Populismo versus ciencia en la actual incertidumbre económica
Tenía planeado escribir una columna enumerando las decenas de errores en materia económica que vienen cometiendo nuestros gobernantes, tanto en el Legislativo como en el Ejecutivo. Varios de ellos son clamorosos, pero me detuve a pensar en uno en particular: ¿Quién está en el error?
Cuando las economías del mundo se detuvieron intempestivamente dejaron de producirse muchos bienes. Pongamos como ejemplo los chips, esos minúsculos circuitos semiconductores que ahora son parte de aparatos como los teléfonos celulares, televisores, hornos microondas, carros, barcos, aviones y maquinarias de las fábricas. Imaginarán que al parar la producción de chips se detuvo también la producción de muchos otros bienes. Sigamos con el ejemplo y pensemos en las máquinas de las fábricas. Si a la empacadora, cortadora o a la pulidora se le malogró el chip hubo que esperar un tiempo hasta repararla o cambiarla. Entonces los productos que había que empacar, cortar o pulir también tuvieron que parar su producción. Este es un ejemplo muy básico de lo que se conoce como la cadena de suministros:
Chips -> maquinaria de fábricas -> productos de las fábricas
Cuando las economías del mundo comenzaron a reactivarse, la demanda por chips, las maquinarias que usan las fábricas y los productos que de ahí salen, se reactivaron todas al mismo tiempo. Pero la oferta no pudo moverse al ritmo de la demanda porque las cadenas de suministros, naturalmente, tardaron en reactivarse secuencialmente. La reacción económica natural frente a las demandas insatisfechas de diversos productos fue la del alza en sus precios
Pero hay más. Cuando la economía paró, el sistema de transportes globales también paró. Los contenedores en los que se transportan las mercancías quedaron varados con los buques en alta mar. En la reactivación los puertos comenzaron a tener largas filas de buques y contenedores esperando descargar. Esto que parece sencillo en el relato es un rompecabezas muy complicado en el mundo real. El desabastecimiento de contenedores para transportar mercancías le ha dado mucho dolor de cabeza a la mayoría de las empresas del mundo.
Hago un paréntesis en este párrafo para contarles de un ejemplo que me toca. En febrero de este 2022 se publicó “Ser mujer en el Perú. Dónde estamos y a dónde vamos”, el libro que escribí junto a Josefina Miró Quesada. Estaba listo para publicarse en noviembre de 2021 para ser lanzado en campaña navideña, pero esto no se puedo hacer porque en el país no había papel para imprimir. Tuvimos que esperar hasta febrero para su lanzamiento. Muchos hemos sido afectados, de una u otra forma, por el caos de la reactivación económica.
En la reactivación del transporte se ha dado también un aumento muy marcado en las cantidades demandadas de su insumo básico: los combustibles, cuyo precio ha subido. Ante el alza del precio de los combustibles muchos otros bienes siguen subiendo de precio. Es así que los alimentos, en particular, han subido mucho en todo el mundo. En el Perú, el índice de precios de los alimentos ha subido 9,2% entre marzo 2021 y marzo 2022. Esto afecta especialmente a los pobres, pues una parte muy importante de sus presupuestos familiares sirve para comprar alimentos y este es un consumo del que no se puede prescindir.
Cuando los alimentos y el transporte suben de precio, el descontento popular es claro e inmediato. Esto ha sucedido en todo el mundo y era predecible, pero la situación igualmente nos desbordó. La reacción más sencilla que han tenido los gobiernos ha sido renunciar, por un tiempo, a parte o al total de los impuestos que recaudan por la comercialización de combustibles y alimentos. David Rivera reportó en una columna el domingo que de 70 países analizados, 55 han seguido tal camino.
La mayoría de los países ha seguido el camino que la mayoría de los economistas no recomendaba. Varios colegas míos ya han criticado lo errado que es dar subsidios indiscriminados, que benefician tanto a quienes los necesitan como a los que no. Además, se ha argumentado acertadamente que no toda la rebaja de impuestos es aprovechada por el consumidor final. Parte de las rebajas se quedan con los productores, los intermediarios y los comercializadores finales; solo una fracción del ahorro va a los hogares consumidores.
De hecho, eso es lo que ha sucedido con la rebaja de los impuestos de los combustibles. La semana pasada el ministro de Defensa, después de constatar ante las cámaras de televisión que los precios no han bajado, prometió “tomar acción”, pero nada ha sucedido. La verdad es que no tiene mucho margen para la acción pues hoy tenemos buena evidencia que nos dice que las herramientas del pasado, como los controles de precios, hacen más daño que bien.
Así las cosas, hubiera sido mejor entregar ayuda social focalizada a hogares pobres y vulnerables, o a grupos de ellos, como los comedores populares. Pero solo 21 países de los 70 que analizó Rivera siguieron tal camino. En momentos de urgencia y presión social no siempre es sencillo implementar la mejor solución técnica según el consenso de los economistas.
Si la mayoría de los hacedores de política en el mundo prefieren no implementar la solución teórica que proponen los científicos sociales, algo anda mal en el diálogo entre los teóricos y los prácticos. La economía es una ciencia muy interesante y prometedora. Ha traído enormes beneficios para la humanidad en múltiples ámbitos, pero aún está muy lejos de tener soluciones prácticas para algunas preguntas básicas e importantes.
Es probable que la teoría esté un poco alejada de la realidad, resultando poco útil. La respuesta del statu quo económico que etiqueta de “populistas” a los gobernantes es poco útil también. ¿Están fallando nuestros fundamentos? ¿Las respuestas que proponemos? ¿La manera en que comunicamos nuestras recomendaciones?
Yo creo que más de una de estas preguntas tiene respuesta afirmativa.
El ser humano no es racional, supuesto de la teoría económica.
A veces se olvida que todo modelo es imperfecto, limitado, con supuestos que casi siempre son irreales. Mientras más componente de comportamiento humano tenga un sistema real, más imperfecto y limitado será el modelo que estudie ese sistema, que lo diagnostique, que lo entienda y por supuesto que pueda prever su comportamiento futuro. Por eso, en mi opinión, las recomendaciones de los economistas «chocan» con la realidad, con los tomadores de decisiones que están influidos por presiones e intereses particulares de todo tipo, en todas direcciones y hasta en valores, ética y moral. Varios ex-ministros de economía dan recomendaciones, pero cuando fueron ministros no supieron o no pudieron realizar acciones, ejecutar cosas que parecían las más razonables. pero también sucede en sector salud, educación, etc. La desconexión Academia – Realidad existirá de todas maneras, pero la brecha en Perú parece ser la más grande. En varias universidades existen escuelas de gobierno, de políticas públicas, de gerencia política. Y sin embargo vemos todos los días desde hace décadas unos actores políticos de bajísimo nivel (y ni mencionar ética, moral). (A) Sistema real (B) Academia (C) Relación (A, B). ¿Por dónde empezar a corregir o cambiar? ¿Por (a), por (b), (c)? . Pero lo principal ¿Quién o quiénes deberían corregir o emprender el cambio?. Ya vimos como Congreso trabó las reformas políticas, también como se quieren traer abajo la SUNEDU, etc. Entonces, mientras el Sistema Real siga «podrido» (impunidad o ´justicia tortuga) y la población distraída o aspirando a entrar ventajosamente a ese Sistema Real «podrido», nada cambiará. Repito, mientras más componente de comportamiento humano tenga un sistema real, el modelo que pretenda entenderlo y actuar sobre él, será más imperfecto, limitado y hasta iluso. Aquí en Perú, se complica porque el Sistema Real (y sus subsistemas) está bien deteriorado, casi todos «hacen lo que les da la gana».
La falta de evidencia y conocimiento científico es un problema real y predominante en la sociedad, es por eso que los debates cotidianos sobre el andar económico/político nacional se basan en «lo vi en Facebook o en el videíto de Whatsapp».
Ojalá que algún día la fuente de nuestras ideas de debate cotidiano tengan como fuente, al menos, en Google Académico.
Es necesario que las decisiones en materia de políticas públicas respondan a evidencias y no solo a opiniones.