¿Usted solo lee no ficción?


La neurología tiene algo que decirle sobre la lectura de novelas


Antes de compartir por qué los hallazgos de un neurólogo me ha puesto optimista esta semana, conviene confesar una preocupación que se ha ido cimentando en mí durante la última década y que alcanzó un punto culminante tras la reciente Feria del Libro de Lima: la confirmación de la cada vez más relegada presencia de las novelas en los listados de libros más vendidos.

¿Será que estoy dedicando la exprimida de mis mañanas más lúcidas a una actividad en decadencia? ¿Es que me estoy uniendo indefectiblemente al rebaño de fotógrafos de plazuela y los especialistas en forjar herraduras?

Cuando me imagino a un joven García Márquez acudiendo como espectador a un teatro en Buenos Aires en 1967, y cómo el público de las butacas empezó a ovacionarlo espontáneamente por su recién publicada novela, pienso que hoy aquella escena sería irrepetible con cualquier novelista poco conocido, como lo era él entonces. 
Entiendo las razones, sin embargo. Al menos, las que ocurren en mi entorno. Por un lado, está el asunto del bajo nivel de lectoría entre mis compatriotas. Por otro lado asoma nuestra incesante búsqueda de identidad, combinada con la conflictividad social y política de nuestros tiempos que nos lleva a buscar respuestas más rápidas en la no ficción que las que se esconden en la ficción apelando a la perspicacia. Y, sobre estas razones, el manto inmenso de las nuevas tecnologías, que han trasladado el espíritu de la novela a las pantallas en formato de series audiovisuales: yo mismo noto cómo la lectura de mis libros en la mesa de noche se aquieta cuando una de esas series termina por envolverme.

Pero dejaré el drama y solo diré que la novela no muere: muta. Y que, valgan verdades, el fenómeno juvenil de la literatura Wattpad es otro ejemplo de que la ficción escrita de largo aliento sigue vigente, aunque sus horas de mayor prestigio masivo por ahora se hayan alejado. 

El relego de la novela no es un obstáculo, obviamente, para que mis colegas y yo sigamos persistiendo en su escritura. No es la compra o el uso del artefacto lo que en el fondo nos motiva, sino el solo hecho de fabricarlo. En mi caso particular, este proceso no solo significa hacerme preguntas relevantes e imaginar hipótesis sobre asuntos que me desvelan, sino también el entrenamiento de las neuronas: escribir una novela implica miles, sino millones de decisiones que un escritor debe realizar, a veces con reflexiones de años durante el planeamiento, y otras con relámpagos de nanosegundos durante la escritura.

Por fortuna, esta gimnasia no está restringida para los escritores, pues también es aprovechable por los lectores: el neurocientífico Richard Restak, neurólogo y profesor de clínica en la Escuela de Medicina y Salud de la Universidad del Hospital George Washington, tiene décadas asesorando a pacientes con problemas de memoria y tiene más de veinte libros sobre el funcionamiento de la mente. The New York Times acaba de reseñar que su libro más reciente, The Complete Guide to Memory: The Science of Strengthening Your Mind, incluye herramientas como ejercicios mentales, hábitos de sueño y alimentación que pueden ayudar a mejorar la memoria. Y una muy importante es… la lectura de novelas.
Para Restak, un indicador temprano de problemas de memoria es el abandono de las lecturas de ficción, porque requieren una participación activa con el texto. Así como un escritor de novelas necesita disciplina y una memoria entrenada para que sus personajes y acciones tengan una blindada coherencia, sus lectores requieren hacer un ejercicio análogo para  recordar los hechos que se plantean y sus consecuencias posteriores.

Me tranquiliza, por supuesto, saber que mi ocupación está abonando la tierra dentro de mi macetero craneal. ¿Usted cómo va con sus lecturas de ficción?


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9 comentarios

  1. Paul Naiza

    Bien…, acabó de terminar una que me recomendó una amiga, «El caballero de la armadura oxidada».

  2. El leer ficciones y más el crearlas requiere de esfuerzos de atención, lo que esta semana me sorprendió es el saber que a través de algoritmos de inteligencia artificial se pueden crear no sólo arte pictórico, jugadores con alta eficiencia entre muchas expresiones creativas sino también escritos literarios. De allí la importancia de la diferenciación que hacía Oswaldo Reynoso entre creadores y productores de literatura que al parecer intuía lo que se venía. Saludos Gustavo un gran abrazo.

    • Gustavo Rodríguez

      Gracias, como siempre, por el complemento.
      Un abrazo, Jorge.

  3. Eduardo Tejada

    En el mundo académico, la novela existe
    desde pequeños relatos d media página hasta libros d obras literarias se leen para evaluaciones académicas.
    La novela debería limitarse en este entorno
    En el mundo laboral, periodismo, comunicación d noticias, columnas d opinión políticas, deportivas, económicas, incluso en difusión d publicaciones en redes se debería evitar el uso d la novela ficción o novela no ficción porque en verdad lo q se debe informar son Historias (Relatos basados en hechos).
    La novela no ficción (Relatos basados en probables verdades) es utilizado hoy en día en dicho mundo laboral para direccionar a la opinión pública.
    La «novela no ficción» no debería existir pero existe, es una d la larga lista d «armas» q posee los sectores minoritarios ligadas a grandes grupos económicos para q sectores mayoritarios (clase trabajadora, clase socioeconómico C,D,E) descalifiquen a sus propios representantes politicos
    Además Historias incompletas = novelas no Ficción
    Historias completas Si, Novelas No

    • Gustavo Rodríguez

      Bueno, el uso de los relatos para la manipulación es otro tema. Interesante para otro artículo, en todo caso.
      Gracias por comentar.

    • Gustavo Rodríguez

      ¡Qué privilegio!
      Ojalá que sea hereditario, Marilí.
      Cariños.

  4. Edinson

    Para un hombre de cuarenta años, la ficción será el complemento ideal para mantenerse vigente, una buena novela exige un lector competente. En mi labor de profesor comparto con mis estudiantes ese interés. Tiempos difíciles que nos toca enfrentar pues, también las series nos terminan atrapando. Hay algunas de buena calidad. ¡ La vida se nos está presentando muy corta para tanto!.

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