12 películas esenciales de vampiros para sedientos amantes del género

Sebastián León es magíster en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde enseña cursos de Ética y Filosofía de la Ciencia. Se especializa en temas de teoría política y descolonialidad, con particular énfasis en las tradiciones del marxismo, la teoría crítica y el idealismo alemán. Ha publicado artículos en diversas revistas y portales web, y lleva cerca de diez años militando en la izquierda socialista.
Tras el éxito tanto de crítica y taquilla que fue Sinners de Ryan Coogler, ya se ha anunciado al menos dos nuevas películas de vampiros para este año: Dracula: A Love Tale, de Luc Besson, y Abraham’s Boys, de Natasha Kermani. Si bien la oferta de películas de terror nunca se detiene, hay algo en las películas de vampiros en particular que desata en el público un apetito insaciable. De todos los monstruos emblemáticos del cine —zombis, asesinos enmascarados, extraterrestres u hombres lobo—, ninguno logra cautivar la imaginación colectiva como el vampiro, ni ha mostrado el mismo talento para la resurrección. Desde las múltiples iteraciones de Drácula hasta los antihéroes románticos de Anne Rice, pasando por los rebeldes iconoclastas de The Lost Boys o Near Dark, el vampiro ha regresado de la tumba una y otra vez, asumiendo nuevas formas y resonando con las obsesiones de cada nueva generación.
Y, como la cartelera no calma las ansias de este chupasangre, dejo una lista de las que serían mis doce películas favoritas de vampiros. La selección no ha sido fácil: en un subgénero que es tan antiguo como el cine mismo, la lista de clásicos y pequeñas joyas de culto no es precisamente corta. Al menos de momento, estas son las que mejor satisfacen mi paladar.
12. Near Dark (Kathryn Bigelow, 1987)
Una mezcla de western, horror y “Americana”, esta película independiente salió en el mismo año que The Lost Boys de Joel Schumacher, y, aunque fue un fracaso de taquilla, hoy muchos la consideran un clásico de culto. Al igual que en la película de Schumacher, los vampiros de Near Dark son rebeldes e iconoclastas, un clan ultraviolento que viaja por las carreteras de Estados Unidos causando estragos y dejando una estela de sangre a su paso. La película cuenta la historia de Caleb Colton (Adrian Pasdar), un joven de un pueblito sureño que se enamora de una de las vampiresas del grupo (Jenny Wright), y que termina siendo forzado a unírseles. La resistencia de Caleb a alimentarse terminará desatando la ira de sus nuevos compañeros de manada.
11. Dracula: Prince of Darkness (Terence Fisher, 1966)
La productora británica Hammer Films hizo varias pequeñas joyas del cine de horror entre los años cincuenta y setenta, y un buen puñado de ellas, sobre vampiros. En particular destaca la saga de películas de Drácula protagonizada por el legendario Christopher Lee, que llevaría de nuevo al conde transilvano y su universo gótico a la pantalla grande, esta vez con toda la intensidad del technicolor (hay un evidente regodeo con el carmesí de la sangre falsa, imposible de mostrar en tiempos de Béla Lugosi). Lee le da a Drácula un halo de dignidad y sofisticación, así como una sexualidad desbordante y predatorial. Limitarse a elegir una sola película de este ciclo no es algo tan sencillo, pero quizá sea Dracula: Prince of Darkness la que mejor representa el estilo clásico de “la Hammer”. La película está llena de momentos icónicos (destaca sobre todo la escena de la resurrección de Drácula, destruido en la película anterior), todos realizados con efectos prácticos que, si bien podrían no entusiasmar a los espectadores de gusto más moderno, harán las delicias de los nostálgicos del cine de terror clásico. Quizá uno de los detalles más interesantes de la película es que Drácula no dice una sola palabra en ella; según se cuenta, Lee encontró el guión tan abominable que se rehusó a leer una sola línea frente a la cámara.
10. Nosferatu (Robert Eggers, 2024)
Estrenada en los últimos meses del año pasado, Nosferatu de Robert Eggers es el segundo remake del Nosferatu de Murnau (después de la excelente versión de 1979 de Herzog, que a mi pesar tuve que dejar fuera del ranking). Eggers devuelve la figura del vampiro a su esencia primigenia: el Conde Orlok (un irreconocible Bill Skarsgard) es una fuerza inhumana venida de tiempos arcaicos, un cadáver viviente que asalta la sociedad burguesa del siglo XIX desde las profundidades del abismo, trayendo consigo la peste y la muerte. No hay en él elegancia aristocrática ni talante seductor; viene a devorar y a tomar por la fuerza a la mujer que a su juicio le pertenece (Lily-Rose Depp, en una actuación estremecedora como la trágica heroína Ellen Hutter). Como en todas las películas de Eggers, el aspecto técnico, los vestuarios y el cuidado de los detalles históricos y relativos a la mitología vampírica es impecable, y es palpable el intenso amor del director por el material original. Sin duda, se trata de una de las mejores versiones de Drácula de los últimos años, y una obra maestra del horror gótico.
9. Vampire Hunter D: Bloodlust (Yoshiaki Kawajiri, 2000)
Basada en la tercera novela de la saga de fantasía oscura Vampire Hunter D de Hideyuki Kikuchi, Vampire Hunter D: Bloodlust probablemente sea una de las más excelsas películas de animación jamás hechas, y su calidad aún sorprende veinticinco años después de su estreno. El universo de Vampire Hunter D se ambienta en un mundo postapocalíptico poblado por mutantes, monstruos y aristócratas vampiros que acechan en la oscuridad y aterrorizan a los rezagos de una humanidad indefensa. El protagonista, D (Hideyuki Tanaka en la versión original japonesa), cazador de vampiros mitad humano y mitad vampiro, es contratado junto a un grupo de mercenarios para rescatar a Charlotte (Emi Shinohara), joven secuestrada por el barón Meier Link (Koichi Yamadera), un vampiro que la tiene bajo su poder. Vale completamente la pena, incluso si es solo por el espectáculo visual.
8. Salem’s Lot (Tobe Hooper, 1979)
Esta adaptación de la novela de Stephen King, dirigida por el legendario Tobe Hooper (el mismo de Texas Chain Saw Massacre, Poltergeist y otro clásico de vampiros que se quedó fuera de la lista: Lifeforce), es ampliamente superior a la versión estrenada el año pasado. Aunque en realidad se trata de una miniserie de dos episodios, solía pasarse en la televisión como una película de tres horas. Salem’s Lot cuenta la historia del escritor Ben Mears (David Soul, Hutch de Starsky & Hutch), un escritor que vuelve a su pueblo natal en Maine, buscando escribir una novela sobre la Casa Marsten, la mansión embrujada local, que está convencido atrae fuerzas malignas. Su sorpresa será grande cuando descubra que el nuevo propietario de la casa, Kurt Barlow (Reggie Nalder), es un vampiro que está convirtiendo a los habitantes del pueblo en muertos vivientes. Siniestra y desoladora, sigue siendo una de las mejores adaptaciones de las novelas de King.
7. Fright Night (Tom Holland, 1985)
Esta joyita irreverente es un homenaje al cine de terror clásico al estilo de las películas de la Hammer, estrenada en un momento en que el slasher dominaba el género de terror. Fright Night cuenta la historia de Charlie Brewster (William Ragsdale), un adolescente que descubre que su vecino, el guapo y carismático Jerry Dandridge (Chris Sarandon), es un vampiro que está asesinando mujeres en su vecindario. Cuando Dandridge descubre que sabe su secreto, un desesperado Charlie decide pedir ayuda a Peter Vincent (interpretado magistralmente por Roddy McDowall), un presentador de películas de terror famoso por haber interpretado a un cazador de vampiros en películas de los sesenta. Bellos efectos prácticos, grandes actuaciones de Sarandon y McDowall, y numerosas referencias intertextuales al género, todo en una hora y cuarenta minutos. No podría recomendarla más.
6. Bram Stoker’s Dracula (Francis Ford Coppola, 1992)
Bram Stoker’s Dracula de Francis Ford Coppola probablemente sea la experiencia de horror gótico definitiva. Gary Oldman domina todas las escenas en las que aparece con la misma fuerza incontenible con la que su atormentada versión del conde Drácula domina las mentes de sus víctimas, y Anthony Hopkins, como un tosco y por momentos desquiciado Van Helsing, es simplemente notable. El trabajo de efectos prácticos es una verdadera maravilla: como nunca antes, Drácula hace un despliegue de todo su arsenal de poderes infernales, transformándose en hombre lobo y hombre murciélago, en niebla, controlando a las bestias y los elementos, envejeciendo y rejuveneciendo, y buscando cruzar océanos de tiempo para encontrar a la reencarnación de su amor perdido (Mina Murray, interpretada por Winona Ryder). Sumado al magistral trabajo de vestuario y la suntuosidad de los sets, la película es un verdadero festín visual, intencionalmente barroco y recargado, y, aunque no es perfecta, tiene momentos verdaderamente sublimes.
5. Cronos (Guillermo del Toro, 1993)
Cronos es el primer largometraje de Guillermo del Toro, y quizá sea una de sus películas menos conocidas. Sin embargo, ya puede apreciarse en esta fábula macabra todas las características del trabajo del cineasta mexicano (incluyendo la presencia de un joven Ron Pearlman). La película, de fuertes reminiscencias borgianas, cuenta la historia de Jesús Gris (Federico Luppi), un viejo anticuario que entra en contacto con un artefacto alquímico que otorga la inmortalidad. A medida que va rejuveneciendo, Gris se percata de que, junto a su nueva juventud, ha adquirido una insaciable sed de sangre, lo que podría poner en peligro a su esposa (Margarita Isabel) y a su pequeña nieta (Tamara Xanath). Para complicar aun más las cosas, un millonario inescrupuloso (Claudio Brook) y su sobrino (Pearlman) tratarán de apoderarse del artefacto.
4. Thirst (Park Chan-wook, 2009)
Cargada de erotismo y meditaciones sobre el deseo y la culpa, Thirst de Park Chan-wook es una de las mejores y más sofisticadas películas de terror asiáticas de los últimos años. La historia se centra en Sang-hyun (Song Kang-ho, protagonista de Parasite), un sacerdote católico que se enrola como voluntario en un experimento para encontrar la vacuna a una enfermedad mortal. Tras caer víctima de la infección, se le hace una transfusión de sangre que acaba convirtiéndolo en un vampiro. Su camino se cruzará con el de Tae-ju (Kim Ok-vin), la esposa de un amigo de infancia, una mujer resignada a una existencia miserable que anhela algo que le devuelva las ganas de vivir. Su apasionado romance pronto degenerará en una sangrienta espiral de debacle moral.
3. Interview with the Vampire (Neil Jordan, 1994)
La saga de las Crónicas vampíricas de Anne Rice redefinió al vampiro como un antihéroe romántico con tintes trágicos. En particular, el apasionado libertino Lestat de Lioncourt, un héroe byronico que es al mismo tiempo aristócrata decadente, demonio tentador y estrella de rock, se volvería tan icónico que hoy es, probablemente, el vampiro literario más popular después de Drácula. Interview with the Vampire adapta la primera novela, que cuenta la historia del atormentado (y por ratos insufrible) Louis de Pointe du Lac (Brad Pitt), un hacendado en la Louisiana del siglo XVIII que, tras perder a su esposa e hija, pierde también el deseo de vivir. El sádico y amoral Lestat (un irreconocible Tom Cruise, en la que podría ser su actuación más memorable después de Magnolia) llegará para ofrecerle el don oscuro, sin imaginar que la inmortalidad solo acrecentará la soledad y desdicha de Louis. El elenco de estrellas es completado por Antonio Banderas como el cínico y hastiado vampiro Armand; Christian Slater, como el impresionable periodista al que Louis narra la historia de su vida, y una jovencísima Kirsten Dunst en una excelente actuación como la vampira preadolescente Claudia.
2. Let the Right One In (Tomas Alfredson, 2008)
Basada en la novela homónima de John Ajvide Lindqvist, Let the Right One In es una historia a un tiempo conmovedora y retorcida sobre la amistad entre un niño solitario llamado Oskar (Kare Hedebrant) y su nueva vecina, una niña de su edad llamada Eli (interpretada por Lina Leandersson, aunque la voz es de Elif Ceylan). A medida que su vínculo se hace más fuerte, Oskar descubrirá que Eli no es realmente una niña sino un vampiro de varios siglos de edad, que necesita sangre humana para sobrevivir. Estrenada en el momento más álgido de la fiebre de Crepúsculo, Let the Right One In demostró que las historias de vampiros no solo podían seguir siendo terroríficas, sino además explorar los recovecos más íntimos de la experiencia humana, como las implicancias de dejar entrar a alguien nuevo a nuestras vidas y la capacidad de mantener un vínculo frente a la adversidad. Probablemente se trate de la mejor película de vampiros del siglo XXI.
1. Nosferatu: Eine Symphonie des Grauens (Friedrich Wilhelm Murnau, 1922)
A más de cien años de su estreno, la primera Nosferatu sigue siendo la película de vampiros más terrorífica de todos los tiempos, además del verdadero nacimiento del cine de terror. La magistral dirección de Murnau, sumada a la perturbadora actuación de Max Schreck como el siniestro Orlok, transportan al espectador a un verdadero mundo de pesadilla. Pocas imágenes son tan icónicas e inquietantes como la sombra del vampiro en la pared, avanzando lentamente con sus largas garras estiradas, o la forma lenta y macabra en que se alza de su ataúd con las manos cruzadas sobre el pecho. En su momento, la productora detrás de Nosferatu no compró los derechos de Drácula a la viuda de Bram Stoker, por lo que un juez ordenó la destrucción de todas las copias de la película, que se pensó perdida hasta 1979, lo que contribuyó a cimentar la leyenda en torno a ella y los rumores de que Schreck era un vampiro real. Un siglo después, son pocos los vampiros que logran estremecer como el Conde Orlok.
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