¡Nueva amenaza chavista!


Diversos políticos de derecha buscan que emulemos a la dictadura venezolana


La sombra autoritaria del chavismo ha estado presente en América Latina por dos décadas. La dictadura que inició Hugo Chávez y que continuó Nicolás Maduro usó una fórmula ya conocida para perpetuarse en el poder: implementación de medidas populistas para mantener una popularidad alta, construcción de redes clientelares para asegurar lealtades y, en paralelo, acoso e intervención gradual —sin prisa pero sin pausa— de todas las instituciones del Estado y organizaciones de la sociedad que puedan intentar hacer contrapeso a su poder. 

 “¿Dictadura? ¡Pero si hay elecciones!”, suele ser la respuesta cínica de sus aduladores. Ellos saben que no se cumplen los mínimos requeridos para que cualquiera de esas pantomimas pueda considerarse elecciones libres, pero sus intereses ideológicos o económicos los hacen mirar a otro lado.

Lo que funcionó en Venezuela fue llevado a otros países de la región, en mayor o menor medida, con mayor o menor éxito. Gobiernos demagogos con discursos en apariencia nacionalistas, clientelismos groseros, acoso a la prensa, persecución de opositores, control de los organismos independientes, intentos de perpetuarse en el poder.

Mientras el chavismo exista y tenga seguidores deberemos mantenernos alertas para atajar cualquier proyecto de esas características que busque implementarse en nuestro país, amenazando nuestra democracia. Es por eso que escribo este artículo con una advertencia que debería ponernos a la defensiva a quienes estamos comprometidos con la defensa de la libertad.

El recientemente renunciado ministro de Educación, Oscar Becerra, secundado por el congresista Jorge Montoya y la bancada de Renovación Popular, solicitaron hace pocos días el retiro del Perú de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esta propuesta claramente chavista busca que los ciudadanos peruanos pierdan una instancia donde recurrir en caso no puedan conseguir justicia en el Perú.

Recordemos que en estas décadas el chavismo ha sido el principal enemigo de la Corte Interamericana y del Sistema Interamericano de Derechos Humanos en su conjunto. Chávez y sus adláteres podían controlar a los jueces de su país y al congreso, podían perseguir a los opositores y someter a la prensa libre, pero nada podían hacer contra la Comisión y Corte Interamericana, instancias independientes de los designios del dictador, que tienen pronunciamientos contundentes en contra de los abusos del poder del chavismo en varias oportunidades. Por ello Chávez inició una campaña para el retiro de Venezuela de la Corte, muy parecida a la que Becerra, Montoya y Renovación están emprendiendo hoy.

«Acabamos de ver otro informe de la inefable Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (…) Es ignominioso esto (…) Yo le di instrucciones al canciller, por cierto, porque no vale la pena ni responderle a esa gente. ¿Pa’ qué? Eso es pura basura. Lo que deberíamos hacer es prepararnos para denunciar el acuerdo a través del cual Venezuela se adscribió o como se llame a esa nefasta Comisión Interamericana de Derechos Humanos y salirnos de ahí, porque no vale la pena. Es una mafia lo que hay ahí. Instituciones como esta nefasta Comisión Interamericana de Derechos Humanos lo menos que hacen es defender los derechos humanos. Es un cuerpo politizado, utilizado por el imperio para agredir a Gobiernos como el venezolano». Esto lo declaró Hugo Chávez en febrero de 2010, ante un informe de la Comisión Interamericana que alertaba sobre el deterioro de la democracia en Venezuela.

“Agarren esa sentencia de la Corte, la doblan bien, y se la meten en el bolsillo. Venezuela es un país libre y soberano que administra el espectro radioeléctrico como lo administra cualquier otro país libre”, declaró Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y hombre de confianza de Chávez, cuando la Corte ordenó en una sentencia a la dictadura devolver la señal a RCTV, canal de televisión opositor.

“Qué valor puede tener esa Corte, para mí no vale nada, cero a la izquierda, cero a la izquierda (…) un corte de cabello vale más que esa Corte, el corte de mi cabello vale más”, declaró Chávez, en septiembre de 2011 cuando la Corte Interamericana falló a favor del líder opositor Leopoldo López y su derecho de participación política.

«La comisión y la corte lamentablemente degeneraron, ellos se creen un poder supranacional (…). Es una decisión acertada, justa y que además defiende a nuestra patria de cualquier intento por mancillarla» (…) Mientras estemos aquí no dejaremos que nadie mancille a Venezuela. Nadie se mete con Venezuela. Ya basta», declaró Nicolás Maduro, ya como sucesor de Chávez, mientras formalizaba el retiro de Venezuela de la Corte Interamericana.

Los ataques no solo vinieron de Venezuela. Rafael Correa desde Ecuador tuvo varias declaraciones contra el Sistema Interamericano, durante su gobierno del socialismo del siglo XXI: “¡Se acabó la fiesta, hemos dejado mucho tiempo que una burocracia domine, someta a estados soberanos, a gobiernos democráticos! ¡Basta, no lo seguiremos permitiendo!”. A su turno, en Bolivia, cuando era gobernante, Evo Morales indicó en más de una oportunidad la posibilidad de que su país se retire de la Corte, señalando que era una manera de proteger la soberanía nacional.

Y ahora, esto: “También traigamos y salgamos de ese adefesio que es la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, con el perdón de los adefesios”, declaró el ahora exministro de Educación peruano, Óscar Becerra. El gobierno le quitó el piso señalando en público que sus declaraciones no eran a título institucional, frente a lo cual Becerra volvió a declarar reiterando su posición y señalando que si no gustaba, pues lo sentía mucho, él seguiría diciéndolas. 

De inmediato, la bancada de Renovación Popular reiteró públicamente su propuesta de retiro del Sistema Interamericano, la cual viene siendo impulsada por sus integrantes hace meses. Señalan, y cito, que la Corte y la Comisión “vulneran la soberanía nacional “, sus pronunciamientos tienen “evidente sesgo político” y van “en contra de los intereses nacionales”. Por su cuenta Jorge Montoya, vocero de la bancada de Renovación, ha señalado que la CIDH “no sirve de nada”, y que “no podemos estar subordinados al extranjero para temas de justicia”. A su turno, el tercer vicepresidente del Congreso, Alejandro Muñante, también de Renovación Popular, señaló que debería reevaluarse nuestra presencia en la Corte Interamericana, pues “no se ha visto un trabajo efectivo de protección de los derechos humanos, y más bien hemos visto un trabajo sesgado de este organismo internacional”. 

¿Les suenan conocidos el lenguaje y los términos usados por Becerra y Renovación Popular? Pocas veces una amenaza ha sido tan clara. Estamos advertidos.


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2 comentarios

  1. Jorge Ortega

    Las coincidencias entre la ultra derecha y la ultra izquierda tienen su punto de concordia en las dictaduras, que sea de derecha o izquierda siempre tiene el mismo objetivo: ¡Vulnerar nuestra libertad!

  2. Mariano Calderon

    Ah en la mente enferma de este señor, la derecha resulta chavista ….jajajajja, no señor se quiere el retiro de una corte ideologizada y desprestigiada, que solo ha demostrado parcialidad escandalosa y complaciente con todas las dictaduras de izquierda. …. ni Condorito haría tal chiste, pero no lo es… por eso es indignante leer a este señor que fue activo promotor de Castillo, a sabiendas que pertenecía a la izquierda mas primitiva, la radical, marxista, leninista, MACHISTA y DISCRIMINADORA, con vínculos con sendero y que contaba con el apoyo y beneplácito de Cuba, Venezuela y Evo. Aún asi, Belaunde lo apoyó con su voto por su odio a fujimori, y además se quedó callado durante año y medio, mientras Castillo destruía el país y robaba en camiones en la cara de todos, y su partido morado – o los escombros que quedaban- lo defendía a capa y a espada en el Congreso. Todo para mantener el poder en algunos ministerios, pero por suerte el tiro les salió por la culata y Cerron extirpó gran parte de la progresía y caviarada que tanto daño le ha hecho al país.

    La forma de mentir e inventar es de record, y todavía no pide disculpas por inventar desaparecidos en la época de Merino

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