El tictac de Bellido


Una bomba de tiempo en el Ejecutivo


Ricardo Belmont, un peruano que, como muchos, está acostumbrado a vivir de su floro, entrevistó hace unos días al premier Guido Bellido luego de trascender que le había lanzado un comentario agresivo –“solo falta que te violen”– a la congresista Patricia Chirinos.

Bellido negó haber mencionado tal frase, y hasta allí podría tratarse de un “él dijo/ella dijo”. Es curioso, sin embargo, que ningún testigo presencial de aquel intercambio haya sido igual de categórico y lo haya desmentido. Pero incluso si el reclamo de la congresista Chirinos hubiera sido una alucinación suya, lo que Bellido soltó con Belmont es igual de inquietante: utilizó los mismos argumentos que los misóginos abanican cuando sus víctimas encuentran el ánimo para señalarlos. Bellido dijo que se lo debió haber imaginado. (Es decir, una versión al paso del gaslighting, aquel ejercicio de manipulación por el cual un hombre induce a una mujer a dudar de su propio criterio). Bellido se preguntó también por qué Chirinos no salió a denunciarlo inmediatamente en vez de esperar a una interpelación. (Es decir, creerse en el derecho de saber cuándo una víctima debe estar lista para compartir su experiencia o, por lo menos, imaginar que toda persona tiene un interruptor que se enciende a voluntad para confesar sus humillaciones y negar los complejos procesos por los que toda víctima transita). Bellido, finalmente, dijo que las mujeres deberían pensar en sus padres o hermanos varones antes de salir a acusar a cualquier hombre. (Es decir, que no se debería mancillar con acusaciones al género masculino porque la mitad de nuestros cromosomas provienen de ellos).

Como era de esperarse, Belmont no solo no fue crítico con el primer ministro, sino que luego de lavarlo, lo enceró para tratar de dejarlo reluciente: “Los hombres estamos limitados cuando se trata de decir un piropo”, fue su amarga queja.

Poniéndonos cínicos, podríamos hacer de cuenta que lo anterior no es importante. Diríamos que en un país machista como el Perú, donde –empezando por Belmont– son muchos quienes piensan igual que Bellido, pues tenemos un primer ministro que representa a gran parte de su población. Qué novedad. Si el machismo nos ha gobernado siempre, por qué vamos a utilizar esa carta ahora. Como el mismo Bellido dijo en la entrevista: “Hay retos políticos y cosas más importantes”. 

Pero si el machismo es una triste tara que nos unifica, un sentimiento no menos fuerte también aglutina a los peruanos, y tal sentimiento es el antiterrorismo.

Que Bellido haya aceptado en su gabinete ministerial a Íber Maraví, quien según terroristas confesos fue mando de Sendero Luminoso a inicios de los 80, es digno de escándalo. Este no es un delirio de la derecha, que es como a Bellido le gusta manipular maniqueamente los sucesos, sino que es un hecho investigado por Ángel Páez, un periodista experimentado a quien nadie puede señalar como instrumento del liberalismo.

Igual de escandaloso es que el 3 de mayo de 2020, un año antes de soñar con convertirse en premier, Guido Bellido reseñara en su Facebook el libro Ayacucho, hambre y esperanza, de Antonio Díaz Martínez, sociólogo rural, miembro de Sendero Luminoso, que muriera en el penal de Lurigancho durante las masacres de junio de 1986. Del autor, Bellido dice que fue “un militante comunista probado que dio su vida por el Partido y la Revolución”. Hasta este párrafo, siendo benévolo, podría entenderse una admiración romántica hacia el autor y no necesariamente una apología directa al terrorismo –recordemos que incluso Alan García mostró admiración por la militancia senderista en un discurso en 1988, cuando dijo: “Esa es gente que merece nuestro respeto y mi personal admiración porque, quiérase o no, son militantes”–, pero cuando luego Bellido escribe que el Partido Comunista del Perú fue transformado “en máquina de combate iniciando la invencible guerra popular que con altos y bajos se desarrolla imparable hasta el día de hoy”, se entenderá que la indignación se me haya levantado junto a mis pocos pelos.

La ineptitud de un funcionario puede ser discutida desde distintos modos de apreciar la vida: una receta que es válida para unos puede ser un esperpento para otros y la medición de resultados como veredicto puede tardar en imponerse. Pero hablar con admiración en la actualidad de una máquina de combate que destrozó a nuestro país sin discriminar a pobres de ricos, no es digno, ni por asomo, de alguien que participa de los destinos de la nación que tratamos de construir. 

Ante todo lo anterior, el presidente Castillo permanece en silencio.

Es decir, se comporta como un cómplice. 

Con una oposición con la mira bien puesta y el gatillo ligero, y una ciudadanía como la peruana que tiende a bajarle el dedo a sus gobernantes con menos pereza que en otros países, ¿cuánto tiempo más tomará antes de que esto le reviente y haga volar su sombrero?

10 comentarios

  1. Miguel Ángel

    Guido Bellido es la suma de las taras que agobian al Perú; encarnación de la anomia moral e intelectual que nos mantiene en el Siglo VII. Belmont es solo un sinvergüenza oportunista y Pedro Castillo, un grave error. Un tremendo error.

    • Gustavo Rodríguez

      Esperemos que Pedro Castillo no sea un tremendo error a la larga.
      Gracias por comentar.

  2. Paul Naiza

    Estimado Gustavo, debería recomendar «Machista con hijas» a Bellido. Respecto al sombrero luminoso no pasa de fin de año.

    • Sara

      Durante demasiado tiempo nos hemos perdido en discusiones estériles solamente para denominar esa época oscura y terrible. Algunos con tono académico lo denominaban «conflicto armado interno» y mientras tanto, la condena y deslinde tajante con esas posiciones extremas y radicales no se daban por parte de ciertos grupos políticos. Hoy, creo que esa tibieza y medianía para decir las cosas por su nombre, terrorismo a secas, nos pasa la factura porque vemos que las generaciones actuales no tienen claro lo que vivimos ni sus consecuencias nefastas para el país.

    • Gustavo Rodríguez

      A ver quién se lo hace escuchar.
      Gracias, Paul.

  3. Lucho Amaya

    A Bellido lo veo como el Ladislao Cabello (en funciones) de Perú en un ¿distópico? futuro nuestro… ¡Y sigue allí!
    Saludos

  4. Exigimos a la oposición de desistir de su objetivo, periodistas como el citado Angel Paéz solo buscan compensar un capricho, a cambio de recibir un puesto de trabajo en nombre de Gustavo Gorriti por sus servicios de desinformación. No debemos perder el tiempo en difamar a los actuales ministerios, puesto que existen preocupaciones mas graves, y por ello, es necesario respetar a la instituciones al igual que nosotros respetamos los cargos congresales.

    • Gustavo Rodríguez

      Congresista Cerrón, mi artículo contiene enlaces que llevan a las fuentes de lo que aquí se cuenta.
      En este portal no difundimos palabreo sin pruebas porque los ciudadanos merecen más que eso.
      Las instituciones merecen respeto, sí. Pero quienes las manchan estando adentro, no.

  5. Juan

    Gente como tú y el promotor de este blog han blanqueado durante más de dos décadas al terrorismo. De qué te quejas?

    • Gustavo Rodríguez

      Le exijo una prueba, UNA sola, de que yo o mis compañeros en este portal hayamos «blanqueado» alguna vez al terrorismo.
      Yo he marchado contra él, he escrito contra él y he velado muertos causados por él.
      Lleve su inmundicia a otra parte.

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