Nuestro nuevo Presidente y la cara del poder político en el Perú
Antes, un recordatorio: Todavía tenemos un desaparecido reportado luego de las protestas: Gabriel Rodríguez Medrano. Decenas de peruanos y peruanas aún necesitan apoyo para reponerse de los daños ocasionados por la represión de las protestas. He visto diversas cadenas de ayuda en redes, consideren sumarse a aquellas confiables.
Francisco Sagasti inició su primer discurso como Presidente de la República nombrando a Jack Brian Pintado Sánchez (22) y Jordan Inti Sotelo Camargo (24), asesinados mientras ejercían su derecho fundamental a la protesta. Ellos, jóvenes miembros de la hoy llamada ‘Generación del Bicentenario’, tienen historias que reflejan las vidas poco apreciadas de muchos compatriotas.
Una nota de Chirapaq, el Centro de Culturas Indígenas del Perú, evidencia las características que unían a Inti y a Brian con aquella población desplazada hacia Lima por el empobrecimiento y el conflicto armado interno. Invisibilidad, trabajo precario y poco acceso a servicios de calidad forman parte de esa realidad compartida por los pueblos indígenas y sus descendientes. Es cierto que las muertes de ambos no fueron el resultado de una acción premeditada para afectar precisamente a estas poblaciones. Son una “coincidencia” estructural, una vez más en la que las personas indígenas pierden sus vidas por defender derechos. Mueren por defender la democracia, un sistema que luego los olvida.
También por coincidencia nuestro Presidente es una vez más hombre, racializado como blanco, con apellidos europeos. Quiero aclarar que no tengo nada contra Sagasti. No es un asunto personal. Esas características dicen muy poco o nada sobre su calidad moral o sus cualidades como político. Solo sucede que, así como por “coincidencia” hay algunos que siempre se llevan la peor parte, hay otros que suelen surgir en los espacios de poder político y económico. A quién le corresponde qué tiene mucho que ver con sus orígenes y con dónde están ubicados en la pirámide étnico-racial.
Típicamente, Sagasti ha sido percibido como el líder conciliador para una sociedad con intereses diversos. Tal vez lo sea, o puede que haya algo más. El domingo por la noche, cuando el país estaba aún destrozado por la represión de las protestas, algo despertó mi suspicacia. Nuestra primera opción para solucionar la ausencia presidencial fue una lista encabezada por Rocío Silva Santisteban. Solo había una lista, y esa lista perdió. Y aquí tampoco tengo nada personal que decir sobre Silva Santisteban. Los ruidosos de Twitter, por otro lado, la acusaban de “roja”, “terruca” y representante de la “extrema izquierda”. Entonces se me ocurrió: ¿no será porque es mujer?
En realidad, no tengo respuesta a mi pregunta ni pruebas que respalden mis sospechas. Lo que sí sé es que en 200 años nunca hemos tenido una mujer liderando el país (en algunos casos, afortunadamente). Salvo poquísimas y dramáticas excepciones, además, nuestros Presidentes han lucido más o menos como el que tenemos hoy. Es decir, es a lo que estamos acostumbrados. Es la cara del poder, blanca y masculina, aceptada por la mayoría de los peruanos. Concilia porque llevamos siglos siendo gobernados por un poder que se ve así.
Y aquí podría hacer un recuento de cómo eran las cosas antes de la Independencia, cómo han sido en los 200 años de República, y cómo son hoy, pero corro el riesgo de encontrar aterradoras similitudes. Así como Inti y Brian no fueron asesinados solo por ser descendientes de indígenas, Sagasti no es Presidente solo por ser clasificado como blanco. Eso no quiere decir que su lugar en la sociedad no haya estado relacionado con su pertenencia a uno u otro grupo. Los invito a reflexionar sobre estas distribuciones de poder, revisar los retratos de los expresidentes y las fotografías de los pobres del Perú.
Mientras pensaba yo misma sobre esto, encontré otras noticias radicalmente opuestas. Este fin de semana, Brasil celebró sus elecciones municipales con un récord de postulantes afrodescendientes, indígenas y mujeres. Más de 20 mujeres trans y travestis fueron elegidas en todo el país por partidos de izquierda, centro y derecha. Varias de ellas también autoidentificadas como personas negras interpelaron la cara tradicional del poder por varios frentes. Dos semanas antes, Kamala Harris hizo resonar el planeta al convertirse en la primera mujer, la primera afrodescendiente, la primera surasiática y descendiente de migrantes en ser elegida Vicepresidente de los Estados Unidos. En los mismos días, en Puerto Rico, Ana Irma Rivera se convirtió en la primera mujer abiertamente lesbiana y afrodescendiente en integrar el senado.
Estas noticias son esperanzadoras, sí. La profundidad del cambio está aún por verse. No se trata solo de cambiarle la cara al poder.
Si bien no tendrá la misma relevancia que el Presidente de la República, pero la elección de Mirtha Vásquez como Presidenta del Congreso, cajamarquina y involucrada por muchos años en la lucha campesina e indígena, es un dato que, sin embargo, debería ser útil para balancear lo que, con justeza se señala en el artículo.
Gracias, Andrés! Es cierto que el nuevo puesto de Mirtha es un hito. Ojalá fuera más normal ver ese tipo de representación.
Grande Mirtha
Celebro notas como las tuyas, que despiertan la curiosidad, reflexión y pensamiento crítico, la búsqueda de evidencias, cuestionarse el status quo, revisar la historia—para no intentar borrarla pero reconocerla, y con todo esto hacernos un llamado de atención a que la foto actual puede tener cimientos estructurales que no se corrigen con el fundamental ejercicio del voto pero con cuestionarnos la distribución concentrada de poder (económico y de información) y el abuso del mismo.
También me intriga saber que pasó con la lista de una posible mujer presidenta…Los patrones culturales están arraigados. Obama no recibió todos los votos de su comunidad y aquí en educación,mi sector, se acepta como director de escuela al hombre con toda legitimidad mientras que la directora mujer tiene que demostrar muchas habilidades y cualidades para lograr ser escuchada. A esto luego se suma si eres del lugar o foráneo.
Gracias por este artículo, me ayudo con la reflexión.
En la vida la policia ejerceria represión en Miraflores que tambien hubo marchas ahi hay mas blancos.
En el centro de Lima hay todo pero mas pobres y cholos.
Es una muestra de lo que se viene inexorablemente en el Perú y en el mundo: el matriarcado. Nos guste o no. La reinvindicación de la mujer ninguneada y considerada ciudadana de segunda clase por milenios. No significa el predominio o superioridad de nadie, solo la igualdad de género. Cómo aparece en mi último libro «¿AHORA QUÉ? después de la pandemia y el capitalismo salvaje»
Un dato de relativa importancia es que una quechua hablante, Verónica Mendoza, pero de madre francesa, candidata por uno de los grupos de izquierda a la Presidencia de la República en abril del 20121, ya comenzó a ser atacada por asistir y pronunciarse acerca de la manifestaciones, y por pedir el cambio de constitución (al que se han comenzado a subir los grupos de derecha) además, figura en los primeros puestos en las encuestas. Veremos que pasa más adelante. El gobierno no está consolidado y lo que puede pasar de aquí a abril del 2021, no lo saben, ni lo brujos de las Huaringas.