Perdón, le inyecté el doble 


¿Qué consecuencias tiene la reciente mala práctica del MINSA con la vacuna Moderna?


A inicios de abril, el Ministerio de Salud publicó los protocolos para la administración de la tercera y cuarta dosis de la vacuna contra el Covid-19. Según estas nuevas indicaciones, la cuarta dosis de refuerzo se debería recibir 5 meses después de la tercera dosis. Es decir, los que recibieron la tercera dosis en diciembre, durante el pico de contagios por ómicron, deberían recibir un refuerzo de la vacuna en mayo. 

La mayoría de nosotros no ha recibido una cuarta dosis, ni planea hacerlo en el próximo mes. O por lo menos no estamos seguros de cuán necesario sería hacerlo. Sin embargo, algunos sectores de la población sí se encuentran en una situación en la que por salud o por trabajo les sería beneficioso tener protección contra el virus en el mejor estado posible. Este último grupo ya ha empezado a recibir una cuarta dosis, en concreto el personal de salud. 

Esta nueva campaña de vacunación ha llegado con malas noticias. En los últimos días, los medios de comunicación informaron sobre una mala práctica en la vacunación de un grupo del personal de salud. Según los denunciantes, habían recibido una cuarta dosis de la vacuna de Moderna de 100 mg. en lugar de los 50 mg. establecidos como la dosis de refuerzo. 

El MINSA ha respondido a las denuncias de malas prácticas con un comunicado que, en sí mismo, es una mala práctica de la comunicación. El texto publicado en las redes del ministerio explica que:

“Dentro de los esquemas de vacunación con vacuna Moderna se tienen dosis que van entre 50 a 100 microgramos para los adultos, siendo seguras y eficaces. El Minsa reafirma que en ningún momento se han colocado dosis mayores a los 100 microgramos”

Es decir, ni chicha ni limonada. Lo que debió decir el comunicado es que las dosis de la vacuna de Moderna se aplican en dos formatos. Las dos primeras dosis de la vacuna de Moderna son de 100 microgramos, mientras que las dosis de refuerzo son de 50 microgramos. Así lo indica el prospecto de DIGEMID. El MINSA dice que las dosis van entre 50 y 100, lo cual no es cierto: las dosis son de 50 o de 100, no una cifra “entre” ambas.

Las dos primera dosis de una vacuna tienen el objetivo de generar una respuesta inmune específica para ese virus, mediante la generación de anticuerpos que se unen a diferentes partes del virus. Además, activan otros mecanismos del sistema inmune que nos brindan una protección a largo plazo gracias a la memoria inmune. De forma complementaria, las dosis de refuerzo, ya sean una tercera o una cuarta, tienen otro objetivo: potenciar la respuesta inmune ya activada para una protección mayor.  

Particularmente, la vacuna de Moderna tiene una cantidad mayor de ARN del coronavirus para activar nuestro sistema inmune en comparación con otras vacunas de ARN, como la Pfizer. Algunos estudios preliminares indican que sería por esta diferencia que la vacuna de Moderna ofrece una mayor protección que las otras vacunas, sin dejar de lado que todas las vacunas aprobadas contra el coronavirus ofrecen la protección necesaria y segura para la enfermedad. 

Otro concepto importante para entender las dosis de refuerzo es que estas deben administrarse con la menor cantidad de vacuna necesaria para producir la respuesta esperada. Aquí es importante detenernos para no llegar a  conclusiones erróneas. Cuando se diseñan las vacunas, se prueban diferentes dosis para saber cuál es la mínima dosis que va a producir el objetivo deseado. Esto no significa que dosis mayores sean automáticamente negativas para el cuerpo humano. La traducción sería: si con 50 microgramos es suficiente, no necesitamos más por el momento. 

Recapitulando, para la vacuna de Moderna las dos primeras dosis sí son de 100 microgramos, porque esta fue la cantidad que se observó como necesaria para activar el sistema inmune. Pero para la dosis de refuerzo, fueron 50 microgramos. Al inicio, la dosis de refuerzo de Moderna era de 100 microgramos, con lo cual no se observaron mayores complicaciones, aunque sí se observó que se producía una respuesta inmune mayor, y que con la de 50 microgramos era suficiente para el objetivo actual. Por este motivo, Moderna sugirió a la FDA que sus dosis de refuerzo se hicieran con la mitad de la dosis iniciales. 

Una mala interpretación de esta noticia es que administrar una dosis doble producirá efectos dobles también. Por ejemplo, algunos usuarios en línea decían que si con una dosis de Moderna cinco personas habían presentado afectaciones al corazón, ahora podíamos esperar diez pacientes con estos síntomas. Esta interpretación es errónea, puesto que el desarrollo de efectos segundarios no son números establecidos por cada dosis, es decir, no por cada 100, uno va a tener determinado problema. No son números condicionados, son mas bien indicadores de qué tipos de efectos secundarios y con qué frecuencia pueden darse para poder ser prevenidos y tratados.

Del otro lado de la moneda también están los comentarios de quienes afirman que da igual 100 microgramos que 50. Esto tampoco es cierto. Primero, porque desde un punto de vista logístico, con la mitad de la dosis se puede vacunar al doble de personas. Y, de forma personal, al administrar una dosis mayor también existe la posibilidad de una respuesta más fuerte que pueda producir efectos secundarios esperados, pero de forma más intensa. Por ejemplo, una fiebre un poco más repentina, un dolor de cuerpo más intenso que con las vacunas anteriores, o dolores de cabeza. Aunque estos efectos sean pasajeros y tratables, es importante que las expectativas sobre los mismos sean manejadas de manera correcta. 

En el caso del personal de salud que por esta mala práctica recibió el doble de la dosis, se debería haberle otorgado facilidades de tener un día libre para poder descansar y, de ser necesario, recibir tratamiento. Al mismo tiempo, el comunicado del MINSA no indica cómo deben proceder estas personas para futuras vacunaciones. Aunque por ahora una quinta dosis no se encuentra especificada, este grupo de personas ya habría recibido una doble dosis, por lo cual queda la duda de si esta dosis cuenta como su cuarta y quinta dosis. 

Los estudios, protocolos y hasta manejos de crisis son acciones que deben apuntar a generar una mayor transparencia y confianza en la población. En este caso, la respuesta del MINSA no lo logra, puesto que no reconoce el error producido, ni indica cómo proceder. Aunque promete continuar con la vigilancia activa, tampoco le comunica tranquilidad a la población. Por ejemplo, un caso similar que sí fue resuelto de forma adecuada ocurrió cuando un video circulaba al inicio de la campaña de vacunación donde se veía a un personal de salud de Colombia hacer el ademán de colocar la vacuna, sin inyectarla realmente. Ante esto, el MINSA promovió campañas para grabar el momento de la vacunación y se hizo hincapié en que el personal de salud enseñara la vacuna llena antes de inocularla y vacía tras hacerlo.

Finalmente, este es un nuevo ejemplo que nos enseña la importancia de tener autoridades preparadas, no solo en los aspectos técnicos —que en este caso fueron ignorados—, sino también en los aspectos sociales, que son aquellos que finalmente son el punto donde se aplica y funciona el conocimiento. Lamentablemente, en estos momentos nuestra rotación de autoridades es tanta que no se puede ni siquiera aprender de los errores como institución, pero no debe ser excusa para no identificar a los culpables de esta mala práctica. 

2 comentarios

  1. Lucho

    ¡Qué gobierno!
    Qué puede decir uno.
    Pfizer han sido las que recibí, tres, y mi entusiasmo y expectativa con que las recibí han sido desplazadas, ahora, por la incertidumbre.
    ¡Qué gobierno!

  2. Mery

    Felicitaciones por tan excelente artículo, me deja las cosas mucho más clara! Un abrazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba