Nuestros representantes: lo que representan y lo que nos cuestan


Comparemos porcentajes de lo que nos costará este año el Congreso


La semana pasada iniciamos esta serie de episodios presentando los grandes cambios introducidos por el Congreso en el presupuesto público de 2024. El episodio de hoy está dedicado a presentarles el presupuesto del Poder Legislativo. 

El año pasado, los congresistas hicieron uso de la prerrogativa que les da el artículo 79° de la Constitución, que les otorga explícitamente iniciativa de gasto para su presupuesto. De esta manera, aumentaron su propio presupuesto en aproximadamente 40 % respecto de la propuesta del Poder Ejecutivo: el Poder Legislativo pasó de costarnos 777 millones de soles a más de mil millones. Esta cifra, que por sí misma solo alcanza a un medio por ciento del presupuesto total, es equivalente a lo que se ha asignado a todos los programas para el VIH, o para los colegios de alto rendimiento (COAR). 

Este aumento de 40 %, ciertamente, llama la atención. Traté de averiguar, por lo tanto, cuán extraordinaria resultaba esta discrepancia entre la propuesta del Ejecutivo y lo aprobado por el Congreso, examinando los últimos 10 años. Del 2013 al 2015, cuando el Partido Nacionalista logró articular una mayoría parlamentaria, las discrepancias fueron de 9,7 % en promedio anual. Entre 2016 y 2019, durante el gobierno de la supermayoría de Fuerza Popular, la tasa promedio anual de discrepancia entre lo propuesto y lo aprobado fue de 19,8 %. Entre el 2020 y 2021, la pandemia moderó al Congreso y no hicieron cambios a la cifra propuesta por el Ejecutivo. Sin embargo, en los últimos tres presupuestos que corresponden al periodo del actual Congreso, la discrepancia entre la propuesta y lo aprobado alcanza la cifra de 39,9 % en promedio anual. Me deja pensando la medida en la que esta discrepancia entre la propuesta del Ejecutivo y el monto aprobado por el Congreso puede ser un indicador de la actual fuerza del Poder Legislativo.

En términos proporcionales, los congresistas han logrado que el presupuesto del Congreso exhiba aumentos increíbles en varios rubros: casi cuatro veces más en planeamiento y presupuesto, el doble en acciones de control y auditoría, y el doble en infraestructura. Sobre esto último, sí debemos reconocer que el edificio del Legislativo ronda la precariedad y nadie espera una tragedia para que se decida su remodelación completa. Sin embargo, en un entorno de recesión y de expectativas de reducción de ingresos fiscales para el siguiente año, duplicar el presupuesto de infraestructura podría sonar fatuo, más aún cuando se considera un proyecto de centro de convenciones parlamentario en el distrito costero de Santa María del Mar.

Sin embargo, es en el rubro de gastos corrientes donde el Congreso nos impacta a los ciudadanos con un recto de derecha: se multiplica por cuatro. Leyó bien: por cuatro. Si la inflación este año casi ha cerrado en el rango meta de 3 %, ¿cómo se justifica que los gastos corrientes se multipliquen así? 

Acerquémonos más a este incremento espectacular. Es probable que algunos de ustedes sospechen que los sueldos en el Congreso se multiplicarán por cuatro, pero no será así. Al examinar el detalle, vemos que en el rubro “personal y obligaciones sociales”, el aumento es “solo” de 38 % (las comillas son fosforescentes: en ninguna otra entidad del sector público este rubro ha crecido tanto). Otro aumento importante del gasto corriente es el dedicado a “bienes y servicios”, cuyo presupuesto aumentará en 35.1 %. Sin embargo, la medalla de oro del incremento se la lleva el rubro “otros gastos”, que se multiplica por 6 para superar la cifra de 5 millones de soles. Quedo atenta a quien me envíe el detalle de estos “otros gastos”, ya que no he logrado encontrarlo.

Un dato interesante, que contrasta con lo asignado a funciones parecidas en otros sectores, es el de la implementación del archivo documental y depósito, que exhibe un aumento de 4 veces. El aumento de este monto equivale al 37 % del presupuesto asignado al Archivo General de la Nación. ¿Me pregunto cuán equivalentes son? Desde otro prisma, al AGN solo se le ha asignado un total de 26 millones de soles, y a la educación intercultural bilingüe, correspondiente al Ministerio de Educación, la graciosa suma de 30 millones de soles.

Es verdad que la democracia cuesta. Pero, a la luz de estos aumentos que parecen caprichosos, me pregunto cuánto podría mejorar este gasto si se nos ocurriera traspasarlo a un programa de presupuesto por resultados.


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