Estadísticamente somos menos pobres, pero más amargados
La historia de reducción de la pobreza monetaria en el Perú es un exitoso caso de estudio. Hace 20 años, nuestra tasa de pobreza estaba alrededor de 50% y hoy está en 20%. Frente a tremendo triunfo, ¿cómo entender tanto descontento?
Una primera explicación está en el hito estadístico elegido. Un hogar es pobre si el total de sus ingresos dividido entre el número de miembros está por debajo de un valor referencial –la línea de pobreza– que, según los cálculos del INEI, permitiría pagar el consumo de bienes y servicios básicos (alimentos, transporte, vivienda, vestido y varios otros). Tal valor hoy es de 352 soles. La pregunta que inmediatamente surge es: ¿qué calidad de vida se puede tener con 12 soles diarios? ¿Es motivo de orgullo que uno de cada cinco peruanos sobreviva con menos que eso?
Queda claro que una cosa es estar por encima de la línea de pobreza y otra es contar con ingresos para llevar una vida digna. Seguramente por eso IPSOS, en su clasificación de niveles socioeconómicos, considera que los hogares peruanos en el nivel más bajo, el E, suman el 34%. Probablemente esa cifra tenga más sentido como medición de hogares pobres. Pero, aun así, es insuficiente para entender el descontento.
Otra dimensión del malestar debe estar, por lo tanto, en el trabajo, la herramienta por excelencia para la consecución de una vida digna. Por más esfuerzo que se ponga, para muchos el progreso resulta esquivo. La aritmética para entender esto es muy sencilla: un hogar de tres miembros en donde solo una persona trabaja, y gana la remuneración mínima vital, queda debajo de la línea de pobreza. Pero hay más. Como ya hemos comentado anteriormente, la mitad de los trabajadores del país llevan a casa en un mes típico ingresos laborales que están por debajo de una remuneración mínima vital.
Otro factor que explica el descontento es que llevamos cinco años con la pobreza en cerca de 20%, sin mayores reducciones. Estos cinco años han sido perdidos. ¡Gracias, gobernantes!
Y uno más, que me parece muy importante: la pobreza se ha movido del campo a la ciudad. Hemos estado acostumbrados a pensar que los pobres estaban mayoritariamente en las zonas rurales. Esto ha sido cierto durante mucho tiempo, pero en los últimos años ese patrón ha cambiado: en 2013 tuvimos por primera vez más pobres urbanos que rurales y hoy el 57% de los pobres están en zonas urbanas. La urbanización de la pobreza viene acelerada.
Ser pobre en una ciudad es muy diferente a serlo en el campo. La posibilidad de recurrir a familiares y amigos en busca de solidaridad es diferente. Las distancias que hay que recorrer en la ciudad son mayores que en el campo, y para hacerlo se necesita precisamente aquello que no se tiene: dinero. Además, la ayuda del Estado puede llegar más efectivamente en zonas rurales donde ya existen estrategias de combate a la pobreza puestas en práctica desde hace décadas, pero todavía no contamos con buenas estrategias de focalización de pobres en ciudades.
Escapar de la pobreza en la ciudad implica también diversos sacrificios en la calidad de vida, no cuantificables monetariamente. Los desplazamientos en una gran ciudad hacen que una persona pierda tres y hasta cuatro horas diarias en buses, combis y mototaxis, exponiéndose a asaltos y accidentes. Sume a esto la jornada de trabajo, que por lo general excede las 8 horas. El resultado es un exceso de tensión y la imposibilidad de disfrutar vida en familia. Para algunos, escapar de la pobreza monetaria pasa por caer en una pobreza de tiempo.
En las ciudades, además, las personas tienen mayor interacción con los mercados. A la sensación de malestar frente al Estado, que sentimos desde hace mucho, ahora se suma otro malestar frente a las empresas que abusan. Ellas lo hacen tanto en su rol de empleadores como en el de proveedores de bienes y servicios. En lo primero, tenemos los tristes recuerdos de las muertes de jóvenes en emprendimientos informales –Las Malvinas– y empresas formales –McDonalds–. En lo segundo, muchos tenemos historias de terror con nuestros bancos, grandes almacenes, aerolíneas, proveedores de telefonía o internet. Aquí las razones para el descontento trascienden a los pobres y alcanzan a buena parte de las clases medias. Quien no tiene contactos suficientes cae en una pobreza de agencia que limita su posibilidad de llevar una vida digna.
Si este panorama les parece sombrío, déjenme decirles que las cifras que he utilizado corresponden a un contexto de prepandemia. Algunas estimaciones indican que la pobreza monetaria subirá unos diez puntos porcentuales como resultado de las pérdidas de empleos y gastos extraordinarios que se han hecho en los hogares afectados por el virus. Razones para el descontento hay, y varias. Por eso, asustar a la gente con el comunismo y “pedirles camiseta” va a saco roto. Comencemos por comprendernos todos mejor.
Creo que en vez de referirte a las ciudades, te hubieses referido a Lima. Las características que describes, como un uso de transporte de 3 horas diarias solo aplican a Lima
Tines razon, Raul. Pero tambien tiene razon Ada, con su comentario lineas abajo.
Hola Raul , soy ingeniero agrícola. Mi percepción del descontento y frustración de la parte sur de nuestro país, cuya economía depende básicamente de la producción de alimentos ,vale decir en su mayoría (90%) , son pequeños agricultores . Éstos , no han recibido ningún apoyo ni del gobierno nacional , ni del gobierno regional. El apoyo ausente es Asistencia Técnica y Extensión, Semillas mejoradas , fertilizantes , Mecanización Agrícola, Créditos para los servicios o bienes de capital . El vínculo del Sector Estado con los productores de alimentos es NULO. Esta misma situación , la tuvo Argentina y el año 2012 la resolvió . En algunos sectores con participación del estado y en otras , organizando a los productores.
Como la sede del gobierno es Lima , todos los gobernantes tratan de mantener tranquila a Lima.
El Perú se asemeja a un Pulpo: El sistema nervioso, el cefalo tórax y el abdomen es Lima que se debe alimentar con sus brazos: las Provincias.
Este reporte ,lo hice ante los expertos del Grupo Banco Mundial , en el año 2016 y fue publicado en Enabling Business in Peruvian Agriculture.
Gracias por compartir Tus ideas. Servirán para mi exposición en la «Semana de la Ingeniería y Celebración del Bicentenario de la Independencia».
Maravillosa explicación Hugo. Cuando converso con amigos me es imposible explicar esto que tú tan claramente planteas. Tengo la intuición pero no el conocimiento ni la información suficientes. Sería mucho pedir que abras este posting para poder compartirlo libremente?
Otra cosa, me enferma ver circular en redes eso de que para salir de la pobreza hay que estudiar mucho y trabajar duro. ¿Cabría la posibilidad de que saques un posting sobre el tema?
Abrazo!
Es cierto eso de los memes de estudiar y trabajar mucho. Imagino que alguien va a un basural donde allí viven niños y les da una charla motivacional diciéndoles que ellos pueden conseguir todo lo que quieran si se lo proponen y se esfuerzan lo suficiente. Las oportunidades no son las mismas para todos, algunos ni siquiera las tienen, su mayor preocupación y esfuerzo está en ver si mañana comerán.
Gracias Annabella y Victor, me han dado la idea para la siguiente columna.
Hugo
Eugenia
Estoy de acuerdo con Raúl Mercado la realidad de viajar 3 horas es en lima, lo que si es común es el centralismo y concentración de poder en ciudades que siguen siendo focos migratorios que generan mas desigualdad de oportunidades, hasta que en lima dejen la miopia de pensar que lima es el Perú y las ciudades hagan lo mismo con sus provincias la desigualdad de oportunidades siempre será mayor y la pobreza mas aguda
Muy cierto, Miki. La discusion reciente sobre el canon minero tiene mucho de lo que indicas sobre el centralismo.
Muy interesante el análisis que haces Hugo, frente a los demás comentarios solo acotaría lo siguiente , si en Lima los demoramos 3 horas en el interior del país se demoran 3, 4, 5, 6 o hasta 8 horas para llegar a un puesto de salud o de educación a pie o en peque peque…
Muchas gracias por esta acotacion tan valiosa, Ada.
Gracias por el artículo muy lúcido. Me interesan las fuentes que usas sobre pobreza, porque quisiera consultarlas y poder usarlas en algunos de los cursos que enseño. No se si podrías compartirlas, ya sea publicamente, o a mi correo electrónico.
Con gusto, Iñigo. Varias de las afirmaciones tienen hipervinculos a fuentes que te pueden resultar de utilidad. Si hace falta alguna mas avisame y te paso mas fuentes.
Carlos Eduardo Aramburú, en reciente entrevista con Jaime Chincha en RPP, menciona que al 20% de pobreza medida a fines de 2019, hay que sumar un 34% de población que como consecuencia de la crisis pandémica ha caido en pobreza. La suma arroja un 54% de pobreza reciente. Si eso es cierto (y no veo porque dudar de las cuentas del profesor Aramburú), tenemos un panorama muy distinto y más duro para la población peruana. Ante ello veo que muchos especialistas siguen validando ese 20%, algo insostenible ante la nueva realidad que atravesamos. He aquí una explicación plausible para la emergencia del fenómeno Castillo.
Entrevista a C. E. Aramburú: https://www.youtube.com/watch?v=80n9NKjQHG4
Tremendos aportes que ha hecho Carlos Eduardo. Tenemos mucho que agradecerle. La entrevista con Jaime Chincha estuvo muy buena.
Buen artículo que combina datos del INEI con IPSOS y trabajo del autor. La presentación anexa del INEI tiene varios datos, pero casi no muestra indicadores de salud y/o acceso a la misma, y el empleo del refrigerador apenas considerado en la penúltima diapositiva que han sido importantes para la cuarentena y en especial para los más de 1 sobre cada 200 personas fallecidas en nuestro país. Y con respecto a la crisis, colegas en otros lugares se consideran de clase media cuando pueden tener un sabático, lo cual apenas ocurre en nuestro país. En Brasil esta semana recuerdan que hace 50 años hicieron un primer circuito integrado, con veinte años con retraso a países desarrollados, en Perú aún estamos por hacer eso. Esperemos que las políticas y la gestión pública permita a la siguiente generación tenga condiciones para el desarrollo.
Escalofriante…y, al mismo tiempo, un privilegio para mi país que Ud. tenga en su cerebro ( varios cerebros creo) esta información estructurada, articulada, que nos ilumina la ruta cuando todo parece absolutamente oscuro e impenetrable….Su frase «Comencemos por comprendernos todos mejor» debería estar en el Escudo Nacional.