Lo último que se pierde


Más de la mitad de los trabajadores peruanos gana menos que el sueldo mínimo. El paro agrario de Ica ha venido a recordarnos que el verdadero reto es formar una nación de iguales. Esa es la esperanza.


Vivimos tiempos complejos, en el Perú y en varios países vecinos, desde antes de la pandemia. Me he estado debatiendo hasta la última hora sobre lo que valdría la pena decir en esta columna. Quería dar noticias buenas y de largo plazo, pero es imposible ignorar las otras. 

           Lo urgente es que hay serios reclamos en Ica, donde los trabajadores agrarios reclaman mejores condiciones laborales. Es llamativo que la protesta se dé precisamente ahí donde hasta hace poco se vivía el paraíso del pleno empleo. Según los libros de texto, en un lugar con pleno empleo los trabajadores son un recurso escaso y, por lo tanto, su retribución (su salario) solo debería ir en aumento. 

           Y eso ha pasado, la masa salarial de los trabajadores agrarios ha aumentado. Pero a la vez el volumen de ventas del sector ha crecido a un ritmo que duplica el de los salarios. Todos han mejorado sus condiciones, pero unos más que otros. Y eso irrita, especialmente porque los que viajan en el último vagón siempre han recibido el pedazo más pequeño del pastel. ¿Aló, Chile? 

           Una vez más somos un caso atípico, desafiando la teoría. Aquí estamos frente a otro supuestamente magnifico indicador macroeconómico (pleno empleo) que no empata con las condiciones microeconómicas de las personas y sus hogares. En el Perú más de la mitad de los trabajadores lleva a su casa cada fin de mes menos de una remuneración mínima vital. Esta es una realidad con la que convivimos desde hace buen tiempo, pero que optamos por no ver.

           Muchos hogares sobreviven en condiciones paupérrimas. Y, en este caso, no es por falta de legislación, sino por el incumplimiento de la misma. Los manifestantes en Ica quieren la derogación de la Ley Agraria, y probablemente lo consigan. Lo mismo pasó hace unos años cuando los jóvenes salieron a protestar y lograron echarse abajo la Ley Pulpín. ¿Ha cambiado en algo la situación de los jóvenes? No.

           Tenemos un problema que va más allá de las leyes. Sam Bowles argumenta que los incentivos, por muy buenos que sean, no podrán sustituir la buena ciudadanía. Creo que es momento de interiorizarlo aquí. Ni siquiera un cambio de Constitución será capaz de resolver nuestro problema de fondo.

           Necesitamos construir una nación de iguales. No solo de “iguales ante la Ley” —como dicta la propia legislación—, sino una nación en la que nos podamos mirar como iguales. Necesitamos una igualdad en el mundo real. Donde las oportunidades de verdad estén disponibles para todos. 

           Habiendo llegado a este punto, la pregunta que inevitablemente surge es: ¿cómo construimos esa nación de iguales? Pues enseñando a las personas a convivir con la idea de que somos seres humanos con derecho a las mismas oportunidades. ¿Dónde se puede enseñar eso? En el primer espacio donde aprendemos a socializar en nuestras vidas: la escuela. 

           Antes de que comiencen a terruquearme, déjenme decir que esto nos haría mucho bien en la construcción de una mejor sociedad, y también de una mejor economía. En una sociedad en la que los talentos son mejor aprovechados ganamos todos. Nos preocupamos tratando de llevarnos un pedazo más grande del pastel hoy, ignorando que haciendo crecer el pastel todos podríamos estar mejor. Los argumentos morales y económicos coinciden. Lo que nos falta es la visión de largo plazo.

           Justo de ese largo plazo quería escribir originalmente. Quería reflexionar sobre lo que nos ha pasado en el último medio siglo. La esperanza de vida al nacer de los peruanos ha subido de 60 a 75 años. Se trata de un progreso inédito que no debería pasar inadvertido. Me hubiera gustado escribir sobre los avances que han permitido que ahora vivamos más. Queda pendiente.

           En medio de tanto escombro hay esperanzas también.

7 comentarios

  1. Benjamin Perelman

    Buenos Sr Ñopo el riesgo del capital nacio desigual al riesgo laboral, gracias a la posible imperfecta como muchas ley agraria hay un grupo de trabajadores que ganan mas, posiblemente insuficiente que en muchos otros rubros economicos del pais, la duplicidad o mas se debe al riesgo asumido por los que han transformado el suelo arido con infimos nutrientes y casi cero agua, de siglos, en verde exportable , si este crecimiento empujado por una fuerza de ventas externa , hubiese crecido a una tasa casi marginal , la historia hubiese sido peor por que no hubiese permitido el ingreso adicional de empresas para desarrollar lo que vienen logrando, el analisis es porque los que trabajan en el agro, se llevan menos de la mitad o lo que fuese de su sueldo y porque de lo que se deduce no existe un beneficio para ellos aparente? la empresa no es responsable de esta parte, quizas no deberian restarle nada y dejarle a su decision individual, que obtenga los beneficios que siempre reclama y reclamamos todos–salud educacion ,agua, desague caminos– los que aportamos –como ellos–para que los obtengamos de la mejor manera? posiblemente mas eficientes y mas caros? , lo anterior lo haria mas pobres posiblemente ? que hacemos? convertir a donde llegan esas deducciones en rentables para quien las otorga , — los trabajadores agrarios y todos–como lo hacemos? Ud ya sabe la respuesta, saludos

  2. zeta

    Me recordó a esa tira de Mafalda donde Susanita reta a Mafalda a decir que todos tenemos la sartén por el mango 🙁

  3. Nelson Ramirez Jimenez

    Muy buen apunte: la buena ciudadanía es un objetivo difícil, pero hay que lograrlo.

  4. Violeta Navarrete Cabrera

    Gracias Hugo.
    Y buen dato, el de colocar vínculos extras al artículo.
    Coincido en que debiera ser la Escuela, el primer espacio de socialización ciudadana, pero sería mucho mejor, una escuela pública de calidad, donde la calidad no sea opcional o medida por los costos de acceso. Algún día, sé que sí.

    PD. A Benjamin Perelman, el uso adecuado de signos de puntuación ayudaría a comprender mejor su opinión. Intenté entender, pero no, no puedo.

  5. Federico Alponte-Wilson

    ¡Todos los puntos sobre las íes Hugo!
    Excelente jugo el de hoy… espero este liberado en redes sociales para que todos tomen conciencia de la ventana de oportunidad que tenemos frente al bicentenario.

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