La maravilla inca y una aparente oposición al ‘progreso’
Cusco alberga uno de los símbolos más importantes de la peruanidad: la construcción inca de Machu Picchu. Miles de turistas nacionales y extranjeros peregrinan en tren, otros a pie mediante el Qhapac Ñan o ‘Camino Inca’, y algunos también en bus por una ruta alternativa. Sin embargo, para el turismo, el 2023 ha sido un año retador: el contexto del estallido social generó un clima de incertidumbre para dicha actividad. Por ejemplo, la Cámara de Comercio de Cusco reporta que, en enero de 2023, apenas ocho mil extranjeros visitaron la zona de Machu Picchu. La cifra ha ido recuperándose desde entonces, aunque principalmente gracias al turismo nacional. A pesar de la situación de este año, es innegable el gran impacto económico, social y cultural que ha generado el turismo a la región Cusco.
En su libro El Cusco, paqarina moderna, la doctora Yazmín López Lenci señala que, para la primera mitad del siglo XX, el turismo hacia Cusco era principalmente de corte arqueológico o antropológico. Pero con los años, Machu Picchu y la ciudad del Cusco cobraron notoriedad en los medios e incluso en Hollywood: en 1954 se filmó Secret of the Incas, producida por la estadounidense Paramount Pictures y con un elenco que incluía a la famosísima artista peruana Yma Sumac y el actor Charlton Heston (el Ryan Gosling o Brad Pitt de esa época). Esta se convirtió en la primera película comercial grabada en Machu Picchu. Para la segunda mitad del siglo XX ya era difícil imaginar la economía y dinámicas sociales del Cusco sin el turismo. Y en el año 2006, los peruanos llenamos las cabinas de internet y los cibercafés para votar por Machu Picchu como una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo. Es claro que los turistas generalmente van atraídos a Cusco por lo cultural, la exploración natural, e incluso la espiritual, tanto por sus festividades cristianas, andinas y sincréticas: Inti Raymi, Corpus Christi, Qoyllur Rit’i, Virgen del Carmen, etc.
Pero, además de la industria turística, Cusco es una región que provee al país con riqueza mineral, como ocurre con la mina Antapaccay en Espinar, y con energía mediante los yacimientos de gas en Camisea. Y a pesar de toda esta riqueza, en la región andina hay un sentimiento de que muchas de estas dinámicas se centralizan y dictan desde la capital peruana y que, por tanto, el desarrollo no llega como debería. Por supuesto que también hay corrupción local —hay un par de exgobernadores regionales en prisión—, pero la población nota cómo muchas de las licitaciones de estas industrias se deciden desde Lima, dándole poca voz a los locales y afectando su calidad de vida. Entre los ejemplos más recurrentes está el tren de Cusco hacia Machu Picchu operado por PeruRail, compañía fundada por el actual alcalde de Lima, la cual ofrece boletos en dólares muy caros para turistas, mientras cuyo tren para locales es de pésima calidad y con limitada frecuencia. También se recuerda con irritación la forma en que fue diseñado el proyecto del gas natural de Camisea, puesto que el combustible cuesta más para los locales en Cusco que para los residentes en Lima.
Pero un nuevo motivo de molestia ha aparecido: el gobierno anunció sin previo concurso público, ‘a dedo’, que a partir de 2024 los boletos de Machu Picchu ya no se venderían por la web del Ministerio de Cultura, sino mediante una conocida web cuyo dueño es un banco limeño. Algunos medios de Lima han simplificado los detalles y sugieren que la gente en Cusco no sabe adaptarse al ‘progreso’ de este nuevo sistema digital. Las autoridades nacionales indican que este sistema traerá más transparencia, y tal vez tienen razón. Pero el sentir para los locales es que una vez más, como ya ocurrió con Camisea o con el tren a Machu Picchu, se estaría intentando pasar por encima de la consulta local y ven con sospecha un nuevo proceso de privatización. Situaciones como esta exponen las tensiones y necesidad de mayor institucionalidad en nuestro país, algo que a largo plazo afecta a todos los peruanos.
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En primer lugar no existe ningún Concurso Público sino que a partir del Estudio lo que hacen es pedir cotizaciones individuales y después generan para Joinnus una orden de menor cuantía (Así ya no es objeto de Fiscalización). Después de ello hacen una Adenda dónde añaden dos destinos más Cusco y Kuelap (son de alto volumen de venta de tickets) Adicionalmente al pago del alquiler de la Plataforma que pagará el Estado Peruano también se cobrará una comisión de 3.3% por cada boleto vendido más IGV. Es lo que entiendo. Si Machu Picchu recibe alrededor de 3 Millones de Soles para su mantenimiento y la comisión para Joinnus va a superar varias veces ese monto, no creen que no es una buena negociación para Perú. Más allá de la socialización y politización del tema.
Teleticket debe pronunciarse puesto que hay toda una polémica por el tema de venta de entradas a Machu Picchu y aquí mencionan una desproporcionalidad entre el 17% que iba a cobrar Teleticket a diferencia de Joinnus que va a cobrar 3.3% en base a que llegan a esa propuesta, compartan toda la información en aras de una mejor transparencia. #Teleticket
Centralismo es un peso k carga el Peru k se dice democratico, porque la Gente vota x un gobierno. Asistir a votar es un parte de la democracia, pero sin la voz del pueblo, en las decisiones que le afectan, deja muy fragil la democracia. Si TE quejas, TE dicen que TE gusta vivir en la corrupcion, que quieres vivir atrasado, qué eres un izquierdista. Pero el otro lado, la gente desconfia de las autoridades y Sus decisiones, por algo Sera!,
Ojala el pueblo sea escuchado, se llegue a un acuerdo, a la resolucion del conflicto, sin imponer Tus decisiones a Los otros. Eso no es democracia. Democracia es buscar consensos.
Por otro lado, personalmente ya no voy a Cusco, hay demasiada gente. He encontrado cultura, naturaleza y misticismo en otras partes del Peru. Hay tanto por explorar y descubrir en el Peru
Una desgracia este artículo.
1. El gas de camisea es para generar electricidad, no es el gas de cocina.
2. El anterior sistema de venta era primitivo, a veces no pasaban las tarjetas de crédito, y si yo quería comprar entradas para 2024 tenía que esperar a una fecha cercana (lo cual dificultaba todo el sistema de compra).
3. Hay demasiada desinformación con respecto a la venta de entradas, incluso dicen que es una privatización, cuando solo es tercerizar la venta y no las ruinas de Machu Picchu.
4. Acaso al pueblo le preguntan por qué concesionar algo y otras cosas no? Cuándo han preguntado a los limeños sobre la licitación del metro de lima o del aeropuerto? Es absurdo, a la próxima aprendan a votar, allá Pedro Castillo y su plancha presidencial sacaron más del 60%, apechuguen.