¿Todo el mundo tiene COVID 19?


Las consecuencias no sopesadas de ómicron


Tu prima que avisó por WhatsApp que no venía por Navidad, el amigo de la oficina que avisa que no saldrá ni a la esquina, los que viste en un matrimonio y que ahora dieron positivo: según las redes hoy, todo el mundo tiene COVID 19. ¿Es real o se trata de una percepción?

Todos somos conscientes de lo poderosas que son las redes sociales y nuestras burbujas para crear una realidad o reafirmarla. Mientras más personas comuniquen en sus redes que han dado positivo, más nos parecerá que los contagios están aumentando. Además, la información que nos llega por nuestras redes está en sintonía con lo que vemos en las noticias: picos de contagios en Europa y Estados Unidos.

En otros países, la mayoría de los nuevos contagios se ha dado por la variante ómicron, que a la fecha se muestra como la más contagiosa. Sin embargo, nuestra percepción sobre la variante no solo se está relacionando con su capacidad de contagio, sino también con qué tipo de enfermedad produce. Si prestamos atención a los anuncios de casos positivos en redes, notaremos que muchos de esos casos son asintomáticos, de personas que se realizaron una prueba por un compromiso social o por precaución ante las fiestas. Además, al analizar la data de otros países vemos que las hospitalizaciones y muertes por ómicron están muy por debajo de los contagios. 

Por el momento los expertos son prudentes y no minimizan el posible impacto de la variante omicron. Tal vez nuestra experiencia personal nos lleve a concluir que ómicron pasó desapercibida por nuestras navidades; sin embargo, los gobiernos se están preparando para escenarios complejos. Aun teniendo a la mayoría de la población vacunada, ómicron podría significar nuevas olas de contagios y, por ende, nuevas olas de hospitalizaciones y fallecimientos. 

En el Perú, los primeros casos de ómicron fueron identificados el 19 de diciembre y a la fecha ya se han notificado 49 casos. Como todos sabemos, estos datos son una ilusión, pues lo más probable es que ómicron ya se encontraba dentro de nuestras fronteras mucho antes y que no fue detectada, y que actualmente el número de casos sea más elevado de lo que creemos.

En Londres se ha vio que durante la primera quincena de diciembre una de cada veinte muestras tenían COVID 19, y se piensa que ahora el número podría ser una de cada diez. Nueva York vio un aumento de casos de ómicron en cuestión de semanas, hasta llegar a constituir el 90% de los casos de COVID 19. Viendo el avance de esta variante, es necesario cuestionarnos: ¿cómo podemos medir el avance de ómicron en el Perú? 

En nuestro país el sistema de muestras se ha quedado estancado desde el inicio de la pandemia. Hemos mejorado, pero ómicron nos obliga a repensar nuestras estrategias. La mayoría de nosotros solo nos realizamos pruebas de coronavirus cuando tenemos un requerimiento laboral, por viaje o por la aparición de síntomas. Al estar ahora vacunados, es menos probable que seamos pacientes sintomáticos, pero podemos seguir contagiando al resto. Algunos países han optado por la entrega masiva de kits caseros de prueba que las personas pueden utilizar antes de acudir a eventos. No son perfectos, pero son una estrategia más para frenar los contactos.

Hace unas semanas, Jen Psaki, la jefa de prensa de la Casa Blanca, respondió con tono burlón a un periodista que le preguntó por qué Estados Unidos no entregaba kits caseros de forma masiva. Lo que parecía imposible para Psaki hace unas semanas hoy será una realidad, pues se entregarán 500 millones de test rápidos. Estas pruebas han sido el objeto más deseado de las navidades, pues se agotaron en casi todos los establecimientos en Estados Unidos. 

La introducción de pruebas frecuentes no es la única medida que los gobiernos están tomando frente a esta nueva variante. Las características de ómicron están influenciando en algunas medidas. Por el momento sabemos que esta variante es más contagiosa, pero no se puede descartar que produzca una enfermedad más leve. En algunos países se ha visto que la enfermedad producida por ómicron tiene un tiempo más reducido, lo que ha llevado a reducir los días de cuarentena de 14 a 10, o a 7 con una prueba negativa. Sin embargo, también existe un trasfondo detrás de la medida de acortar las cuarentenas, pues en muchos países no hay personal sanitario suficiente para atender a los pacientes y esta es una salida para tener una mayor disponibilidad de personal médico. 

Ómicron también significa un reto para aquellos países que adoptaron la mentalidad de los 0 casos. Como China, que aún la mantiene; o Nueva Zelanda, que ya la retiró después de la variante delta. En ambos países hemos escuchado de cuarentenas y restricciones con un número mínimo de casos. Si bien ambas naciones han logrado obtener los resultados deseados con medidas estrictas, esta nueva variante las podría llevar a repensar maneras de convivir con el virus. 

Los positivos primerizos, las pruebas más frecuentes, las dosis de refuerzo y las cuarentenas más cortas nos indican que ómicron está cambiando nuestras estrategias ante la pandemia. Algunos optan por ver estos cambios como esperanzadores y, erróneamente, los interpretan como parte del fin de la pandemia. Los expertos han sido muy claros al indicar que la mayor capacidad de contagio de ómicron y su posible relación con casos más leves no necesariamente significa que el virus haya mutado para ser más leve, ni que nos contagiaremos todos y nos volveremos inmunes y se acabará la pandemia. En todo caso, esto no sucedería sin poner una enorme presión sobre nuestro sistema de salud. 

Tal vez ómicron o una futura variante del coronavirus llegue a ser tan contagiosa como el sarampión. Por ahora no lo podemos afirmar, y menos podemos aconsejar a otros que se junten con otros para adquirir inmunidad, o que ignoren una prueba positiva si es que no tienen síntomas. Aunque por ahora algunos consideren que las noticias de ómicron son positivas —más contagiosa, pero menos hospitalizaciones y muertes— tampoco es para confiarnos. La “ayuda” humana al virus siempre puede complicar la situación: haciendo ómicron más contagiosa de lo que es, sin las herramientas para identificar los contagios y frenarlos; o confirmando que nuestro sistema de salud no es capaz de atender a todos los hospitalizados, por más leves que sean. 

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba