Una cita con nuestra prehistoria


En el Museo de Historia Natural nos espera una pieza única en el mundo


En la mañana del pasado 15 de febrero, mientras algunos se recuperaban de la resaca emocional de San Valentín, el paleontólogo Aldo Benites profesaba otro tipo de amor: el que se le tiene al conocimiento. Aldo fue el encargado de presentar ante la prensa y autoridades académicas el resultado de años de trabajo: el fósil de un cachalote que hace 7 millones de años vivía sobre lo que hoy es el desierto de Ocucaje. 

Para Aldo y el equipo de expertos del Museo Nacional de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos no existe otro fósil igual. Ni en su colección, ni en el Perú, ni en el mundo. No solo por el metro y treinta de largo de la pieza hallada —que indica que el cachalote tenía una longitud total de más de cinco metros—, ni por los desgastados dientes del animal, que sugieren su condición de depredador activo. Lo que ha capturado el corazón —y mente— de estos expertos es el estado de conversación del fósil, el cual es descrito como incomparable y como uno de los mejor preservados que se hayan encontrado hasta la actualidad. 

Como ya adelanté, los restos de este cachalote fueron resguardados durante 7 millones de años por la sequedad del desierto, hasta que fueron descubiertos por el paleontólogo de campo Mario Urbina, responsable de encontrar muchos de los fósiles del Museo de Historia Natural, entre ellos el fósil de una ballena de cuatro patas. Fue en el 2020, en la localidad de Las Antenas, en Ica, cuando Urbina identificó un par de dientes que se asomaban en el terreno y se encontraban ya un poco erosionados. Como Aldo Benites explica, en ese momento no sabían si el fósil del animal se encontraba entero o a qué especie pertenecía exactamente. Solo veían los dientes. Luego se sumaron una serie de expediciones para excavar al espécimen y consolidarlo, y, con el avance del trabajo, se dieron cuenta de que se trataba del cráneo entero de un cachalote, que incluía las mandíbulas. Aldo Benites indica que aunque fósiles de cachalotes similares ya se han descrito en nuestro país, nunca se había encontrado uno tan bien preservado. El proceso para proteger lo encontrado requirió de casi dos años. Mediante un proceso de manipulación cuidadosa y con técnicas especializadas, los expertos del Museo de Historia Natural separaron al fósil de la roca, que anteriormente había sido arena. Una vez que la pieza estuvo protegida, se trasladó a Lima para continuar con las labores de preservación y, finalmente, la presentación oficial en una sala del museo. 

Como indica Aldo, un fósil como este “no puede no exhibirse”. Para el paleontólogo y su equipo es importante que el público aprecie su grado de preservación, lo cual la convierte en una pieza única. Su exhibición no solo es el resultado del trabajo de los paleontólogos peruanos, sino que también recuerda toda la investigación que se necesita para seguir descubriendo nuestro país. El fósil podrá ser visitado por el público desde la próxima semana y su difusión por otros medios continuará. Por el momento, la pieza se ha presentado en diferentes medios y redes sociales, meses antes de que se publique el artículo científico que le corresponde. Para Aldo, quien también realiza divulgación científica en redes sociales, es importante exponer la pieza, acercarla a la gente, y comunicar los resultados de la investigación y el trabajo de su equipo. Además, todos los impactos en prensa y en redes que ha tenido este encuentro con el pasado responde a la necesidad de divulgación que requieren las entidades que financian la investigación científica en esta disciplina. 

Con la presentación de esta pieza, la colección del Museo de Historia Natural sigue creciendo, y se espera que crezca también el número de investigadores dedicados a la paleontología. Como indica Aldo, él pertenece a una decena de profesionales que se dedican a ella, la mayoría de los cuales aún se encuentra realizando estudios de postgrado. El proceso para tener un mayor número de profesionales será largo, por el tiempo que toma especializarse y por la falta de fondos para realizar este tipo de investigación. Ante este reto, Aldo ve su labor de divulgador como una manera de acercar a la paleontología no solo a los aficionados que se interesan por el tema, sino también a los futuros expertos que podrían elegir la carrera. 

Entre demostraciones de amor a la ciencia, notas de prensa y el despertar de vocaciones científicas, el fósil del desierto de Ocucaje nos espera desde la próxima semana en el Museo de Historia Natural de San Marcos. La cita es en la avenida Arenales 1256, Jesús María, de martes a viernes, de 10 a. m. a 3 p. m. 

No demore, que el cachalote ya nos esperó por suficiente tiempo. 


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1 comentario

  1. Maccloud Lacasin

    Buen artículo. Interesante toda la historia atrapada en los desiertos de Ica

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