¿Los regalos que damos a nuestros niños pueden llegar a definir su futuro laboral?
Es Navidad y, aún en tiempos de COVID, los adultos salen a comprar regalos para los chicos. Estos días, las tiendas han acondicionado pasillos especiales para los juguetes. ¿Cuál es el primer criterio para clasificarlos? Obvio, juguetes para niños en un pasillo y juguetes para niñas en otro. De hecho, eso es lo primero que nos pregunta el vendedor cuando nos ve acercarnos con cara de interrogante: “¿Para niño o niña?”. Nos parece un ordenamiento natural.
En el mundo virtual no es diferente. Haga las búsquedas en Google: “juguetes para niños” y “juguetes para niñas”, por separado. Los resultados que se obtienen son muy diferentes. Yo mismo hice las búsquedas el sábado 19 de diciembre a las 7 pm. y las categorías que encontré fueron muy diferenciadas.
- Para niños: carros, dibujos, herramientas, casa, didácticos, motos, hacer, juegos, Amazon.
- Para niñas: Soy Luna, Navidad, muñecas, Amazon, maquillaje, cocinitas, carros, Frozen, casa, baratos.
Para los varones, los juguetes están vinculados al movimiento (carros, aviones, cohetes), a la destreza (herramientas, bloques, circuitos) y al aprendizaje, todo esto en colores donde predominan el azul o el negro. Para las mujeres, los juguetes están vinculados al cuidado (muñecas, bebés, cocinitas, juegos de té) y a la apariencia (maquillaje), en tono predominantemente rosa.
Así, pues, los regalos que llevamos a casa refuerzan los roles de género de la sociedad.
Los comportamientos que los padres tenemos frente a nuestros hijos son diferentes a los que tenemos frente a nuestras hijas. Esto incluye la inversión que hacemos (tanto en tiempo como en dinero) por su bienestar.
Vistas las relaciones como inversiones, se me hace más sencillo plantear el siguiente argumento: esto tiene implicaciones en la trayectoria de vida de nuestras hijas.
Niños y niñas entran a la escuela primaria con las mismas aptitudes y actitudes frente a las matemáticas. En el Perú esto ha sido medido con las pruebas TERCE: en el tercer grado de primaria, de cada 10 niños que alcanzan el nivel de logro más alto de su grado, 8 son niñas. Pero en el sexto grado, de cada 10 niños que alcanzan el nivel de logro más alto de su grado, solo 5 niñas lo logran.
Ambas diferencias, tanto las de desempeño matemático como las de los juguetes, se observan en mayor o menor medida en casi todo el mundo. Hombres y mujeres comenzamos la vida escolar en igualdad de condiciones frente a las matemáticas y las ciencias, pero, por algunas razones, hacia el final de la primaria ese campo de conocimiento ya es terreno mayoritariamente masculino.
No solamente los niños tienen mejores desempeños que las niñas, sino que también las niñas expresan mayores sentimientos de ansiedad y menores sentimientos de confianza frente a las matemáticas. Es probable que esta diferencia sea resultado de haberle dicho de modo inconsciente a algunos, solo a algunos, que el razonamiento lógico-matemático puede ser entretenido. ¡Es algo con lo que se puede jugar! Obviamente hay excepciones, como Beth Harmon en el ajedrez, pero el patrón general es claramente marcado.
Y ahora, como si estuviéramos jugando con Lego, añado el siguiente bloque en esta línea argumental: tener un mayor desarrollo de habilidades matemáticas importa mucho en la vida laboral. Las habilidades sociales han ganado espacio en años recientes, y seguramente lo seguirán ganando, pero las profesiones mejor pagadas han sido desde hace buen tiempo las que requieren un buen dominio de matemáticas. Al respecto, vale la pena dar una mirada al trabajo de David Deming.
¿Es posible que un acto aparentemente tan inocente, como el regalarle una cocinita a la hija y un circuito electrónico (o de carros) al hijo, tenga implicancias en sus trayectorias futuras? Las investigaciones aun no tienen la respuesta definitiva, pero mientras tanto prefiero no arriesgar. No me la juego frente a ese futuro.
¡Feliz Navidad!
P.D.: Y ya que estamos hablando de regalos, haga uno que no tiene pierde: una suscripción a Jugo de Caigua. ¿Sabía usted que está probado que quien da regalos es feliz por más tiempo que quien los recibe?
Hugo felices fiestas! al margen y por encima del regalo que compres, en mi caso tenemos dos hijas y siempre compramos como lo que sugiere la tienda, y tuvimos resultados distintos, una llego a ser arquitecta y desarrollo en algo su lado «matematico» , la otra simplemente casi «odia» todo lo vinculado a numeros y quizas ciencia, aunque en quimica le fue muy bien, quizas «forzando la compra al reves» los resultados mejoren? tengo mis dudas, en una sociedad tan conservadora como la nuestra pocos se atraverian, pesando quizas lo «peor» :en «convertir» a nuestros hijos en lo que no «son», con todo el arcoiris que eso supone!.. un abrazo a la distancia todo lo mejor para este incierto y esperanzado 2021
¡Un abrazo, Benjamin, felices fiestas!
De acuerdo. La causalidad en las ciencias sociales no es como en la física mecánica. Lo que necesitamos (y viene sucediendo) es un enorme cambio cultural. Mientras tanto, son los pequeños actos los que van sumando…
Aquí discrepo Hugo; y probablemente me baso en un sesgo personal: tengo la dicha de que mis segundos hijos sean mellizos (mujer y hombre) y desde muy pequeños he experimentado con las tendencias de cada uno para tener una interpretación empírica de nuestra influencia como padres. Mi hija tiene una marcada predisposición a las artes y a la lectura, por lo que de manera natural le llama la atención los juegos con ese carácter; sin embargo mi hijo es más intrépido en la exploración analítica, por lo que tiene una preferencia por los legos y juegos de cálculo.
Entiendo la intención de tu artículo (y estoy de acuerdo con esto), pero presiento que no deben quitarse la diversas variable biológicas que explican las diferencias entre ambos sexos, con la intención de no caer en juicios subjetivos. Una exploración mas profunda a lo referente a los resultados sobre matemática en el colegio, podrían darnos muchas luces sobre el peso que tienen ambos componentes (social-biológico).
Felices fiestas a todos los Jugocaigueros!
¡Felices fiestas, José!
Hay algo de natura y algo de cultura, así es. La parte cultural puede cambiar. Viene cambiando.
Sí púes, mi padre me compró el primer «chiste» o historieta a los 7 años de edad. «Vidas ejemplares: Juana de Arco»…A mis hermanos, mujer y hombre les compró Disney. Retrocedo ahora.. Me capturó ver a una mujer con yelmo, armadura y espada, a caballo en una guerra. Hoy, a los 73, creo que tuvo gran influencia en mi vida y en mi rol anónimo en la sociedad. Dar la batalla…Reclamar los derechos, cumplir con los deberes, poner el corazón en todo lo que hago…y detestar a las princesas de Disney.