Un escritor homenajeado en los descuentos que merece mucho más
“Por contribuir a enriquecer la literatura regional y nacional, respaldada por los reconocimientos recibidos gracias a su trabajo creativo”: así justificaba el Ministerio de Cultura hace un mes y medio el título de Personalidad Meritoria de la Cultura que le fuera otorgado al escritor huancaíno Sandro Bossio, un reconocimiento muy merecido. Bossio desde hace ya buen tiempo estuvo afectado por una enfermedad que terminó con su vida el lunes de esta semana.
Repito que me parece un premio a la altura de una carrera literaria y profesional impecable, pero no puedo dejar de lado cierta suspicacia: ¿se lo habrían dado de no encontrarse, a sus apenas 53 años, ante el inminente final de sus días? Lo dudo. Creo que en este tipo de gestos hay cálculo, sentido de la oportunidad. Y esta desconfianza no es gratuita; más bien, se sostiene en recientes gestos del Ministerio de Cultura como la razzia efectuada en IRTP, entidad que pretende convertirla en una difusora de propaganda gubernamental; la falta de condena ante los atropellos criminales y racistas de las fuerzas de seguridad durante los hechos de diciembre y enero; o la vergonzosa recepción de la cúpula de La Pestilencia en las mismas oficinas ministeriales, saltándose todos los protocolos, zafando responsabilidades y pretendiendo excusarla con los argumentos más absurdos a la mano.
Lamento estar desdeñando indirecta y malamente el trabajo de los no pocos funcionarios responsables y comprometidos que trabajan en la institución, pero lo cierto es que los gestos públicos del Mincul recaen en su cabeza reconocible, la misma que hoy funge de operadora política del Ejecutivo.
Son muchos quienes se han referido a las cualidades personales y literarias de Bossio, las que suscribo de pe a pa, aunque solo conversara con él en tres ocasiones. Un hombre fino, discreto, de sobria distinción. Sus amigos, alumnos y colegas lo recuerdan ya con muchísimo cariño por sus atenciones y sus buenas maneras. Pero más allá de la huella de su encanto y del amor de los suyos, lo que realmente le sobrevivirá será su obra, sus libros. Bossio fue un catedrático, periodista y gestor cultural importante, pero como escritor resultó sobresaliente.
Para que sepan quienes aún no lo leyeron, también fue prolífico y precoz: con solo 26 años ganó en Arequipa el premio nacional de novela Alfonso Bouroncle con Caminos de sangre. Desde entonces escribió, publicó y fue premiado dentro y fuera del país por sus cuentos, algunos sencillamente excelentes, como ‘El hombre que habló con la muerte’, ‘Réquiem por una pianista polaca’ o ‘Kassandra’, reunidos en Crónica de amores furtivos (2008), Kassandra y nueve mentiras menores (2011) y Noche de ronda (2018); además de volúmenes de crónicas y microrrelatos, y novelas: La fauna de la noche (2011), Territorio muerto (2014) y El aroma de la disidencia (2016). Sin embargo, el libro más conocido y reeditado, acaso el más valioso de su producción, sea El llanto en las tinieblas, con el que ganó el premio de novela breve del BCR en 2002.
Ambientada en el Callao colonial, esta es una historia de amor entre un músico y una prostituta culta, quienes han vivido experiencias de lo más fascinantes y rocambolescas antes de su encuentro, condenado desde siempre a la fatalidad. El libro, pese a su brevedad, es una muestra de virtuosismo: con un lenguaje cuidadísimo y con una fluidez de escritor maduro (pese a su juventud) pasamos del humor al erotismo, de las estampas costumbristas a los espacios más agobiantes, de la religiosidad beata a la magia y el ocultismo, mientras nos acercamos a la vida del puerto de hace tres siglos a través de una amplia galería de personajes, muchos de ellos memorables.
Además de todo lo dicho, Sandro Bossio fue un indesmayable agitador cultural en su ciudad, algo así como el gran anfitrión de cuanto encuentro o feria se daba en Huancayo, el referente que, siempre generoso, siempre elegante ―con ese aire de Vallejo del Mántaro― se prodigaba en las visitas.
Cuánta falta va a hacer este señor.
Quizá sí haya sido muy duro. Porque si bien no hay un solo día ―pero ni uno solo― en el que la prensa que hace su trabajo no denuncie un hecho bochornoso o miserable o, más comúnmente, ambos de parte de las instituciones gubernamentales, honrando a Sandro Bossio sí atinaron. Ahora bien, siendo el de Personalidad Meritoria de la Cultura un reconocimiento nominal (quiero decir, a los merecedores no les cae ni un sol), una manera de honrar la memoria de Bossio por parte de las autoridades del sector sería abriendo más bibliotecas en todo el país, surtiéndolas de libros de autores peruanos, sacando adelante más concursos y becas de creación, estimulando el quehacer cultural. Hechos concretos, políticas decididas.
Al resto nos queda leerlo.
Pensar, escribir, editar, diseñar, coordinar, publicar y promover este y todos nuestros artículos (y sus pódcast) cuesta y nosotros los entregamos sin cobrar. Haz click en el botón de abajo para contribuir y, de paso, espía como suscriptor nuestras reuniones editoriales.
Solo una acotación , donde dice 26 años, debe decir 16 años. A los 16 años con su obra “Caminos de sangre” ganó el premio nacional de novela “Alfonso Bouroncle”.