Foco en los jóvenes


La política pública tendrá futuro desde la perspectiva de las juventudes


Ser joven implica, simultáneamente, cargar con la expectativa de ser el “futuro del país” y no ser tomado en serio por la “falta de experiencia”. El último informe de la Secretaría Nacional de la Juventud (SENAJU), Enfoque de juventudes en la gestión pública. Bases para su transversalización, invita a pensar qué pasaría si involucramos a los jóvenes y sus perspectivas en el trabajo del Estado. Este enfoque requiere priorizar las necesidades específicas de la juventud y, a cambio, se beneficia de incorporar su capacidad de innovación, creatividad y transformación. 

            De acuerdo a la Ley N° 27802, Ley del Consejo Nacional de la Juventud, este será mi último año como joven peruana. Si bien para la ONU la juventud comprende entre los 15 y 24 años, países como Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Perú consideran jóvenes a las personas que tienen entre 15 y 29 años. Estas diferencias en los rangos etarios se explican en parte porque existen distintas maneras de entender a la juventud y sus implicancias. Entonces, ¿ser joven es solo una cuestión de edad?

            Además de compartir fechas de nacimiento, el grupo social conocido como “jóvenes” tiene “necesidades asociadas a sus etapas de vida, los contextos nacionales y locales en los que viven, y sus trayectorias biográficas”. La Encuesta Nacional de Hogares 2020 reportó, por ejemplo, que el 25.1% de la población joven en el Perú no se encontraba estudiando ni trabajando (Instituto Nacional de Estadística e Informática, 2021). El trabajo y la educación son aspectos clave para su desarrollo, pero no son los únicos. El informe de SENAJU considera también la salud, la criminalidad, la discriminación y la participación como áreas prioritarias. 

            La Política Nacional de Juventudes (PNJ), aprobada por Decreto Supremo en 2019 identificó cinco causas directas de las desigualdades que afectan a las y los jóvenes. Primero, la falta de conexión entre la educación superior y el mercado laboral, y que las condiciones informales y precarias de empleo resultan en un bajo acceso al trabajo decente de la población joven. En segundo lugar, la salud integral de este grupo es limitada por la escasa respuesta de los servicios de salud y la exposición a la violencia. Otra causa de desigualdad es el bajo reconocimiento a la participación y representación juvenil en los espacios de toma de decisión. Una cuarta causa, asociada al informe que aquí discutimos, es la precaria institucionalidad pública en materia de juventud.

            La Política también incluye como causa directa de desigualdad la intersección de la edad con otras desigualdades. Las y los jóvenes son diversos y también les afectan “la desigualdad de género que existe en la atención a los derechos de mujeres y hombres, y de las prácticas de discriminación y/o exclusión de jóvenes en condición de vulnerabilidad, como las y los jóvenes de pueblos indígenas u originarios, afroperuanos, LGTBI, con discapacidad, población privada de la libertad y otros grupos de especial protección” (Ministerio de Educación del Perú, 2019).

            Por eso, el enfoque de juventudes precisa contemplar sus intersecciones con otros enfoques como la discapacidad, el género y la interculturalidad. Aunque no es explícito en el informe, es igual de importante la intersección entre el enfoque de juventud y las diversidad étnica/racial (que no es lo mismo que la interculturalidad). Los datos estadísticos sobre estas intersecciones son aún insuficientes para delinear las características de esta población y sus necesidades más allá de la edad.  

            La PNJ rige las acciones de la SENAJU y marca la pauta para hacer transversal el enfoque de juventud en la política pública. “Transversalizar” aquí se refiere a priorizar este enfoque en todas las áreas y niveles de gobierno. Este proceso también reconoce a las y los jóvenes como una población activa y con agencia  (SENAJU 2021). Reconoce su necesidad de atención específica y su capacidad de aportar al desarrollo económico, político y social del país. 

            La revisión de la PNJ y otras herramientas normativas en materia de juventud es el primer paso para la transversalización del enfoque, SENAJU. Otras acciones involucran la implementación de una comunicación institucional que, desde el Estado, considere a las juventudes según sus grupos etarios y sus situaciones de vulnerabilidad. Finalmente, el informe ofrece estrategias para alinear las políticas públicas con las “condiciones de vida y oportunidades de las juventudes”. 

            Incorporar el enfoque de juventudes tiene sus ventajas. Cuando priorizamos el desarrollo de las y los jóvenes, la participación ciudadana aumenta y los recursos se asignan de forma más equitativa entre la población. Un enfoque de juventudes contribuye al desarrollo económico del país en su conjunto. Es decir, este es un cambio que nos beneficia a todas y todos. 

1 comentario

  1. Lucho Amaya

    Hace unos minutos, el Premier Bellido ha anunciado que el gobierno impulsará el Servicio Militar Obligatorio, y que, dándole recursos e implementando o adecuando a las Fuerzas Armadas, con ese fin, trasladarán a los jóvenes, cumpliendo el SMO, a zonas alejadas del país para que realicen obras en pro de dichos lugares y comunidades… Y yo digo que eso suena bonito, sí, y hasta idílico, pero, pregunto ¿Le han preguntado a los jóvenes que opinan de dicha «ilusión»?… Este gobierno no cumple disposiciones paritarias (en los cargos ministeriales por ejemplo) que si han respetado, cada vez más, los anteriores… y ahora sale con esto, que ya había adelantado Castillo… ¿Con qué derecho deciden en nombre de los jóvenes?
    Saludos

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