La vieja y el mar


Lima y su larga relación con el océano 


Lima celebra su cumpleaños en verano. Como recordé el año pasado en esta columna, se trata de la conmemoración de su fundación española, porque se trata de una ciudad milenaria y hoy domingo, día de playa, dos días antes de su 487° aniversario, pienso en cómo paulatinamente ha ido estrechando su relación con el mar.

En esta foto (pido disculpas a quienes nos escuchan en el pódcast, pero esta semana tocará ver unas cuantas imágenes, todas antiguas, que agradezco que hayan sido colgadas en la web por diversos entusiastas), como decía, en esta foto vemos a la Costa Verde casi sin intervención humana. El mar llega hasta la base del acantilado. 

Hoy la situación es muy distinta y se debe en parte a imágenes como esta que estamos convencidos de que Lima históricamente le ha dado la espalda al mar. Y si bien esto es parcialmente cierto, tampoco es completamente verdad. Recordemos que por mucho tiempo la capital peruana era solamente lo que hoy llamamos el Cercado de Lima, y que varios de los distritos que ahora consideramos parte integral de la ciudad eran pueblos y ciudades con identidades propias, como El Callao, Chorrillos, Miraflores y El Barranco, que existían justamente gracias a su relación con el mar.

Los relatos de los viajeros cuentan que desde antes de la Independencia era común para las familias que podían permitírselo salir del Cercado de Lima durante los calurosos e insalubres meses de verano y establecerse en un lugar de veraneo en algún pueblo cercano a la costa. Era usual mudar a toda la familia para pasar la temporada completa y, como las casas no abundaban, se construían viviendas temporales hechas de caña y esteras.

«Baños del Chorrillos»

En esta serie de dibujos de Pancho Fierro se puede distinguir cómo estas construcciones llegaban hasta el mismo mar. Se aprecia, además, la costumbre de las señoras limeñas de contratar a “indios bañadores” para que las ayuden a nadar.

«Una señora limeña nadando con el indio bañador en Chorrillos»

Como sabe cualquiera que se ha bañado en la Costa Verde, el mar puede ser bravo o manso dependiendo de varias circunstancias, y esta serie de acuarelas refleja esta variabilidad. Las mujeres y los indios entran caminando con cuidado, brazo con brazo, mientras el agua les llega a los tobillos, y avanzan hasta donde se puede nadar. Luego las mujeres, vestidas de azul, con salvavidas blanco a la cintura y sombrero de paja, se tienen que agarrar del cuello o la espalda desnuda de quien otra ilustración describe como “cholo maestro nadador”.

Es poco lo que sabemos de estas prácticas acuáticas; no sabemos exactamente en qué parte de Chorrillos se realizaban, ni qué tan comunes eran, ni cuándo comenzaron. Lo que sí sabemos es a mediados del siglo XIX los baños fríos de mar se pusieron de moda en Alemania e Inglaterra. Es muy probable que fueran personas llegadas de esas tierras las que hicieran cada vez más popular la práctica en esa Lima que poco a poco le dejaba de dar la espalda al mar.

A fines del siglo XIX e inicios del XX, los balnearios y el veraneo se pusieron cada vez más de moda. Estos fueron los momentos de gloria de Chorrillos y Barranco, donde se desarrollaron las versiones más modernas de las casas de baños y espigones, que no tenían nada que envidiarle a las que se habían desarrollado en Europa. Basta ver las fotos y las postales producidas en esta era, casas de baño con escaleras que dan directamente al mar, gente de todas las edades disfrutando del agua, todos con bañadores recatados, pero ya sin indios que los lleven a nadar.

El Club Regatas Lima es de estos tiempos. Fue fundado en 1875 y en sus muelles y espigones que han ido modernizándose, y en esa tierra que han ido ganando al mar, lograron establecer un lugar privilegiado al borde de la bahía. Al lado, compartiendo esa vista privilegiada de los acantilados, se encuentran las playas públicas de Pescadores, Agua Dulce y Sombrillas.

Miraflores, desde donde también se puede bajar al mar, construyó unos hermosos baños modernistas en los años treinta y estas fotos muestran su relación con el acantilado. No conozco bien los detalles de cuándo se hicieron realidad o cuándo dejaron de utilizarse, pero sí queda claro que en ese momento nadie le daba la espalda al mar y que, mas bien, había un esfuerzo por integrarlo a la ciudad para el disfrute de los limeños. Años más tarde se pusieron de moda las tablas hawaianas y se fundó el Club Waikiki, que se convirtió en otra excusa para meterse al mar.

Han pasado muchos años de todo esto y la capital peruana ha crecido de manera desordenada. Es mucho lo que se le ha ganado al mar con el tiempo y gran parte de esa frontera se ha convertido en una vía rápida para autos. Ni los peatones ni las bicicletas encuentran un espacio particularmente amigable en este hermoso desahogo que tenemos en la Costa Verde, pero, a pesar de eso, todavía podemos celebrar bañándonos en muchas de estas playas. En mi reciente paso por Lima lo hice en casi todas, desde las playas de arena de Chorrillos y Barranco, hasta las de piedras que Miraflores ha ido ganando poco a poco desde que se aprovechó el desmonte que sobró de la construcción de la Vía Expresa.

Estas playas podrían ser más bonitas, podrían abrirse al horizonte entre algo que no fuera una vía de tránsito rápido; podrían estar más limpias, tener más servicios, se podrían muchas cosas más. empezando por cuidar la limpieza de nuestro océano. Pero de momento, agradezco que, como hace más de 150 años, quienes estamos en Lima podamos celebrar nuestra ciudad desde el mar.  

10 comentarios

  1. Sonia Prager

    Magnífico artículo Natalia, te felicito y gracias por compartirlo con nosotros.
    Aquí dejo el cuento de Julio Ramón Ribeiro que vale la pena leerlo., y tiene mucho que ver con este artículo.
    Un abrazo fuerte!

    https://www.literatura.us/julio/pie.html

    • Natalia Sobrevilla

      gracias Sonia
      siempre pienso en esos cuentos de Ribeiro y de como cuando todavia era niña en los 80s quedaban esas barriadas en las bajadas a la playa y como fueron desapareciendo.
      Ese cuento que compartes es impactante.

  2. Fernando Fernández Marcellini

    En los 70 y 80, se podía bajar caminado a la playa por los acantilados en Miraflores, se accedía a Pampilla y Makaha. Hoy, es una escalera de cemento.

  3. Claudia Castillo

    ¡Qué maravilloso recorrido por la historia de la Costa Verde! Buenísimo artículo, gracias Natalia

  4. Isabel Perea

    Muy buen artículo, y seguimos disfrutando del mar

    • Victor Caballero

      Y este día justo ocurre un derrame de petróleo en nuestro mar

      • Natalia Sobrevilla

        Justamente Víctor, imposible saber esas cosas de ante mano, pero mi artículo de mañana habla de desastre ecologico. gracias por leernos!

  5. Richard Holt

    Excelente articulo y muy interesantes imágenes. Gracias, Natalia.

    • Natalia Sobrevilla

      Gracias por todas las enseñanzas Mr Holt, finalmente aprendí a escribir!

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