La presidenta de club de fans de la BNP


Una invitación cariñosa a (re)descubrir nuestra red de bibliotecas 


En enero llegué a Lima para continuar mi investigación sobre el museo del Instituto de Investigación Tecnológica Industrial y de Normas Técnicas, el Itintec. Las pesquisas sobre esta colección casi olvidada me han llevado a encontrarme con muchos lugares que albergan partes de nuestro pasado. Entre todos los archivos que voy visitando hay uno que se ha vuelto especial y parte de mi rutina: la Biblioteca Nacional del Perú.

Tengo muchos recuerdos asociados a las diferentes sedes de la BNP. De niña asistía a ciertas actividades en la imponente sede de la avenida Abancay y, ya en mis últimos años de colegio, pasé buen tiempo en la hemeroteca de la sede de San Borja. Entonces no tenía ningún proyecto de investigación ni sabía qué quería estudiar, solo iba a leer periódicos impresos años antes de que yo naciera. Al enterarse de mi pasatiempo, uno de mis tíos comenzó a darme misiones. Él me indicaba fechas o eventos, y yo los buscaba entre cajas y cajas de periódicos. Mis reportes incluían visitas de artistas como los Stones o Santana, encuentros futbolísticos y la pérdida de la famosa página 11. 

Ahora las tareas que involucran mis visitas están encaminadas a un solo tema. Ya no voy a buscar qué encuentro, sino que llego con una lista de datos, fechas y noticias que debo registrar. Sin embargo, ir con un norte de investigación no me quita la curiosidad por esas noticias inverosímiles que solo ocurren en nuestro país. Al final del día suelo acabar con cientos de capturas de pantalla de notas relacionadas a mi tesis, y un ciento extra de artículos pintorescos que voy enviando a mis amigos y familiares o publico, a veces, en mis redes sociales. Quienes reciben mis imágenes también sienten curiosidad, no solo por las noticias, sino por la biblioteca en sí, y poco a poco me he convertido en una vocera no oficial de la institución. 

Lo que más me preguntan es cómo se ingresa. Y para responderlo y, de paso, animarlos a visitarla, les traigo una guía de consejos para acudir con confianza y disfrutar de todos sus servicios. 

Lo primero es aclarar que todos podemos ir a la Bibliotecas Nacional. No se necesita pagar, ni sacar un carnet especial, ni tener un proyecto de investigación. Con el DNI se accede a casi todos los servicios, como las salas de estudio, la hemeroteca, la biblioteca virtual; se pueden revisar los libros peruanos publicados a partir de 1961, y los editados en el extranjero desde 1900. Sí existe un carnet para investigadores, que cuesta S/.7,90, y permite el acceso a las colecciones especiales, que requieren un cuidado mayor. Este pago se hace solo una vez, las renovaciones son gratuitas.

En la primera ocasión que acudas a una de las sedes de la biblioteca sí te pedirán registrarte como usuario. Nuevamente, el trámite es gratuito y demora sólo unos minutos. Luego, cada vez que ingreses a la BNP te solicitarán que muestres el DNI en la entrada y te preguntarán a qué sala quieres ir. El proceso incluye una revisión simple de mochilas o morrales, y que indiques si llevas una laptop, y de qué modelo es. 

También es bueno saber que hay diferentes sedes de la Biblioteca Nacional, y que los horarios de cada una varían. Tanto el local de San Borja como el de la avenida Abancay abren en un horario extendido de 8:30 a 20:00. No cierran al mediodía, como sucedía durante la pandemia, algo que muchos piensan que se mantiene. Tampoco hay que sacar cita, como ocurría en algún momento. 

En nuestra primera visita nos daremos cuenta de que la gente no va solo a leer, un mito bastante común y que desanima a muchos usuarios. Leer es genial, pero las bibliotecas son espacios que acogen muchas más actividades. Por ejemplo, las salas más concurridas en la sede de San Borja son la hemeroteca y la sala de estudio. Recuerdo que en mis épocas preuniversitarias esta última estaba monopolizada por los estudiantes de las academias que se preparaban para dar los exámenes de admisión. Ahora vemos usuarios más variados, como quienes hacen trabajo remoto aprovechando el wifi, los que escapan del calor por unas horas en sus ambientes aireados, o quienes sacan ventaja del silencio para conectarse a clases, entre otros.

Además de la hemeroteca y de la sala de estudio, la biblioteca también ofrece servicios en línea. Desde cualquier lugar se pueden revisar clásicos de la literatura, patrimonio nacional digitalizado por la institución, y recursos como fotografías, partituras y colecciones históricas. También existe el servicio Aló BNP para personas con dificultad de acceso a internet o la lectura, quienes pueden solicitar que se les lea por teléfono periódicos, libros o información de páginas web oficiales. Además, los clubes de lectura para niños, adolescentes y adultos tienen versión online por Zoom o WhatsApp; y presencial en algunas de las sedes en Breña, Rímac o Comas.  

Como presidenta del club de fans de la BNP, también me suelen preguntar si uno puede ir sin tener un tema que investigar. Algunos piensan que el personal de la biblioteca les va a consultar por qué han ido, o qué tema están trabajando. Esto no es del todo cierto. Lo que sí te van a consultar es qué documento quieres revisar y de qué año o mes es. Si no tienes ningún tema en concreto sobre el cual preguntar, pero igual quieres ir a la hemeroteca, puedes empezar buscando los periódicos más conocidos o cualquiera de las revistas que tienen. O comenzar por fechas que te interesan. O, como muchos, pidiendo ver el diario del día en que naciste. Puedes solicitar cuantos periódicos o revistas quieras, pero solo en bloques temporales de tres meses. Si prefieres puedes coger los guantes para no mancharte los dedos o protegerte si tienes algún tipo de alergia. Te sientas en cualquiera de las amplias mesas de la hemeroteca hasta que el personal te traiga lo que solicitaste. Cuando terminas con el bloque entregado, repites el proceso cuantas veces quieras. 

Para terminar, algunos consejos y datos de visitante frecuente de la sede de San Borja. Tienen estacionamiento. Es fácil de llegar en cualquier bus que pase por Javier Prado o Aviación, o en el tren. Hay enchufes en todas las mesas y adaptadores para los enchufes que no entran en los tomacorrientes. La piscina de la sede de San Borja abre hasta las 10 de la noche, y aunque no voy, veo a todos salir de ahí relajados y sonrientes. En el sótano hay máquinas expendedoras y una cafetería que sirve menú a 12 soles, pero tienes que separarlo en la mañana. Y también hay un combo de café y tamal por cinco soles que hace que me replantee volver a pagar ocho dólares por un café y un muffin en Atlanta.  

Si van en las próximas semanas a la sede San Borja podrán ver una exposición sobre escritoras y poetas Latinoamericanas. Y si me ven por la hemeroteca, no duden en saludarme, o enviarme por redes sociales fotografías de alguna noticia curiosa que encuentren durante sus visitas. 


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2 comentarios

  1. jorgelortega2055

    Ilustrativo artículo que invita a visitar nuestra gloriosa Biblioteca Nacional.
    Por alguna circunstancia he rememorado los tiempos en que fue arreciada y saqueada en la invasión de la Guerra del Pacífico, donde libros, pinturas de gran valía, estatuas, cerámicas, animales disecados y hasta vivos dejaron a nuestra biblioteca maltrecha y en cenizas. Reconstruida bajo el liderazgo de Ricardo Palma, la BNP ha tenido directores insignes entre ellos a González Prada y Jorge Basadre. Fundada el 28 de Agosto de 1821 por don José de San Martín, la BNP nos acompaña como fiel insignia que, pese a las turbulencias del país, la cultura que alberga está por encima de ideologías, polarizaciones y sesgos que tanto daño nos están haciendo.

  2. Gloria

    Gracias Ale, me encantará disfrutarla con mis chicos. Muchos éxitos en tu doctorado
    Un abrazo

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