Porque el verdadero éxito de la democracia es no necesitar muertos
Paco Flores (Lima, 1982) es periodista y escritor peruano. Ha ejercido en distintos medios de comunicación televisivos como Canal N, Latina y Panamericana. Actualmente es jefe de redacción de Nativa Televisión. Ha publicado los libros “Así es la tele, el periodismo televisivo contado por sus protagonistas”, “Borrones y cuentos nuevos” y “Perú en cuarentena: crónicas desde el encierro”.
Más allá de ciertos episodios aislados, según la información brindada por la Defensoría del Pueblo la movilización del pasado 19 de julio fue pacífica y masiva en 53 provincias de todo el Perú.
El principal triunfo de la protesta contra el régimen de Dina Boluarte y sus aliados políticos ha sido ese; quitarles espacio a los extremos violentos y, por primera vez desde que empezó esta crisis, darle voz y espacio a voces más templadas y reflexivas que ponen el argumento por delante del insulto.
Es, quizás, ese triunfo de la razón sobre el insulto lo que ha terminado de molestar a los radicales —sobre todo de derechas— que no han tenido empacho en mentir, tildando de fracaso una manifestación ciudadana que los ha dejado descolocados y atacando a figuras como Rosa María Palacios, reconocida ella misma como de derecha liberal, por cosas tan ridículas como irse a tomar una cerveza luego de la marcha.
Todavía no acababa la jornada de manifestaciones y las redes eran un hervidero de comentarios de voceros extremistas que calificaban de «fracaso» el 19J porque —este era su argumento principal— no hubo “toma de Lima”; es decir, no hubo destrozos, violencia, heridos graves y muertos.
Pero, ¿no eran estas mismas personas, los agoreros del caos, los que hoy reniegan de la falta de caos? Y es que solo hace falta revisar sus publicaciones para comprobarlo. Son quienes hablaban de anarquistas franceses, ponchos rojos bolivianos y de la camarada Vilma y demás monstruos para enfrentar a los «peruanos de bien» versus el resto.
Los tuits de la Municipalidad de Lima, con Rafael López Aliaga a la cabeza, muestran videos convenientemente editados, fotos y textos que relatan una «recuperación» de Lima, que no pasa de ser simples y llanos trabajos de limpieza y mantenimiento propios de una ciudad que ha visto marchar a sus ciudadanos contra el gobierno; exigiendo y reclamando por hechos que, a sentir de muchos, afectan gravemente nuestra ya débil democracia.
Con esta acción de la Municipalidad Metropolitana de Lima en redes quedan en evidencia dos cosas: 1) la posición extremista del alcalde López Aliaga y de su gestión y 2) que los aliados del actual régimen son capaces de inventar violencia y caos donde no lo hubo para sostener su narrativa y desacreditar a los que legítimamente nos movilizamos haciendo sentir nuestra voz, opacada por demasiado tiempo, por voces extremistas a los que no les conviene que los que vemos la gama de grises del mundo tengamos algo que decir.
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