es, la idea de que hay o debe haber grupos raciales mejores o superiores a otros. ¿Qué es entonces el racismo inverso? Dado que la definición de racismo incluye un elemento de poder ­–jerarquización social, con base en elementos raciales– lo inverso es imposible. Cualquier acción de arriba hacia abajo tiene la capacidad para alterar, limitar y vulnerar la calidad de vida de las personas en la base de la pirámide. Las acciones de las personas de abajo hacia arriba pueden ser injuriosas, altamente prejuiciosas, increíblemente molestas, pero rara vez tendrán el poder de afectar el ejercicio o disfrute de derechos de las personas que están arriba, porque las estructuras de poder establecidas e institucionalizadas rara vez permiten alteraciones. 

Se concluye, entonces, que las construcciones artificiales de “ideología de género” y “racismo inverso” son, en realidad, herramientas símiles, casi idénticas, del sistema normativo social para protegerse y autopreservarse, esgrimidas por sus policías más acérrimos. 

Lo explico de otro manera. Nuestra sociedad comparte un código de creencias, conductas y narrativas sociales más o menos similares. Todos estamos más o menos de acuerdo respecto de qué es bueno, malo, qué debe ser socialmente aceptable y qué no lo es. Cuando en nuestro ámbito personal o colectivo afirmamos una de estas “reglas sociales” frente a alguien que no la está siguiendo –en mi caso, si le reclamo a un peatón por no esperar al semáforo peatonal para cruzar–; estamos actuando como afirmadores, reforzadores y policías de ese sistema. De la misma manera, también somos policías del sistema cuando utilizamos herramientas para prevenir que este sea analizado críticamente o desafiado; incluso usando herramientas discursivas inexactas, pero que sirven para desincentivar cualquier examen crítico: negar las desigualdades o relativizar que existen. Justificarlas en las diferencias mismas. Lo que sea necesario para evitar cualquier disrupción al sistema. 

No está mal que seamos policías del sistema social; somos sus operadores principales, pero, ¿estamos seguros de que queremos ser protectores de un statu quo que daña profundamente a ciertas personas? La igualdad de todos y todas no debe quedarse en las teorías sociales, es lo que todos y todas deberíamos defender.

6 comentarios

  1. Aura

    Ideología de género (“gender ideology”) está en enciclopedias como «International Encyclopedia of the Social Behavioral Sciences», «The Blackwell Encyclopedia of Sociology», etc. (aunque a veces se encuentra como «gender role ideology»).

    Las «ideologías de género» se ocupan de las creencias normativas sobre los roles apropiados y la naturaleza fundamental de mujeres y hombres, y de los procesos involucrados en las similitudes transculturales y diferencias en la representación de género.

    Hay ideologías de género patriarcales (p.e., que las mujeres son biológicamente inferiores a los hombres), ideologías de género binario (p.e., que solo existen 2 géneros), ideologías de género no binario, ideologías de género igualitarias (p.e., que hombres y mujeres deben compartir por igual la crianza), ideologías de género judeocristianas (p.e. que el hombre tiene una autoridad superior a la mujer por mandato de dios), etc.

    Afirmar que «la ideología de género no existe» descarta mucha documentación útil sobre diversidad intercultural que socava y deconstruye el esencialismo de los roles impuestos a hombres y mujeres.

    [Valga aclarar, los sectores misóginos y homofóbicos no tienen idea de que se trata el término, y el significado que quieren darle no existe, no hay una sola ideología de género]

    • Angelo

      Yo no entiendo como es que se dice que la ideología de género no es científica.
      Por ejemplo, se cambió el concepto de familia incompleta por familia monoparental.
      Esto no tiene sentido, esto hace que el concepto de familia nuclear se anule. Y si se supone que en algún momento hay una justificación, que no encuentro. ¿Pero por qué? Las familias incompletas seguirán con sus deficiencias, solo pienso que hay una presión mediática para hacer estos cambios. Si un grupo sexualizo la política, es obvio que los estudios científicos van a verse afectado por ese sesgo.

  2. pepe mejia cayotopa.

    El problema de la ideologia de genero, viene en mi opinion, cuando quieren adoptar niños, niñas, los padres, deben decirles si es madre o padre., de la familia. Los adultos son libres de hacer su vida, come les plazca

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