Mientras avanza la vacunación, el segundo pinchazo trae interrogantes
Hace casi dos meses recibí mi primera dosis de la vacuna de Pfizer. El proceso fue sencillo: verificaron mi identidad, me mostraron la jeringa, no sentí el pinchazo y me mandaron a casa con mi cartilla de vacunación y un sticker que decía One down. One to go. Para mi generación, que intercambiaba dos stickers de Winnie Pooh por uno de los “pelusitos” —para los no conocedores, estos eran los más preciados— tener una prueba para mostrar es lo que hace válido el proceso de vacunación. Pero este pequeño adhesivo tenía un objetivo más importante que adornar mi Instagram: me recordaba que tres semanas después tenía que volver por la segunda dosis.
Todas las vacunas para el coronavirus –excepto la de Johnson & Johnson— requieren de una segunda dosis. De estas se ha dicho mucho, desde llamarlas capricho de las farmacéuticas hasta dolor de cabeza logístico. Pero lo cierto es que una persona solo se considera completamente inmunizada dos semanas después de recibir la segunda dosis. Para entender por qué estas dosis son tan necesarias, debemos entender la lógica detrás de ellas.
La primera dosis se conoce como “dosis de cebamiento” y su objetivo es presentar a nuestro cuerpo una parte del virus o al virus inactivo. El sistema inmune identifica a estos patógenos y activa diferentes mecanismos para neutralizar a su enemigo. Un rol protagónico en esta primera etapa lo tienen las células B, quienes producen anticuerpos que son específicos para diferentes partes del virus. Para ejemplificar lo que sucede, el patógeno sería como una puerta con muchas cerraduras y la célula B es el cerrajero que crea una llave para cada una de estas cerraduras.
La creación de anticuerpos es un mecanismo especializado, pero al mismo tiempo se produce por el azar. Las células B necesitan de un tiempo para poder producir los anticuerpos adecuados que se unirán y neutralizarán al virus. Para darle el tiempo necesario es que esperamos unas tres semanas antes de volver por nuestra segunda dosis.
Fue en la primera etapa de desarrollo de las vacunas que los investigadores se percataron de que una sola dosis no era suficiente para que nuestro cuerpo produzca los anticuerpos necesarios. Por el contrario, nuestro sistema inmune necesita de una segunda oportunidad para afinar la producción de estos. Después de la segunda dosis nuestro cuerpo ya tiene los anticuerpos y la memoria inmune para hacer frente al virus en caso de volvérselo a encontrar.
Estas decisiones se tomaron como parte de los ensayos clínicos, donde el ambiente es controlado y los voluntarios disciplinados. El mundo real es muy distinto al de los laboratorios. En este, las vacunas son un bien escaso, colocar las segundas dosis es un reto logístico, las personas empiezan a mezclar vacunas “por si acaso” y los países necesitan vacunar a la mayor cantidad de personas lo antes posible. Muchas de estas situaciones se dan como actos de fe y la investigación recién empieza a responder dudas sobre las segundas dosis.
Para los apurados y olvidadizos, el CDC de Estados Unidos confirma que uno puede recibir la segunda dosis cuatro días antes de la fecha indicada y hasta cuarenta y dos días después sin preocupaciones. Pasada esa fecha, uno debe hacer todo lo posible para completar la vacunación.
El olvido de las personas no es lo único que ha retrasado las segundas dosis, también lo han hecho las apuestas de diversos gobiernos. El Reino Unido fue pionero en la práctica de retrasar la segunda dosis por doce semanas y así “medio proteger” a la mayor cantidad de habitantes con las dosis disponibles. Otros países, como Singapur, India y Canadá, siguieron sus pasos sin contar con mayor evidencia científica. Felizmente, para alivio de los valientes y del resto de países que cuentan con un número limitado de dosis, una prepublicación confirma que en pacientes mayores de 80 años extender la segunda dosis no presentó ningún riesgo y, todo lo contrario, produjo una respuesta inmune mayor en comparación con quienes habían recibido la segunda dosis a las tres semanas.
Este estudio solo se realizó con la vacuna de Pfizer, la cual se está distribuyendo mayoritariamente en el Perú, por lo que podría abrir la puerta a modificar nuestra estrategia nacional y así vacunar a más peruanos con las dosis que llegan semanalmente. Sin embargo, algunos expertos indican que por el momento la evidencia no es suficiente para avalar esta práctica. En el caso de Reino Unido, extender la segunda dosis se dio junto con las cuarentenas. Y también existe la preocupación de que las personas vacunadas a medias se contagien, repliquen el virus, acumulen mutaciones y se creen variantes resistentes a las vacunas. Por el momento, esta es una suposición que necesitará de estudios para ser confirmada.
En las últimas semanas han aparecido otras interrogantes respecto a las segundas dosis, en concreto sobre si pueden mezclar diferentes vacunas. En el mundo perfecto de los ensayos clínicos y de las vacunas al alcance de todos esta duda no existía puesto que una persona solo recibía dosis de una misma vacuna. Pero en el mundo real, algunas personas optan por recibir una segunda —o tercera— dosis de otra marca porque la primera vacuna que recibieron “no les inspiró confianza”. Otras veces, las decisiones han venido por parte de los gobiernos, como es el caso de Francia y España, donde las personas que se vacunaron con AstraZeneca están recibiendo una segunda dosis de Pfizer para disminuir el riesgo de desarrollar trombosis —riesgo que de por sí ya es ínfimo—. También tenemos el caso de los viajeros que solo pueden acceder a una sola dosis y que no saben qué vacuna escoger.
Para todas estas preguntas, las respuestas van llegando de a pocos. En un estudio español, criticado y aplaudido, se asegura que el combo AstraZeneca-Pfizer es efectivo y seguro. En Emiratos Árabes ya optan por una tercera dosis de la vacuna de Sinopharm, confirmando los “experimentos” del Dr. Málaga, pero en los demás países todavía no se instaura como una práctica necesaria. Para los viajeros, el CDC confirma que si recibiste una vacuna aprobada por la OMS —como Sinopharm— no necesitas revacunarte con las vacunas aprobadas en Estados Unidos. En suma: si puedes evitar la mezcolanza de marcas hasta que exista más evidencia, mejor.
Mejor coleccionar stickers y no vacunas.
Excelente articulo, ojalas que personas que no creen en las vacunas, recapaciten y se inoculen…!!! Y esperar que todos podamos hacerlo a la brevedad posible.
Poco a poco más personas se van convenciendo! La campaña de vacunación ayuda muchísimo! ARL
Nada, una vez m[as, gracias por tu claridad y sencillez para explicar, ayudas mucho.
Gracias por la lectura! ARL
Gracias por tus comentarios y por la manera en que divulgas la ciencia Ale!
Gracias por leerme! Un abrazo, ARL
Hola! Y que hay de esa notocia que con la primera dosis de Pfizer tienes un 80% de inmunización? Si espero entre mi primera y segunda dosis por ejemplo 4 meses como Alemania, ese tiempo estoy cubierto en un 80%? O no es asi de simple?
Con las primeras dosis sí tienes un porcentaje de protección, por el momento no sabemos con certeza de cuánto sería en el mundo real en todas las poblaciones, porque no se tienen tantos estudios hasta el momento. Además, ese 80%, si fuera el caso, no necesariamente se alcanzaría en todas las personas. Gracias ARL