Wasapeando con AMELIA


La inteligencia artificial que puede revolucionar la educación rural en Perú


Carla Gamberini es CEO y cofundadora de MásEducaciónPe. Es máster en Educación y Desarrollo Internacional de UCL donde estudió con la beca Chevening. Además, es consultora en Educación para el BID. Su trabajo se centra en transformación digital e inteligencia artificial aplicada a la educación, el fortalecimiento del aprendizaje STEAM para mujeres y el desarrollo profesional docente. En 2022 fue reconocida por Women of the Future y el Financial Times como una de las “50 Rising Stars in ESG”.


Son las cinco de la mañana en un caserío de la provincia Padre Abad, en Ucayali. Está amaneciendo y, mientras calienta agua para el desayuno, la profesora Carmen abre su WhatsApp. Entre mensajes del grupo de docentes y recordatorios administrativos, aparece uno de sus contactos más usados: AMELIA. Antes de que la tetera silbe, Carmen ya ha pedido una idea para enseñar fracciones, un juego corto y una historia inspiradora para sus estudiantes de primaria. En segundos, AMELIA —la asistente de enseñanza basada en Inteligencia Artificial (IA), desarrollada por MásEducaciónPe— le envía todo: una sesión de aprendizaje, un juego con materiales posibles de conseguir en la zona y la historia de una ingeniera peruana nacida a cuatro horas de allí. Carmen suspira. Sabe que hoy, al menos hoy, sus estudiantes estarán más enganchados con matemáticas.

La escena parece mínima, pero condensa uno de los dilemas más grandes del país: ¿cómo enseñar bien cuando faltan tiempo, recursos y conectividad? Y más aún: ¿cómo hacerlo en lugares donde las brechas digitales, económicas y sociales se cruzan cada día?

Los datos son duros. En zonas rurales, solo el 11 % de estudiantes logra el nivel satisfactorio en matemáticas. Las y los estudiantes lidian con poca conectividad, falta de materiales y un sistema que les exige más de lo que les ofrece. Y en el caso de las niñas, el golpe es más fuerte: apenas el 8 % alcanza los aprendizajes esperados en primaria. Los estereotipos también pesan: la ciencia y la tecnología se presentan, todavía, como territorios “difíciles”, “de hombres”, o reservados “solo para genios”. El resultado es conocido: niñas y niños crecen con dudas, inseguridades y carreras que se truncaron incluso antes de poder soñarse.

En ese escenario aparece AMELIA como una solución innovadora: una profe basada en IA que apoya a docentes por el medio que más usan: un chat de WhatsApp. Su lógica es simple: si la conectividad es baja y los dispositivos escasos, la tecnología debe adaptarse a la realidad del país. Y así lo hace: genera sesiones, proyectos, juegos, evaluaciones y hasta prototipos para todas las áreas de primaria y secundaria, alineados al currículo nacional y contextualizados a cada región. Además, integra algo que hacía falta desde hace décadas: historias de mujeres peruanas referentes en ciencia y tecnología (STEM), de todas las regiones, para romper los estereotipos que pesan tanto en niñas como en niños.

Porque no basta con decirles “tú puedes”. El mensaje cambia cuando viene de alguien que se parece a ti, viene de un lugar parecido al tuyo y pasó por obstáculos que reconoces. AMELIA no cuenta la historia de Marie Curie, sino de biólogas cajamarquinas, programadoras piuranas, ingenieras amazónicas, entre otras 200 mujeres peruanas. Y lo hace del modo más cotidiano: invitando a las y los docentes a integrar estas historias a sus clases.

Su implementación en cuatro regiones —Cajamarca, Piura, Tumbes y Ucayali— ha mostrado algo que suele ser difícil de ver a escala nacional: cuando se le da una buena herramienta al docente, la enseñanza puede mejorar. Más de 350 docentes en escuelas públicas urbanas y rurales han usado AMELIA, impactando a 7.000 estudiantes. El 97 % afirma que AMELIA les ayuda en su planificación de clases y el 94 % que sus estudiantes aprenden más motivados. Y todo a un costo muy reducido —pues usar IA a través de WhatsApp permite escalar a bajo costo— que incluye formación, acompañamiento y acceso ilimitado a la solución. 

Pero sería ingenuo pensar que la tecnología basta. El mayor reto de AMELIA es el mismo que enfrentan casi todas las plataformas educativas: que las y los docentes adopten su uso de manera sostenida. Por eso, AMELIA no se entrega sola: se acompaña de talleres de formación en planificación con IA y uso responsable de la misma; y de una comunidad colaborativa por WhatsApp, donde las maestras y maestros comparten, consultan, crean y son acompañados por tutores.

Su objetivo es claro: fortalecer la práctica docente para mejorar los aprendizajes de estudiantes. No se trata solo de hacer clases más entretenidas, sino más efectivas. Matemática, Física, Tecnología y Ciencias siguen siendo territorios donde muchos estudiantes sienten que “no dan la talla”. AMELIA ayuda al docente a planificar y proponer actividades con metodologías activas que fortalecen el pensamiento científico, crítico y creativo (enfoque STEAM) desde todas las áreas curriculares. Es decir, no importa si se enseña Historia, Comunicación o Trigonometría: AMELIA ofrece actividades que transversalizan competencias de ciencias y tecnología y arte a todas las áreas.

A la vez, AMELIA busca romper estereotipos en las aulas: esos que dicen que las niñas son “detallistas pero no lógicas”, que los niños “no son creativos”, o que la ciencia es para quienes “son buenos en números desde chiquitos”. AMELIA combate eso con historias, juegos y ejemplos que muestran lo contrario: las capacidades científicas y tecnológicas no tienen género ni geografía.

El reconocimiento ha venido también desde afuera. AMELIA ha sido ganadora del fondo británico CAPF 2024-2026, del Reto Ruralia 2024 y de StartUp 12G 2025. Gracias a ello está potenciando su tecnología y llegando a más docentes. En un país donde las desigualdades suelen repetirse como ciclo, AMELIA propone otra ruta: un presente donde la tecnología se use para acercar, no para alejar. Un futuro donde cada profesora de áreas rurales tenga recursos de calidad para enseñar al igual que los tienen las profesoras de la ciudad.

Y este es quizá el mensaje más urgente: AMELIA necesita aliados. Para llegar a más escuelas, acompañar a más docentes e inspirar a más niñas y niños, requiere del compromiso de gobiernos regionales, empresas, organizaciones y personas que crean en un país donde aprender sea un derecho y no un golpe de suerte. Si quienes leen esto quieren sumarse, las puertas están abiertas.

Porque a veces, para transformar un aula —o cien, o mil—, basta con empezar un chat que dice “hola, AMELIA”.


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