Ese tiro al palo


¿Puede el fútbol enseñarnos algo sobre la suerte, las oportunidades y el éxito?


¿Quién será elegido presidente en junio? Es difícil predecir, hay por lo menos siete candidatos con chances. Ah, pero ese domingo de junio, cuando se conozca al ganador, la situación será claramente otra. No faltará el analista para el que “esto se veía venir” y varios de nosotros estaremos convencidos de que el resultado “estaba visto”. Así somos los seres humanos frente al azar: cuando lo tenemos al frente encogemos los hombros; cuando lo vemos en retrospectiva inflamos el pecho, sabiondos.

           En las narrativas de los hechos no se le ha dado mucho espacio al azar. Todo tiende a racionalizarse. Nos hemos quedado con el einsteniano “Dios no juega a los dados”, cuando quizás la mirada de Stephen Hawking sea la que prevalezca: “no solo juega a los dados, sino que además a veces los esconde”.

           El azar es mucho más importante de lo que estamos dispuestos a aceptar. Sobre esto, les voy a compartir los resultados de un fascinante estudio de Romain Gauriot y Lionel Page, publicado nada menos que en el Review of Economics and Statistics en octubre de 2019.

           Piense en los tiros con destino de gol que chocan en el palo o el travesaño en un partido de futbol. ¿A dónde va el balón después de golpear el palo? En algunos casos la pelota entra al arco, en otros no. Gauriot y Page han analizado todos los partidos de las cinco ligas más competitivas de Europa (Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y España) durante una década (2006-2016) y tienen una respuesta: en 11,6% de esas oportunidades se produce un gol. 

           Ahora bien, ¿los jugadores que hicieron esos 11,6% de disparos exitosos son más hábiles que aquellos del 88,4% que no entraron al arco? Probablemente no mucho. Pero en su análisis los autores hicieron un esfuerzo adicional conocido como emparejamiento (matching): compararon disparos exitosos y fallidos hechos desde posiciones similares en el campo. Por ejemplo, para un tiro al palo que partió desde una posición a 10 m. del arco y luego fue gol, se identificaron los tiros al palo hechos desde la misma posición a 10 m. del arco que no fueron gol. ¿Cuánta diferencia en habilidad existe entre los autores de unos y otros? Mínima. Es razonable asumir que la diferencia más importante entre unos y otros fue la suerte.

           Pero los autores fueron aún más minuciosos y tomaron en consideración si los jugadores hicieron otros goles en el partido, si su equipo ganó, si jugaron en casa o de visita. Tomando en consideración todo ello, se preguntaron: ¿hay alguna diferencia en el puntaje que recibieron los jugadores en el partido por parte de la prensa especializada? La respuesta es sí. Los jugadores que tuvieron la suerte de que su disparo al palo se convierta en gol fueron mejor evaluados.

           Pero esto no queda ahí. La suerte también influyo en las decisiones de los entrenadores. Los jugadores con suerte aumentaron su probabilidad de jugar en el partido siguiente y de ser parte del once titular. Pero hay más aun: los jugadores con suerte jugaron más tiempo que en los partidos previos. A los jugadores con suerte se les abrió un conjunto de oportunidades, a los otros no.

           Cierro la mirada a este estudio con un dato final: estos impactos fueron más grandes cuando el golpe de suerte significó el quiebre de un posible empate y llevó a su equipo a un triunfo. 

           Probablemente existan pocas oportunidades, tan clínicamente limpias, como la que nos brinda este estudio para medir el papel de la suerte en eso que llamamos “éxito” 

           Más allá del fútbol, cabe entonces preguntarse, ¿cuántas puertas pueden abrir los golpes de suerte en las carreras de las personas? ¿Cuánto habrá influido la providencia en nuestra propia trayectoria personal?

           Tomar conciencia del rol del azar en nuestras vidas es útil porque trae un argumento adicional para dejar de sacralizar el discurso del mérito al que se refirió Gustavo Rodríguez aquí la semana pasada. También para dejar de pensar en la dicotomía mérito-privilegios que corre el riesgo de dejarnos entrampados. Esto nos puede llevar a adoptar posiciones un poco más humildes frente a la vida. Michael Sandel argumenta que este es un paso necesario para la construcción de una mejor sociedad en la que todos podamos tener una vida digna, con más solidaridad.

9 comentarios

  1. JUAN RIVEROS

    Interesante ángulo de análisis Hugo, como siempre. Creo que esto también se refleja con nuestro tradicional «estar en el lugar preciso, en el momento preciso». A eso habría que agregar tener la habilidad requerida y un poco de suerte para completar el «coctel del éxito». Pero si miramos la cancha de la realidad, también sería importante que todos los jugadores tuvieran acceso mínimo a buena alimentación, atención de salud y entretenimiento de calidad, condiciones en el hogar y en su espacio social que les permitan dedicarse al deporte y, por supuesto, buenas zapatillas. La gran mayoría no tiene acceso a ese mínimo, para ellos la suerte se reduce a un huachito o la tinka. Eso está mal.

    • hugonopo

      Asi es, Juan, no todos tenemos las mismas condiciones de aprovechar las oportunidades. Por eso es tan importante nivelar la cancha (pero aun nivelando bien la cancha, la desiguladad es un resultado inevitable)

      • Marcia

        Muy interesante análisis. La suerte es un factor inevitable, por eso hay que centrarse en todo lo que sí podemos controlar: reducir los privilegios y aumentar las oportunidades. Es clave nivelar la cancha en los anhelos mínimos, después de esto, el éxito seguirá su curso «natural».

  2. MARIA DEL ROSARIO JIMENEZ ALVA

    Definitivamente el azar nos brinda circunstancias algunas muy favorables y otras como la que dice «estuviste en el lugar y en el momento menos apropiado». Pero en ambos casos requerimos contar con las habilidades suficientes tanto para aprovechar una buena circunstancia, como también para capear alguna «tempestad». Además comparativamente entre todos los que poseen habilidades nunca serán los mismos resultados. Como dice Hugoñopo, el factor «personal» , «individual» juega un rol muy importante, pero debemos apuntar para que NADIE sea excluido de la posibilidad de aprovechar una buena oportunidad, del resto se ocupará cada uno, según experiencia y habilidades. Bonito artículo, gracias.

  3. Gloria Diana Dunkelberg Miller

    Una maravilla…Veo diario «Al ángulo» , no me pierdo los partidos de la Selección…Siempre he pensado que vivir es como jugar fútbol. Asumes metas, tienes un equipo a que no le puedes fallar, otro equipo en contra tuya y te va a querer destruir, con limitaciones, solo puedes usar los pies, las manos para nada, hay reglas que no puedes romper porque te vas, la meta cierra sus puertas a cada rato…Asumes los retos y cumples sueños difíciles…pero nunca he pensado en la presencia del azar…La omnipotencia del logro, la autosuficiencia en el proceso… Nunca pensé en el azar en mi historia…Lo voy a hacer, humildemente.

  4. Andrés Huguet Polo

    La realidad es una combinación variable de causalidad y azar, de necesidad y contingencia. ¿ En qué proporciones y cómo y porqué aparecen? He ahí la cuestión. Hay estructuras y hay movimiento y procesos también.

  5. Walter Espinoza

    Existe un dicho que lo aprendi en la Escuela de Negocios y es parte de una pelicula: La Suerte es para las mentes preparadas…muchos de los que estan postulando como es el caso de Forsyth esta en el lugar adecuado, con la edad que lo privilegia pero no es un tipo preparado para este juego de lograr el poder…otros tuvieron la suerte de nacer en una cuna de poder como Keiko tuvo una preparacion en la practica pero en el minuto 90 cuando lo adicional era importante perdio frente a PPK por una minucia porque no se preparo bien para el famoso desayuno del dia de las elecciones mie3ntras PPK se fue al barrio del Alianza ese pequeño espacio genero una utilidad marginal a PPK y gano…en estas elecciones si comete algun error el que esta primero cualquier cosa puede suceder…nada esta escrito…

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